Para The Economist, Javier Milei es el candidato más beneficiado por “el caos económico” argentino
La prestigiosa publicación económica británica realizó una semblanza del diputado liberal y precandidato a presidente de la Nación, al que califican como “outsider” y el “político más popular” en las encuestas; el artículo completo
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El drama nunca está alejado de la política argentina. Y este año parece que será en especial apasionante. En octubre, los argentinos acudirán a las urnas para elegir un nuevo Gobierno. Durante meses, el principal candidato opositor a la actual presidencia peronista parecía ser Horacio Rodríguez Larreta, el tecnócrata Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, con una inflación anual del 104 por ciento, -la más alta de los últimos 31 años-, la depreciación del peso, usado ampliamente en el mercado negro (en referencia al dólar blue) y una grave sequía que afecta a vastas zonas rurales, está claro que los argentinos buscan un cambio radical.
Dentro de la coalición de centro derecha de la oposición, conocida como Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, ex ministra de Seguridad, es ahora una posible rival de Larreta en la interna por la candidatura. Pero es Javier Milei, economista y diputado libertario, quien parece ser el más beneficiado por el caos económico. Es claro que las encuestas argentinas son poco confiables. De todos modos, Milei, un outsider de 52 años, encabeza actualmente algunos sondeos como el político individual más popular en la previa de las elecciones primarias que se celebrarán en agosto en la Argentina con el objeto de determinar qué candidatos se presentarán en las elecciones generales (aunque la suma de los votos potenciales de Larreta y Bullrich le seguiría ganando). El mayor apoyo que recibe este candidato proviene de hombres menores de 30 años.
Milei es una figura llamativa, incluso para los estándares argentinos. Es soltero, vive solo con cinco perros, la mayoría bautizados con nombres de economistas famosos. Este político sortea su sueldo de diputado a través de YouTube. Es católico, aunque dice que quizá se convierta al judaísmo. En ese sentido, él dijo que las dos personas más cercanas son su hermana, ahora directora de campaña, y un rabino.
Su retórica antisistema parece haber calado hondo entre los votantes frustrados. Su coalición para llegar a la presidencia, La Libertad Avanza, gira alrededor de él. “Milei es una celebrity”, afirma Martín Tetaz, diputado de centroderecha. Milei aparece habitualmente en programas de televisión y despotrica en las redes sociales contra la “casta política”. “Conecta con un público al que no le interesa debatir con argumentos”, dice Tetaz.
Su política es radical. Milei votó en contra del acuerdo que el Gobierno alcanzó con el FMI el año pasado, que refinanciaba un préstamo de 44.000 millones de dólares, contraído originalmente en 2018. Este nuevo acuerdo establece que Argentina debe reducir su déficit fiscal, que fue del 2,3 por ciento del PBI en 2022, al 1,9 por ciento para fines de este año. En una entrevista con The Economist, Milei describe las condiciones del acuerdo como “increíblemente laxas”. “Lo que tengo en mente es mucho más duro que eso”, añade. El libertario asevera que recortará el gasto público con una “motosierra” y reducirá el gasto público en un 10% del PIB en su primer año de mandato. Agrega que “se cortaría un brazo” antes de subir los impuestos. Milei quiere reducir drásticamente la burocracia, dejar caer el peso y trasladar la economía al poderoso dólar estadounidense, como hizo Ecuador.
Los recortes presupuestarios rara vez han ganado votos en Argentina. La mayoría de los sondeos muestran que la dolarización no es popular en el país: según una de estas encuestas, menos de un tercio de los argentinos estaría dispuesto a aplicar esa medida. Las propuestas más extremas de Milei, como la prohibición del aborto legal, la creación de leyes menos estrictas para el uso de armas o la legalización del mercado de órganos, molestan mucho a los votantes. Pero, en un país donde el populismo de izquierda fue la norma durante décadas, la popularidad de este candidato es notable. “A la gente le caigo bien porque soy el único que dice las cosas claras”, afirma y cierra: “Algunos me llaman loco, pero el loco al final tiene razón. La Argentina volverá a ser liberal”.
THE ECONOMIST
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