Paro de la CGT: todas las tribus del peronismo se sumaron a la movilización para recuperar protagonismo tras la derrota electoral
Participaron activamente los intendentes bonaerenses y el gobernador Axel Kicillof; también estuvieron representantes de Massa; Máximo Kirchner caminó en una columna de La Cámpora, y se sumaron agrupaciones como Nuevo Encuentro y el Frente Grande
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El peronismo aglutinó en la marcha convocada por la CGT a sus principales sectores internos. Con distintos puntos de concentración, se hicieron presentes columnas aportadas por intendentes bonaerenses, espacios aliados como el Frente Renovador y Nuevo Encuentro, y los principales movimientos sociales alineados con Unión por la Patria. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se mostró con los jefes comunales del oficialismo provincial y la militancia peronista, en medio de un caótico operativo en la esquina de Lima y México protagonizado por custodios y simpatizantes justicialistas de distritos como La Matanza y Merlo.
Para las distintas tribus del peronismo, la participación en la movilización fue una demostración de fuerza y de cierta cohesión interna para limpiar las heridas que dejó la dura derrota electoral del año pasado. En ese sentido, la oposición a las políticas del gobierno de Javier Milei les sirve de aglutinante.
Con una convocatoria programada para las 11, en la esquina de las avenidas 9 de Julio e Independencia comenzaron a congregarse los simpatizantes del Partido Justicialista y de espacios afines. A esa columna se sumó, horas más tarde, Kicillof, a quien aguardaban algunos intendentes justicialistas e integrantes de su gabinete provincial en el bar “Azteca”, de Lima y México. Calificadas fuentes bonaerenses desconocían por la mañana si estaría presente Máximo Kirchner, presidente del PJ bonaerense, quien finalmente participó, pero en una columna de su agrupación, La Cámpora, que no caminó junto a las filas del gobernador y los intendentes.
Tras la marcha, la organización que conduce el hijo de Cristina Kirchner señaló en un comunicado que el “pueblo demostró que es manso y tolerante, pero no tonto”, y criticó a los ministros Luis Caputo (Economía) y Patricia Bullrich (Seguridad): “Bullrich-Caputo son el binomio perfecto para el presidente Milei: ajuste y represión para garantizar un gobierno que vio en las calles la primera manifestación masiva de un pueblo que no votó para empobrecerse, sino para vivir mejor”
El bar de Lima y México fue el epicentro de la dirigencia peronista bonaerense. A la espera de Kicillof, en una larga mesa se ubicaban funcionarios de su gabinete, como Andrés “Cuervo” Larroque (ministro de Desarrollo de la Comunidad) Agustina Vila (secretaria general), o Walter Correa (ministro de Trabajo), junto a intendentes como Gustavo Menéndez (Merlo), Mariel Fernández (Moreno) y Nicolás Mantegazza (San Vicente), entre otros. En otra mesa, aguardaba el ministro de Transporte, Jorge D’Onofrio. El bar estaba colmado y llegaron un poco más tarde otros referentes, como la vicegobernadora Verónica Magario y el ministro de Gobierno, Carlos Bianco.
En la puerta del bar, un grupo de militantes (muchos de ellos, identificados con pecheras que rezaban “Organización, La Matanza”), formaron un cordón humano a la espera de la llegada de más dirigentes. Los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Mario Secco (Ensenada) y Marisa Fassi (Cañuelas) también fueron de la partida.
Kicillof arribó al café en medio de un caos, resguardado por un cordón humano de custodios y militantes. Lo recibieron, en la esquina del bar, Bianco; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza (que llegó apenas minutos antes que el gobernador); Ferraresi; Magario; el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro, y Larroque, entre otros. Hasta ese momento, el Metrobus estaba abierto, pero se circulaba con dificultad por la cantidad de gente acumulada frente al bar donde el gobernador se encontró con la caravana peronista.
Con el caótico operativo comandado por militantes del peronismo y custodios, y sin presencia policial ni de personal de tránsito a la vista, arrancó la caravana de la columna peronista, cuando Kicillof junto al resto de los dirigentes lograron salir del bar, con la intención de avanzar por la calle Lima. Abundaron los empujones mientras los custodios y los militantes armaban un improvisado cordón humano para los dirigentes. El despliegue generó el corte definitivo del Metrobus, y la columna luego caminó por una 9 de Julio completamente cortada, en dirección a Avenida de Mayo.
