Paraná Country Club: el supuesto refugio exclusivo de Pérez Corradi donde nadie lo vio
El lujoso barrio privado paraguayo, donde se presume que se escondió el prófugo, es una ciudad en sí misma; allí conviven gente adinerada y personajes sospechados de narcotráfico
Nadie vio a Ibar Pérez Corradi. Tras el revuelo que generó el viernes la supuesta detención del autor intelectual del triple crimen, ayer todo fue silencio. Aunque en las últimas horas hubo pequeños coletazos de rumores remanentes de una jornada confusa, cualquier versión sobre un megaoperativo para dar con el prófugo volvió a ser negada por las fuerzas de seguridad.
Ese silencio también primó donde menos se esperaba: en el barrio privado que había sido el escenario de la supuesta captura y donde las autoridades argentinas confían que paraba el cerebro detrás de los asesinatos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina.
LA NACION recorrió las calles del Paraná Country Club, un barrio de 480 hectáreas de bosques frondosos a orillas del río Paraná y ubicado a unos 15 minutos de Ciudad del Este, cuya característica principal es el contraste absoluto entre lo que hay dentro y lo que lo rodea. Allí, como si fuera una máxima que hay que cumplir hace tres días, sus habitantes y empleados niegan haber visto a Pérez Corradi y, mucho menos, haber sido testigos de movimientos policiales inusuales que hayan alterado la tranquilidad de un predio donde lo único que prima también es el silencio.
"Sólo lo vi por televisión. Nunca debe haber pisado este lugar, él no va a venir a vivir acá si está lleno de [efectivos de] seguridad que recorren todo. Podrá estar en Paraguay, como dicen, pero acá nunca lo vi", afirma, descreída, una joven detrás del mostrador de un establecimiento del barrio.
"Lo más raro que puede entrar acá es un animal salvaje, como un venadito. Y no pasa seguido", se ríe un vecino. No todos le creerían al lugareño. En especial aquellos que fueron testigos del momento cuando, hace poco más de un año, la policía sustrajo un arsenal de guerra de una de las lujosas casas.
Para entrar hay que pasar dos controles de seguridad y sólo ingresan los que tienen autorización o los que se hospedan en alguno de los dos hoteles internos en los que la habitación, por noche, varía entre los 1000 y los 2000 pesos argentinos. El que entra y el que se va quedan registrados. El alquiler de una casa ronda los US$ 2500 y los precios de venta varían entre US$ 600.000 y US$ 2 millones, según se constató en dos inmobiliarias distintas.
El lugar que se cree que Pérez Corradi frecuentaba diariamente por una relación amorosa que comenzó con su supuesta nueva vida de prófugo en este país es una ciudad en sí misma. Colegios privados, supermercados, tiendas de todo tipo, seguridad privada y hasta un centro médico hacen que si uno quisiera refugiarse allí y no tener la necesidad de salir podría hacerlo sin inconvenientes. Todo está rodeado de espacios cuidadosamente parquizados, mansiones gigantes construidas en los más diversos estilos -en el sector donde vive parte de la comunidad china las construcciones se esmeran en dejarlo claro- y varios autos de alta gama importados en cada mansión. Sólo se escuchan algunos pájaros y el ruido del andar de unas bicicletas, algo totalmente impensado en el caos extremo que se vive en esta ciudad (ver aparte).
"Acá vive gente poderosa", cuenta un taxista que conoce el barrio como si viviera allí. Entre los vecinos está la dueña de una importante cadena de supermercados local, funcionarios y empresarios que no suelen frecuentar el país. "Y también hay algunos...", continúa el hombre, que inclina la cabeza para su derecha mientras que con un repasador húmedo que cuelga del volante se limpia la transpiración de los brazos. Es que tanto el barrio privado como Ciudad del Este tienen fama de ser tierra prometida para lavadores de dinero y narcotraficantes que buscan un refugio donde hacer sus negocios. "Sí, ésos", concluye.
Los dos controles quedan atrás, al igual que la realidad autónoma que se construyó detrás de las pequeñas murallas del barrio. Una vez afuera, en las rutas corroídas por el tiempo vuelven a verse otro tipo de barrios, donde entre los árboles no hay mansiones, sino casillas del chapa.
Abogados en Paraguay
Sin resignarse a volver con las manos vacías, los abogados de Pérez Corradi, Carlos Broitman y Juan José Ribelli, permanecen alojados en el hotel Casino Acaray, a pocas cuadras del centro de Ciudad del Este. Están a la espera de que la justicia local haga lugar al hábeas corpus que presentaron para dar con el paradero del prófugo, si es que está detenido aquí.
Mientras esperaban respuestas, ayer denunciaron que si las autoridades locales no confirman la detención de Corradi es porque fue víctima de una "detención ilegal". Según afirmaron, "alguien" quiere ver "muerto" al prófugo más buscado.
Las declaraciones se dieron poco después de que se viralizara en Internet un video tomado por una de las cámaras de la policía de Alto Paraná, en el que se registró un tiroteo entre cuatro hombres que estaban en un auto y se abalanzaban sobre otro. La policía confirmó el hecho del tiroteo, pero negó que el acusado hubiera sido parte.
Asimismo, en las últimas horas corrió la versión de que lo que realmente ocurrió el viernes fue que las fuerzas de seguridad paraguayas detuvieron a un argentino en las inmediaciones del barrio privado, pero que se lo liberó cuando se confirmó que no era Pérez Corradi, sino alguien parecido. En diálogo con LA NACION, Interpol Paraguay negó la versión. "Todo lo que se dice son sólo rumores. No se detuvo a nadie", sentenciaron los investigadores.
Temas
Otras noticias de Triple crimen
- 1
Patricia Bullrich habló sobre las elecciones legislativas y dijo que tiene que haber una “fusión” entre LLA y Pro
- 2
Alarma en la Corte Suprema. La Justicia investiga una serie de llamados a comisarias de alguien que se hace pasar por Horacio Rosatti
- 3
Una “cueva” y dos cuentas: así fue la trama que llevó al juez Lijo a sobreseer a Andrés Vázquez, actual director de la DGI
- 4
El Gobierno le pidió explicaciones a Chile por un helicóptero militar que violó el espacio aéreo argentino