La titular de Pro critica a la exgobernadora bonaerense: “Ese pensamiento individual va en contra”; pidió ampliar la coalición y aseguró que le ganará el juicio al Presidente
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Anoche, la presidenta del Pro, Patricia Bullrich, aseguró en el programa Hablemos de otra cosa que le ganará el juicio que Alberto Fernández le inició por la acusación de “retorno” que la dirigente de la oposición le hizo al Gobierno por el frustrado contrato de las vacunas con Pfizer. Ayer, al mediodía, en la audiencia de mediación no llegaron a ningún acuerdo y ahora el Presidente recurrirá a la justicia civil.
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A continuación, algunos de los tramos más importantes de la entrevista emitida por LN+.
-¿Qué se juega en estas elecciones?
-Se juega mucho. El otro día Mario Negri dijo una frase muy elocuente: “Estamos a siete diputados, si el kirchnerismo gana, de que tengan la mayoría”, lo que podría significar un cambio muy importante en todo lo que hace a la Justicia, al control republicano y a la seguridad jurídica. Así que estamos decididos a jugar muy fuerte en esta elección.
-En la anterior entrevista que te hicimos en este programa [diciembre de 2018] decías que tu tiempo para ser presidenta parecía haber pasado, pero ahora ya no das tanto esa sensación.
-Estábamos jugando una candidatura presidencial [cuando el entonces presidente Macri aspiraba a su reelección] y es muy importante no generar ningún tipo de confusión respecto de quién es el candidato. Son momentos distintos.
-Macri habla de unas PASO presidenciales de Juntos por el Cambio en 2023 muy abierta. ¿Te ves ahí?
-Uno de los temas importantes en este momento de JxC es no adelantar 2023. Ahora, el partido es este [las elecciones legislativas], si se pasa ese partido, después llegaremos a la semifinal, que será esa PASO. Adelantamos los tiempos si cada uno hace su juego individual. Necesitamos jugar en equipo. JxC ha logrado ser una fuerza política que, además, se ha convertido en una fuerza social, un salto históricamente importante. Tenemos mucha penetración en los sectores medios. Los que han sufrido económicamente en este tiempo nos han venido a buscar y hemos estado con los que han sufrido la invasión de su propiedad privada. El gran paso de JxC, y en mi caso como presidenta de Pro, es pensar la política, más que de manera marketinera, en términos de representación de aquellos intereses y anhelos de tantos argentinos que quieren ver una Argentina fuerte, potente, con capacidad de producción, educación y que no se resigna a esta Argentina tan caída y decadente.
- ¿A qué juega María Eugenia Vidal?
-Este año ha tenido muy poca participación. Después del libro que publicó ha salido con más fuerza, pero me parece que ella está tratando de tomar distancia de nuestro propio gobierno. Creo que estas cosas no son así: si uno participó de un equipo, hay que pelearla con el equipo.
-Es en el Conurbano el lugar donde particularmente Macri pierde la posibilidad del ballotage.
-Tuvimos 1.800.000 votos de diferencia en el Conurbano así que ahí el golpe político fue muy grande. Tampoco se puede pensar que eso fue solo por los dirigentes bonaerenses. Hay que hacer una lectura más nacional.
-Está clara la postura de Juntos por el Cambio como oposición frente al Gobierno, pero no tanto cómo se van a parar ustedes de puertas para adentro.
-Lo que nos pide la gente es que sean todas las voces juntas.
-¿Duros y blandos juntos?
-Yo tengo un temperamento fuerte, pero puedo ser dura cuando hay que ser dura y blanda cuando hay que ser blanda.
-¿Vidal no suma si no quiere jugar en la provincia de Buenos Aires?
-No digo que no suma. Lo que digo es que no es una elección donde cada uno puede pensar individualmente. Creo que ese pensamiento individual va en contra de lo que le conviene a JxC y a la sociedad que estamos representando, al argentino que le cerraron el negocio, al chico que no está estudiando y al juez que necesita hacer justicia sin que lo aprieten. ¿Les conviene un JxC que esté pensando individualmente o que esté sólido en la defensa de los intereses de la República, de la sociedad, de la economía de las familias que ha sido muy golpeada en este tiempo? No hacerlo nos convierte en politiqueros.
-Si jugara Vidal en Capital, ¿irías a la interna?
-La PASO es un buen instrumento, pero en determinados momentos históricos en donde jugás mucho como ahora, puede ser un martillo que golpee tu propia mano. En este momento absolutamente la lógica pasa por el consenso.
-¿Y cuán lejos o cerca están de eso?
-La verdad es que no lo sé porque el dialogo es bastante poco fluido. Es por abajo, subterráneo, todos los días sale una encuesta, una cosa en la prensa. Yo no soy así, soy una persona más franca, más directa, más concreta, al pan pan y al vino vino.
-¿Dialogás con María Eugenia?
-He hablado hace un tiempo, pero cuando dice “no sé qué voy a hacer”, tengo otra mirada que no es individual.
-¿Algo que puedas decir sobre la audiencia virtual con el Presidente?
- Ya fue, pero es confidencial. Cerró sin acuerdo. Nada más.
-Hablemos de tu incursión en el tema vacunas.
-Lo que hizo Ginés González García con las vacunas es realmente terrible y no haber firmado ese contrato, como diría un abogado penalista que ahora es presidente de la Nación, es la misma prueba, tal como lo fue el Memorándum con Irán.
-Ginés González García se siente un poco víctima de la palabra “negligencia” que coló en la ley Cecilia Moreau.
