Patricia Bullrich aguarda que Milei la confirme en Seguridad, pero ya arma equipo y tiende puentes con Villarruel para aplacar la tensión
La excandidata presidencial se mueve con cautela ante la falta de oficialización del presidente electo y por los ruidos internos que generó en LLA y Pro su inclusión
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Patricia Bullrich actuó sin dudar un segundo cuando recibió el llamado de Javier Milei, pero ahora aguarda que el presidente electo formalice su decisión antes de salir a confirmar un secreto a voces en Pro: que ya aceptó el ofrecimiento para volver a tomar las riendas del Ministerio de Seguridad.
Tras quedar relegada al tercer puesto en las elecciones presidenciales, Bullrich se alista para retomar el protagonismo. Se siente reivindicada por haber apostado al acuerdo con Milei para frenar a Sergio Massa y ahora optó por volver a la función pública.
Quienes la tratan a menudo cuentan que en privado la excandidata presidencial intentó ser prudente para no dar un paso en falso. Es que las marchas y contramarchas en torno a las designaciones de eventuales funcionarios del Gabinete de Milei provocan reparos en el equipo de la titular de Pro. En el entorno de la exministra también toman distancia del malestar de la vicepresidenta electa Victoria Villarruel, que estuvo a cargo del área de Seguridad durante la campaña, con Nicolás Posse y Guillermo Francos por haberla dejado al margen de la negociación con Bullrich. Es más, hubo sondeos de dirigentes cercanos a Bullrich y Villarruel para pacificar las aguas.
“Está todo stand-by. Somos cautos hasta que lo confirme el presidente. No vamos a adelantarnos a la decisión de Milei”, sostienen allegados a la exministra. Esta mañana, horas después de que el líder de La Libertad Avanza hiciera trascender que había acuerdo con Bullrich, Villaruel visitó a la plana mayor de la Policía Federal y a la cúpula de la Prefectura Naval. Reconoció que no había hablado con Bullrich, pero apoyó la decisión de Milei. En la intimidad la notaron disconforme con que la hayan relegado a un segundo plano en un sector que ella controlaba. No obstante, se enfoca por estas horas en la transición en el Senado y la batalla con el kirchnerismo por la presidencia provisional de la Cámara alta.
“Nos están pidiendo un aporte en un lugar en que ellos están débiles. Patricia no pisa a nadie”, señala una figura leal a la exministra. Pablo Walter, uno de los que acercaron a Bullrich con Villaruel, ya tejió para integrar los equipos y aunar fuerzas. De hecho, fue el encargado de negociar la recorrida de campaña en Tigre, territorio massista, después del Pacto de Acassuso. “Victoria ve con buenos ojos a Patricia. Cuando se confirme, será la primera con la que vamos a hablar”, dicen en el bullrichismo. Es más, en un intento de no agitar más el avispero, le quitan posibilidades a la presunta conversación con Milei para incluir a Luis Petri en Defensa, otra área que iba a quedar bajo la órbita de Villarruel.
En el campamento de Bullrich sospechan que la demora en la confirmación de Milei a su eventual designación está vinculada al estilo de comunicación que intentará imprimirle el presidente electo a su gestión. Entienden que buscan equilibrar a la hora de anunciar incorporación amarillas, libertarias o peronistas, como los representantes de Juan Schiaretti.
La titular de Pro transmitió a su mesa chica que decidió aceptar la propuesta, pese a que no le entusiasmaba regresar a Seguridad, porque procura colaborar para que el gobierno de Milei “salga bien” y sabe que asumirá en un área clave con visibilidad en una gestión que deberá hacer un ajuste en plena crisis. Además, el jefe de LLA ofrecía ese puesto a Bullrich. La convenció con la última llamada. La Cancillería y la jefatura de Gabinete, dos cargos codiciados por la excandidata presidencial, ya estaban ocupados. “La Presidencia era el desafío de su vida, pero quiere hacer un aporte. Y esto es lo que hay”, puntualiza un colaborador estrecho de la exministra.
En el entorno de Bullrich evalúan que corre con las ventajas de haber manejado el Ministerio de Seguridad y tener estrechos lazos con las fuerzas, por lo que estiman que el 11 de diciembre los policías, prefectos y gendarmes se “encuadrará” de inmediato. A su vez, especulan que podrán exhibir resultados en los primeros seis meses. Las calles serán la caja de resonancia de la resistencia que podrían provocar las medidas de Milei para estabilizar la economía y, sobre todo, achicar el déficit fiscal y reducir el gasto político.
El equipo de Bullrich
Por esa razón, pese a que Villaruel tomó distancia y Milei no la confirma, Bullrich ya empezó a sondear personas para organizar el equipo del Ministerio, una señal que decidió regresar al puesto. Quien se puso al frente de esa tarea es el economista Martín Siracusa, uno de los hombres de confianza de Bullrich y el encargado de prepararla para los debates presidenciales. Las históricas oficinas de la excandidata de JxC en Avenida de Mayo se convirtieron en el nuevo centro de operaciones. Trasciende la versión de que María Oneto, que se ocupó de recaudar fondos para la campaña, podría ser la eventual jefa de Gabinete de la cartera. Bullrich también aspiraría a negociar con el líder de La Libertad Avanza la chance de que el radical Luis Petri, su excompañero de fórmula, aterrice en el área de Defensa.
También se especuló con que Sebastián García De Luca, exdiscípulo de Emilio Monzó y armador de Bullrich, iba a recalar en la cartera de Interior. No obstante, Francos, uno de los abanderados de LLA de la resistencia a la ofensiva de Pro, se aseguró a Lisandro Catalán, actual Director Nacional del Registro Nacional de Reincidencia del Ministerio de Justicia, como su número dos. Bullrich también impulsaba a Federico Pinedo para el sector de la Cancillería, aunque Milei ya confirmó a Diana Mondino como sucesora de Santiago Cafiero.
En el equipo de Mondino ya se mueven los hilos invisibles del macrismo. Es que Fulvio Pompeo, uno hombre muy cercano a Macri, comenzó a promover nombres para puestos estratégicos. Guillermo Dietrich tampoco tendría lugar en caso de que se oficialice a Guillermo Ferraro como ministro de Infraestructura. Germán Garavano tampoco irá a Justicia, pero aportaría cuadros de su equipo a la cartera que manejará Mariano Cuneo Libarona.
“Hay una negociación abierta más allá del espacio de Patricia”, remarcan en el bullrichismo. En ese sector de Pro le pasan facturas a Macri por haber viajado al exterior en plena discusión por la inclusión de cuadros partidarios al Gabinete de Milei. Sin embargo, los laderos de la exministra aseguran que empuja para destrabar la llegada de Cristian Ritondo a la presidencia de la Cámara de Diputados. Y que consideraría un error que Milei termine apostando por Florencio Randazzo, aliado de Schiaretti. Esa es una feroz disputa de poder entre Pro y los libertarios.
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