Pase de facturas en el peronismo por la derrota: el 140% de inflación, la foto de Olivos y la jugada de los gobernadores
Hay miradas críticas en el oficialismo sobre todos los hechos que derivaron en la caída de Massa; al descontrol inflacionario y el conflicto por la escasez de combustibles, se le sumaron la falta de credibilidad del espacio
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“Fue la economía”. La frase, breve y contundente, salió de la boca de uno de los principales protagonistas de la campaña oficialista, pero podría haber sido de la gran mayoría del espacio. Es el punto en común por razones obvias: inflación de dos dígitos mensuales, devaluación post PASO y la más reciente crisis por el faltante de combustible. Son los motivos que en las filas de Unión por la Patria (UP) coinciden mayoritariamente en que terminaron de torcer la balanza a favor de Javier Milei. No obstante, las razones de la derrota de Sergio Massa son más, incluso de carácter político, según dejan entrever en UP, donde hay dardos cruzados.
A poco más de una semana de esa demoledora derrota en las urnas, el peronismo empezó procesar la dimensión de lo sucedido y junto con ello la lecturas e interpretaciones sobre todo lo que los llevó hasta allí. Por eso, en la intimidad y con la bronca todavía a flor de piel, también comenzaron los pases de facturas. “Solo nosotros competimos con el ministro de Economía en un contexto de 140 de inflación”, fue una de las frases escuchadas entre distintos funcionarios del oficialismo que participaron activamente de la campaña. Lo dijeron kirchneristas y albertistas. Sin embargo, pese a esa admisión, había quienes rescataban a Massa. “Fue el mejor candidato que pudimos tener y lo dio todo”, tras lo que rápidamente agregaban: “Pero era imposible con ese lastre”.
El “lastre” depende según quien sea el interlocutor. En los análisis y cruces de responsabilidades en buena parte del oficialismo sostenían que el panorama económico se ancló sobre los restos de la administración de Alberto Fernández, a quienes los más ecuánimes le endilgan errores propios, pero sobre todo la erosión interna a la que lo sometieron sus propios socios del ala dura de la coalición, como La Cámpora y el kirchnerismo duro, que desde septiembre de 2021 cuando le presentó una serie de renuncias públicas tras la derrota en las elecciones de medio término, le “pegó” sistemáticamente.
Desde el ala dura responden que esa fue la forma en que hicieron público algo que ya habían manifestado en privado -la propia Cristina Kirchner dio cuenta en ese momento que había hablado 18 veces en privado con el mandatario- y adjudican a Fernández y no a Massa, la responsabilidad por el escenario al que se llegó a nivel económico. Sin embargo entre ellos mismos hay quienes reconocen que la idea del ministro-candidato fue una apuesta “demasiado osada” como para correr el riesgo.
Como respuesta general está que el kirchnerismo en general y La Cámpora en particular no lograron dar un candidato propio y competitivo que pudiera salir a pelear la presidencia.
A ese trasfondo contra el mandatario, blanco fácil para todas las terminales, se suma lo que varios, entre ellos aún quienes le guardan afecto creen que fue el gran descrédito que marcó su gestión: la foto del cumpleaños de Fabiola Yañez en Olivos, aunque no lo admiten determinante a nivel electoral. “Si la economía estaba bien, no pasaba nada. Más escándalos de corrupción que (el expresidente, Carlos) Menem y fue reelegido después de dos atentados terroristas, la leche de Vicco, los pollos de Mazzorin y diez escándalos de corrupción más”, evaluó un funcionario de amplia experiencia ante LA NACION. Tras lo que completó: “La corrupción no fue parte del debate político”.
El desdoblamiento en las provincias
En la lista de facturas, a los conflictos económicos se sumó, o les restó, si se lo mira desde la matemáric electoral, el desdoblamiento en las elecciones provinciales, que jugó en contra del resultado nacional. “Con una provincia grande y otra más chica que no hubieran desdoblado, estábamos”, evaluó un hombre de Casa Rosada. “Los gobernadores decidieron jugar sus propios partidos para salvarse antes de que se conociera quién iba a competir y ahora los quiero ver cuando Milei no les pase un mango”, completó otro hombre del ala dura.
Para buena parte de UP, los gobernadores “jugaron sus propios partidos” para resguardar sus territorios en las provinciales, luego “no trabajaron fuerte antes de las PASO”, pero sí lo hicieron para las generales, donde se notó la remontada y volvieron a estancarse en la previa al balotaje. Se cumplió así uno de los principales temores en las horas posteriores a la primera vuelta, cuando en el comando de campaña creían que los casi siete puntos que entonces sacó Massa sobre Milei era un “riesgo” porque generaba la idea de que “ya se ganó todo, cuando en realidad aún no se ganó nada”. Con La Libertad Avanza (LLA) habiendo ganado en casi todas las provincias del país, más de un oficialista recordaba: pensar que fueron los “goberna” los que vinieron a pedir por la fórmula de unidad con Massa a la cabeza”.
Tras eso vuelven a admitir que a pesar de esa presión: “Sergio fue la mejor opción posible. Si al final iba la fórmula Wado- Manzur, salíamos quintos, detrás de (Myriam) Bregman. No por Wado, por Manzur”, deslizó entre risas uno de los consultados.
A la par de esas facturas, lo que vieron es que entre ambos comicios se concentró el voto opositor, hasta entonces dividido. “Hubo un voto expectativa. Está claro que la gente no queríamos que siguiéramos. Verá la cara de otros, pero no las nuestras”, completó una de las voces consultadas. “Está claro que se impuso un eje. Era cambio o bronca y fue el cambio”, se explayó. De hecho casi no tienen dudas de que “si (Mauricio) Macri decidía de entrada que no había entre ellos, nos ganaban en primera vuelta”.
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