Cristina Kirchner, protagonista silenciosa de una derrota que no esperaba

La noche de Cristina Kirchner tuvo un vuelco inesperado después de que llegó al búnker oficialista, cerca de las 21, para seguir los resultados de las PASO junto a la cúpula del Frente de Todos. La vicepresidenta recibió el duro revés electoral desde el tercer piso del Complejo Cultural C, en el barrio de Chacarita. Aunque no tomó el micrófono, se subió al escenario junto a los referentes de su espacio, algo que no había hecho en las elecciones de hace dos años, cuando había optado por quedarse en el sur.

Cristina tenía previsto seguir los resultados en una oficina compartida con Alberto Fernández. Pero el Presidente llegó al bunker una hora y media después, cuando la derrota ya era irreversible. La vicepresidenta acompañó al jefe de Estado al escenario en el que él reconoció, como único orador, la mala performance oficialista. “Algo no hemos hecho bien”, dijo Fernández. La exmandataria le puso el cuerpo a la foto, pero no habló.

En la provincia de Buenos Aires, principal bastión electoral del kirchnerismo, el Frente de Todos cosechaba un 33,5%, un porcentaje similar al que había obtenido Cristina Kirchner en las PASO 2017, cuando jugó sola. Así, en la primera prueba electoral para la coalición de gobierno, la vicepresidenta vio diluirse el caudal electoral que había logrado con la alianza con el massismo y el PJ que ella misma gestó hace dos años.

El diálogo con Máximo

Según pudo reconstruir LA NACION, tras el cierre de las urnas, la vicepresidenta se había contactado telefónicamente con el gobernador Axel Kicillof y con su hijo, Máximo Kirchner, que estaban en La Plata analizando los primeros boca de urna. “Habían hablado de las buenas perspectivas de la elección en la provincia, tanto en el tramo nacional como en el provincial”, dijo a LA NACION una fuente que fue testigo de ese contacto. Antes de que cayera la noche, los referentes del kirchnerismo se mostraban optimistas e incluso habían salido a saludar y bailar junto a los candidatos Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollán.

Los resultados de la provincia de Buenos Aires son cruciales para la vicepresidenta, ya que allí reside la principal base de sustentación política del kirchnerismo. La derrota en ese distrito, pero también los magros resultados que obtuvo el oficialismo en todo el país la dejan en condiciones de exigirle a Fernández los cambios en el rumbo y en el equipo de gobierno que hasta ahora reclamaba subterráneamente.

El voto en el sur

Cristina votó en la escuela N°19 Luis Piedrabuena de Río Gallegos -y a diferencia de las PASO de 2019- se trasladó a Capital Federal para aguardar los resultados. Voló en una de las aeronaves de la flota presidencial, el T-04, que partió desde la capital santacruceña cerca de las 14 y aterrizó en Aeroparque minutos antes de las 17.

De visible buen humor y acompañada por un asistente, la vicepresidenta votó pasado mediodía en Río Gallegos y se retiró sin hacer declaraciones. El toque electoral lo puso en el barbijo sublimado en blanco y negro con la icónica imagen donde se la ve abrazada con su difunto marido, Néstor Kirchner. Tras votar se dirigió al aeropuerto internacional de Río Gallegos para regresar a Buenos Aires.

Cristina llegó junto al jefe de su custodia, el comisario Diego Carbone. Entró a las 12.20, se dirigió al primer piso de la escuela donde estaba su mesa y le tocó una breve espera. Al acercarse a la mesa 623, ante el pedido de una joven, accedió a grabar un mensaje por celular para su abuelo. Posó varias veces a pedido de los fotógrafos y accedió a sacarse selfies con las autoridades de la mesa.

Hasta el pasillo donde estaba ubicada la urna únicamente entraron fotógrafos y la cámara dispuesta para la cobertura. Adentro de la escuela, hubo únicamente una transmisión oficial.

Si bien el protocolo disponía que a la escuela se debía ingresar sin acompañantes, la vicepresidenta lo hizo con su asistente Gabriel Graves, quien le sostuvo la cartera negra todo el tiempo y dos de sus custodios de la Policía Federal. A diferencia de las elecciones en las que era presidenta, Cristina Kirchner decidió que no saquen la urna al gimnasio de la escuela donde se montaba una tarima para las cámaras y ella emitía el voto frente a los periodistas.

El fuerte dispositivo de seguridad y el protocolo COVID apenas permitió que se acercaran algunos vecinos a saludarla y tomarse unas fotos, no hubo aglomeraciones ni tumultos como la última vez que votó.

La foto del barbijo

El barbijo que usó hoy Cristina Kirchner lo tiene reservado para los días destacados. Lo usó el 24 de enero pasado, cuando recibió la primera dosis de la vacuna rusa Sputnik V en el Hospital “Presidente Perón” de Avellaneda, un par de días después de que fuera vacunado el Presidente.

La imagen sublimada de su tapaboca es un gráfico monocromático de una fotografía oficial de Presidencia, tomada durante un acto en Plaza de Mayo en 2008, durante la primera presidencia de Cristina Kirchner, en momentos en que había un fuerte enfrentamiento entre el gobierno y el sector agropecuario por la Resolución 125 que establecía el sistema móvil de retenciones a las exportaciones.

Por la noche, cuando subió al escenario del búnker del Frente de Todos, ya no llevaba el barbijo.

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