El gobernador bonaerense participó solo en ese momento de concentración de la militancia peronista en Lima y México. Luego, no marchó con la columna hacia el Congreso; se dirigió a Puente 12, donde se reunió con el ministro de Seguridad provincial, Javier Alonso, en medio de las esquirlas por el conmocionante crimen de Uma Aguilera, una niña de 9 años, durante un intento de robo en la localidad de Villa Centenario, Lomas de Zamora.
El desorden y los empujones eran la tónica cuando Kicillof salió del bar y se intentó organizar la columna con los dirigentes a la cabeza. Una fuente de máxima confianza del mandatario bonaerense aseguró a LA NACION que “no estaba previsto que camine”, y subrayó: “Estuvo como un argentino más, no tenía como objetivo encabezar una columna o ninguna acción de ese protagonismo”.
La columna peronista avanzó por la 9 de Julio sin el gobernador, con los dirigentes portando una bandera que rezaba “La Patria no se vende”. En la columna estuvo el periodista Roberto Navarro, que caminó varias cuadras entre Larroque y el intendente de Morón, Lucas Ghi.
En otro punto se presentó la militancia de La Cámpora, con Máximo Kirchner entre sus dirigentes. El presidente del PJ bonaerense se mostró con integrantes de su agrupación, entre ellos, el exsecretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla; los ministros bonaerenses Nicolás Kreplak y Daniela Vilar; el senador Mariano Recalde, e intendentes como Damián Selci (Hurlingham). La columna de La Cámpora estuvo en Montevideo y Rivadavia.
Con el acto finalizado, otras caras del peronismo pasaron por el escenario a saludar a los jefes sindicales. Así, se pudo ver al exministro de Defensa Agustín Rossi, y al excanciller Felipe Solá, que se abrazaron con dirigentes gremiales luego de entonar la marcha peronista.
El despliegue militante
Algunas columnas de intendentes, como la identificada con Espinoza, jefe comunal de La Matanza, ya se mostraban con sus banderas apenas pasadas las diez, en Independencia y 9 de Julio, entre manifestantes de distintas agrupaciones que, en esos momentos, circulaban a pie por las veredas de Bernardo de Irigoyen y Lima, las arterias laterales de la 9 de Julio. La organización La Patria es el Otro, que conduce Larroque (exsecretario general de La Cámpora) se ubicaba junto a las filas de Espinoza con una gran bandera blanca con imágenes de Juan y Eva Perón, y Néstor y Cristina Kirchner.
El Frente Renovador, de Sergio Massa, tuvo su columna propia, pero sin la presencia del exministro de Economía. El massismo se concentró en 9 de Julio y Córdoba.
Nuevo Encuentro, la fuerza política de Martín Sabbatella alineada con Unión por la Patria, también aportó su militancia, con el extitular de la Acumar al frente. Los movimientos sociales peronistas y aliados se mostraron en la Plaza del Congreso.
Cerca del escenario en el que hablaron los dirigentes cegetistas, en tanto, mezclados con banderas gremiales, se veían pasacalles rojos y blancos con la leyenda “La Rioja”, provincia que gobierna el peronista Ricardo Quintela, fuertemente enfrentado con el Gobierno. No se notó mayor presencia de los mandatarios provinciales del peronismo.
También en la plaza, se instaló otra bandera de Espinoza (en este caso, también con el nombre de Magario) y otra que rezaba “Descalzo, Ituzaingó” (donde gobernó el peronista Alberto Descalzo entre 1994 y 2023, y actualmente gobierna su hijo, Pablo). El ministro bonaerense Gabriel Katopodis también tenía su bandera, junto a la de Fernando Moreira, actual intendente de su distrito, San Martín.
La iconografía de los dirigentes justicialistas se mezclaba en la Plaza del Congreso con las columnas gremiales y de partidos de izquierda, además de dirigentes piqueteros como Raúl Castells.
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