Patricia Bullrich: “La Ciudad tendría que haber jugado más fuerte”
La quita de fondos a la ciudad de Buenos Aires ha generado debate y opiniones disímiles entre los dirigentes de Juntos por el Cambio. "Nosotros tendríamos que haber salido con más fuerza en defensa de la ciudad", reprocha Patricia Bullrich en diálogo con LA NACION. A su vez, cuestiona la postura moderada del jefe de gobierno porteño: "La realidad es que acá el único diálogo que ha habido fue al comienzo y por la cuarentena", y sostiene que conversar con el presidente Alberto Fernández es imposible, porque "un día dice una cosa y al siguiente otra, es un tipo con una palabra muy devaluada". La presidenta de Pro, que acaba de publicar el libro Guerra sin cuartel, sobre su tarea en seguridad, se refirió además a los futuros liderazgos de su espacio político e hizo un repaso por sus días como ministra.
–¿Qué opina de la quita de los fondos al gobierno porteño y lo que pasó en el Congreso con el gobernador cordobés, Juan Schiaretti, y sus cuatro diputados?
–No sé qué conversaciones pudo haber habido, nunca pensé que los diputados de Córdoba iban a votar a favor de la coparticipación, el Gobierno les arregló un par de cositas, de deudas. Yo no pondría la estrategia en los cuatro diputados de Córdoba, nosotros tendríamos que haber salido con más fuerza en defensa de la ciudad.
–¿Cómo hubiera sido salir con más fuerza?
–Fuimos a la Corte, eso estuvo muy bien; ahora habrá que jugar todo en la Corte, era evidente que en el Parlamento nos iba a pasar esto.
–¿Rodríguez Larreta podría haber jugado más fuerte?
–Desde el momento en que te anuncian que te van a cerrar los fondos, yo creo que la Ciudad tendría que haber jugado más fuerte, haber tenido una acción en todos los planos. Larreta es un muy buen gobernante. Hay que saber cuáles son las conversaciones que tenés en el medio, hay que saber que Alberto [Fernández] un día dice una cosa, al siguiente otra, es un tipo con una palabra muy devaluada. Es muy difícil trabajar cuando tenés enfrente a alguien como el Presidente.
–¿A Horacio Rodríguez Larreta le da el perfil para pelear en contra de la maquinaria del Gobierno?
–En la cancha se ven los pingos, vamos a ver, creo que el kirchnerismo juega fuerte y cuando a vos te apuestan fuerte, tenés que apostar fuerte.
–Rodríguez Larreta dice que opta por el diálogo.
–Una cosa es lo que uno puede decir, otra cosa es lo que te pasa. La realidad es que acá el único diálogo que ha habido fue al comienzo y por la cuarentena, una cuarentena eterna que nos mató. Nosotros nunca estuvimos de acuerdo con la cuarentena eterna, ni como Pro ni como Juntos por el Cambio. Creo que Horacio va a tener años difíciles, ahí se verá su personalidad. Juntos por el Cambio, y en especial Pro, tiene muchas alternativas y muchas opciones, y va a haber pelea.
–¿Cuáles van a ser esas alternativas?
–[María Eugenia] Vidal es una, Bullrich es otra, Macri es otra, también [Miguel] Pichetto es un tipo con un peso político muy importante. Las próximas elecciones son parlamentarias, creo que si adelantamos un debate sobre el futuro de quién va a ser candidato a presidente, a quién le va a tocar conducir el país, nos equivocamos, no es el momento.
–Cuando dice Bullrich, ¿habla de usted?
–Puede ser Esteban también.
-¿Va a jugar Macri en las próximas elecciones?
–Mauricio Macri es una persona totalmente presente en Juntos por el Cambio y en Pro, es el fundador, el que abrió una escuela de la que salieron muchísimos dirigentes, diputados, senadores, intendentes. Ahora, me parece que su lugar es poner en claro que esta fuerza política y estas ideas puedan cambiar la Argentina; tiene un sentido que va más allá de su persona. Para alguien que fue presidente, ir a la Cámara de Diputados no es interesante.
–¿A quién le habla Alberto Fernández cuando dice que la pobreza no se soluciona con planes, sino con buenas condiciones para los empresarios?
–A mí me cuesta entenderlo, lo veo muy endeble, le tocó una tarea para la que no se había preparado y se nota. Poco antes había sido jefe de campaña de [Sergio] Massa, y de golpe, candidato a presidente y presidente, yo lo veo poco preparado para el cargo.
