Patricia Bullrich, en Washington: “Juntos por el Cambio está llegando a la desaparición como coalición”
La ministra de Seguridad mantuvo reuniones con funcionarios del gobierno de Joe Biden, participó de un encuentro en la OEA y de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC)
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WASHINGTON.- Patricia Bullrich dice que Juntos por el Cambio está en una crisis “muy fuerte”, cerca de la desaparición, y ve una alianza hacia las próximas elecciones entre el Pro y La Libertad Avanza anclada en las ideas.
“Estamos en el momento más complejo”, dijo Bullrich en una entrevista con LA NACION en Washington, donde mantuvo reuniones con funcionarios del gobierno de Joe Biden, participó de un encuentro de seguridad en la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), donde Javier Milei hablará el sábado.
“Juntos por el Cambio está en una crisis muy fuerte, llegando casi a la desaparición como coalición. Ya la interna demostró una pelea de posicionamientos políticos muy claros y el hecho de haber ganado nosotros las internas con un fuerte mandato de cambio mucho más profundo no fue tan aceptado. En vez de haber, no digo una subordinación, pero si una aceptación de que ganó una política más disruptiva de llevar adelante un shock, de salir del fracaso del modelo usado en el 2015 al 2019, es como que los que perdieron siguieron como si nada hubiera pasado”, afirma.
Bullrich ofreció en Estados Unidos una muestra del nuevo alineamiento de la Argentina en política exterior: “El primer mensaje es que nosotros en Washington tenemos un gran aliado para la seguridad y para los desafíos nuevos que tenemos en torno a fenómenos inéditos que se van generando en América latina”, afirma.
–¿Cómo ve el alineamiento entre La Libertad Avanza y Pro?
–Me parece que si uno mira lo que nosotros le ofrecemos al votante de JxC, mi candidatura, y lo que ofreció Milei como propuesta, sacando algunos temas en los que había visiones distintas, la mirada del camino económico, la seguridad, de un país simplificado, desregulado, todo eso iba en la misma dirección.
–¿Tiene que haber una nueva coalición?
–Vamos a esperar los términos exactos, pero uno se imagina que en 2025, en las elecciones legislativas, debería estar la propuesta del afianzamiento del cambio y la propuesta regresiva que todos los días intenta que el cambio no se haga. Esos deberían ser los dos polos más importantes de la elección, y lo que queda en el medio prácticamente no tiene cabida, ni espacio.
–¿Qué papel tiene Mauricio Macri?
–Macri va a dirigir el partido, quiere dirigirlo, y desde mi punto de vista el partido tiene que ser como fue en las PASO, como fue en la campaña: nítido. No puede tener ambigüedades. No puede ser un partido catch all. No le sirve a la Argentina, que está en un realineamiento de ideas y tiene que tener un cambio de prácticas políticas, prácticas menos perversas, menos corruptas, menos corporativas, más limpias.
–¿Cómo está su vínculo con Macri?
–Cuando terminaron las elecciones, los vectores de poder o de representación fueron muy claros. Yo dije con Petri: hay que votar a Milei y el 100% de la gente nos siguió. El resultado fue la suma perfecta de las dos coaliciones. Ahí está la gente. Y eso siguió una línea que viene de las PASO y es nuestro público, mucho se fue con Milei. Y del otro lado está el público del kirchner-peronismo, Massa, Kicillof. El peronismo más el kirchnerismo que actúan juntos.
–¿Y el radicalismo?
–El votante radical votó el cambio. Ahora, hay una parte de la dirigencia -una parte, otra parte no- que está poniendo algunas dificultades. ¿Cómo es el vínculo con Macri? Yo no voy a poner trabas al cambio, ni condicionamientos. Ese es nuestro gran desafío. Yo defino al partido en términos de ideas y tiene que ser un partido nítido en ideas y eso es lo que viene sucediendo de 2019 hasta ahora. Cada vez es más nítido en ideas. Con Macri esa discusión se puede saldar bien.
–¿Está poniendo condiciones?
–No lo sé, porque no he hablado de ese tema con él.
–¿Qué balance hace del Gobierno?
–Muestra una convicción de un rumbo y que se mantiene incólume frente a los problemas que tiene, no cambia el rumbo, no se asusta, es un gobierno sin marcha atrás. Y creo que en la historia argentina es lo que el país necesitaba, porque las marchas atrás permanentes de gobiernos asediados por el intento de gobernabilidad del peronismo en distintos momentos del a historia hicieron que todo se frustrara.
–¿La ley ómnibus no fue una marcha atrás?
–Para mí, no. Yo lo dije durante toda la campaña. Si vos tenés 100, es el máximo que querés conseguir, y cero es mantener las cosas peor que como están. Cuando mandás una ley al parlamento tenés un punto en el que el cambio se transforma en continuidad. No sé, 60, 70 por ciento de lo que vos pretendés en una ley, y comienza a gestarse la continuidad. Las provincias se llevan un punto del PBI, cuando en realidad tenés que bajar el gasto. El Estado le aumenta el déficit. Entonces, finalmente la ley termina siendo un instrumento inservible y hay que usar otros instrumentos para llegar al resultado que no podés negociar, y eso es justamente no dar marcha atrás. Llegó un punto en que la ley ya había tenido muchos puntos de negociación y si seguía teniendo una negociación iba a terminar siendo una ley que mantenía las mismas bases del desastre argentino, aumentaba el déficit, las provincias solucionaban sus problemas sin importar el país, y el gobierno nacional aumentaba el déficit cuando había que bajarlo. El resultado no era positivo. Y cuando un resultado no es positivo, tenés que buscar otro camino.
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