-Eso no es así. Fui tres veces diputada y una palabra así te la dictan del Ministerio de Salud. Aparte mirá los tiempos: empiezan a discutir en julio y en noviembre sale la ley, ¡cinco meses! Esa ley era para no firmar ese contrato. El sentido era jugarse por AstraZeneca. El mismo Ginés González García lo dijo: “Nosotros le pedimos intercambio de tecnología”. Eso se llama desarrollo local. Pfizer dijo que no y el contrato no se firmó y si AstraZeneca no hubiese fallado y llegado a tiempo, lo de Pfizer nunca hubiera tomado vuelo.
-El CEO de Pfizer dice que no hubo pedidos de retornos.
-No dije que le habían pedido un retorno a Pfizer, sino que le pidieron un desarrollador local, que es la matriz kirchnerista.
-Retorno es igual a coima.
-Es Lázaro Báez, es poner una persona que te garantiza un retorno. Es lo que dije exactamente. No dije que le pidieron a Pfizer.
-¿Qué esperás del juicio después de la audiencia con el Presidente?
-Que lo voy a ganar. El que tiene que explicar es él. Primero, tengo libertad de expresión; segundo, que yo puedo hacer una deducción y tercero, concretamente el que tiene que explicar siempre es el funcionario. Él se tiene que retractar porque impidió que la Argentina tenga una cantidad de vacunas que hoy harían que nuestra economía y educación estuvieran mucho mejor. Es el presidente de la Nación el que tuvo la herramienta en la mano. Su firma es una prueba per sé.
-En tu familia hay artistas por un lado (su prima hermana Fabiana Cantilo, César Banana Pueyrredon) y políticos por el otro (Juan Martín de Pueyrredon, Honorio Pueyrredon).
-Así es, los políticos también somos artistas. Cantar no era mi fuerte, siempre desentoné, así que me dediqué a otra cosa.
-Tu abuela quería que fueras radical.
-Mi abuela era radical de alma. Su padre había sido ministro de Yrigoyen y Alvear, y ganó las elecciones anuladas del 5 de abril de 1931 a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Conocí a Ricardo Balbín a los quince años. Pasó el tiempo. Mi madre conoció a Diego Muñiz Barreto y a Fernando Abal Medina; mi hermana se enganchó con Rodolfo Galimberti. Un día me tomé un colectivo y me fui al local de la JP, me mandaron al Abasto a censar a los que vivían en conventillos y hoteles, hombres solos, gente muy humilde del Norte. Yo venía de colegio privado inglés y entré a preguntar en un hotel alojamiento cuántos vivían ahí. ¡Salí colorada como un tomate! Después estuve nueve meses presa en Devoto.
-Pasaste de los fierros montoneros a los fierros de las fuerzas de seguridad.
-Cuando salí del país y vi lo que era la democracia, el mundo y el estado de derecho, ahí me di cuenta del valor de muchas cosas que no le daba importancia. Entendí que no había resolución de la vida política por mecanismos iguales a los que quería combatir. Hoy me hace pensar mucho eso el caso Ortega/Somoza. Es un excelente ejemplo de adónde hubiéramos terminado si nuestro proyecto triunfaba.
-En tu libro Guerra sin cuartel hacés un balance de tu gestión.
-En la Argentina había que dar vuelta el modelo zaffaroniano y garantista en el que el delincuente solo actuaba porque tenía algún drama y había que perdonarle el delito aunque fuera violador o asesino. Para dar vuelta eso había que generar un incentivo muy fuerte para que las fuerzas de seguridad sintiesen que no son los victimarios sino que actúan en defensa de la sociedad y en cumplimiento de su deber. Fue un cambio de paradigma muy fuerte que entró en el corazón de las fuerzas de seguridad y de la gente. El modelo del kirchnerismo es de ataque total y absoluto a las fuerzas de seguridad y que estén prácticamente invalidadas de actuar. Siguen con la idea de que son fuerzas opresoras y no democráticas. Lo mismo con las Fuerzas Armadas. Esa desconfianza genera un sistema de fuerzas de seguridad que se retroalimentan a sí mismas porque sienten que la sociedad las mira raro.
- ¿Cómo viviste el escrache organizado hace por el canal C5N?
-Hubo algo muy importante para mí: los taxistas me avisaron tres horas antes y LN+ se dio cuenta y mandó una cámara. Me quedé mirando desde el balcón, empezaron los vecinos a gritar y después se armó un cacerolazo increíble.
-¿Es cierto que vas a convocar a Viviana Canossa y a Oscar Ruggeri para que sean candidatos?
-Me parece muy importante que en cualquier lista haya gente que venga de lugares distintos porque le dan otra mirada. Con nosotros está trabajando el bailarín Maxi Guerra que aporta mucho. La otra vez tuve una conversación con El Dipy, que tiene ese sentido común tan profundo de la persona que quiere progresar. Creo en la apertura. No hablé ni con Ruggeri ni con Viviana Canosa, pero el criterio es que se sume gente con posturas distintas a las de la política. Me gusta.
-Tres medidas fuertes si fueras presidenta.
-La primera, shock de baja de inflación para generar confianza en toda la economía; la segunda, adecuar el sistema laboral a los tiempos que vivimos y abierto a la tecnología y a poder entrar y salir de un trabajo sin que te cueste todo el capital de tu empresa. Y la tercera, revertir total y absolutamente la política asistencial por una política salarial. La asistencia tiene que ser por seis meses y a trabajar. No podemos mantener a la gente estancada en el empobrecimiento permanente porque es una sociedad que se congela en lo peor.
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