–¿La llamó Lilita Carrió hace unos días? ¿Se amigaron?
–Conversamos bastante, una vez por teléfono y otra en su oficina, charlamos de las estrategias, de nuestra relación, de nuestros valores, de las cosas que nos unen; fue una buena charla.
–¿Estaba preocupada porque Daniel Rafecas fuera el procurador?
–La primera vez que hablamos estaba preocupada por la idea de que hubiese un procurador que no fuese un kamikaze, capaz de cualquier cosa, veía en Rafecas a una persona más moderada. También hablamos de cómo tiene que pararse la oposición; la debilidad de Alberto Fernández, cómo evitar que su debilidad no se lleve puestas las instituciones de la Argentina.
–Hubo dos noticias judiciales fuertes esta semana: la decisión de Casación de validez de los arrepentidos en la causa cuadernos y, por otro lado, el fallo de la Corte sobre el tema Boudou. ¿Qué quieren decir?
–Yo creo que esto muestra que la Argentina tiene muchas reservas institucionales; a pesar de que estamos mal, hay que valorarlas. La última vez que fui a Venezuela hablé con una jueza, se sentó al lado mío y escribía y otra persona hablaba. A ella, el régimen le había prohibido la palabra. Cuando en la Argentina sentís que hay frenos institucionales al intento de impunidad, a mí me da confianza. Vivimos en una montaña rusa, hay una decisión que muestra una cosa y de golpe tenés una decisión que va en contra de eso.
–¿Cuál podría ser la autocrítica desde Juntos por el Cambio por la gestión de gobierno que hicieron?
–Creo que no le dimos un proyecto a la clase media, y estaban muy acogotados por los impuestos. Y cuando estábamos ordenándonos vinieron las PASO y ahí tuvimos un golpe muy fuerte, no pudimos salir de ese corset económico. Lo segundo, es que no terminamos de generar un cambio importante en lo social, mantuvimos una estructura social dominada por las mismas organizaciones que generan estancamiento y no fuimos hacia la libertad de la gente. En el tema económico deberíamos haber tenido un mando más unificado, y en el tema social, más claridad conceptual.
–¿Cuál es su rol hoy en su espacio político?
–Hoy el país tiene dos grandes coaliciones, Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. Mi tarea es cuidar la coalición, que todos nos sintamos parte. Hubo un momento difícil, pero ahora nos damos cuenta de que si el Gobierno nos ataca, le saca los fondos a la ciudad, cambia una fórmula previsional para poner una peor. ¿Finalmente era preocupación por los jubilados o era para no darnos poder a nosotros, para no permitirnos gobernar? Creo que nos están uniendo cada vez más.
–En su libro usted repasa su tarea como ministra de Seguridad. ¿Siente que fue el cargo más importante que tuvo?
–Primero, fue un mandato completo, si bien fue muy difícil ser ministra de Trabajo y es muy importante el empleo y la relación con los sindicatos es compleja, ahí jugás con cosas mucho más de fondo, es la vida de la gente, sabés que si bajás la tasa de homicidios estás salvando vidas de una manera directa. Además, trabajar con fuerzas que han tenido problemas y han sido discriminadas, a las que las han puesto siempre como el excremento de la sociedad, no fue nada fácil.
–¿Fue más difícil por ser una mujer en medio de un entorno de hombres?
–Sí, un mundo de hombres. Primero te miran, te observan y te miden y te tenés que ganar el respeto. Lo mismo pasa con tus funcionarios, te miran, te compiten, creen que son mejores que vos, que van a llevar mejor la conducción. Creo que la frase que me marcó en esto fue la que me dijo el jefe de Policía cuando terminamos el mandato: "Nunca respeté tanto a una jefa". Cuando tenés una idea clara y estás convencida de esa idea, no te puede ir mal porque sabés para dónde ir. El problema es cuando no sabes para dónde ir.
–¿Cuál fue de todos los casos que vivió en ese momento el que más la marcó?
–Fue el caso Maldonado, para nosotros fue la lucha cultural estratégica más fuerte que vivimos; en la población había mucha gente que me apoyaba, en la dirigencia había más miedo. Mauricio Macri siempre apoyó la decisión de dar una batalla tan de fondo. La batalla no era por la verdad, era por que la mentira no se transformase en verdad. El objetivo que tenían era que quedara para la historia que Santiago Maldonado era un desaparecido al que lo había torturado y matado la Gendarmería y que nosotros éramos cómplices, y el que no repetía eso era un traidor.
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