El fallo de la Corte: para Macri, un problema; para Fernández, un arma de doble filo

Con su fallo de ayer, la Corte Suprema les dio la razón a 15 gobernadores que esperan que Alberto Fernández sea el próximo presidente. Y enfrentó a Mauricio Macri con una pésima noticia cuando falta menos de un mes para que intente el milagro de llegar al ballottage.

A simple vista, el reparto de roles entre ganadores y perdedores parece obvio: si pretende sostener las rebajas en el IVA de alimentos de la canasta básica y en el impuesto a las ganancias con las que intentó morigerar el impacto de la devaluación del fatídico 12 de agosto, Macri deberá hacerlo con fondos del Estado nacional, "sin afectar la coparticipación". Es decir, no podrá recurrir a fondos de las provincias, un escenario que no estaba en sus cálculos. Un problema extra para un presidente en retirada, que convive a diario con una planilla tapizada de números en rojo y que está a las puertas de una elección definitiva. Y todo ello con el peor índice de pobreza de los últimos cuatro años como telón de fondo.

Envuelto por un malestar inocultable, el propio ministro de Justicia, Germán Garavano, aseguró ayer a la nacion que el Gobierno "hará lo posible" para que las medidas sigan vigentes. Macri no concibe dejar esos "alivios" para los más pobres y para la clase media en el camino cuando faltan menos de cuatro semanas para la elección en la que se juega parte de su futuro. Lógica pura, aunque todavía sea una incógnita de dónde van a salir los fondos para cubrir el bache que provocó el fallo de la Corte.

En sintonía casi perfecta con las declaraciones de Garavano, desde la Casa Rosada hicieron circular ayer a la tarde vía WhatsApp cifras de la "luna de miel" que las provincias vivieron durante la era Macri. Por ejemplo, que recibirán este año unos $125.000 millones más de recursos nacionales que en 2018. Hablaron incluso de "federalismo en las buenas cuando aumenta la recaudación" y de "federalismo en las malas, cuando hay que hacer esfuerzos para llevar alivio a los argentinos".

El saldo para Fernández, en cambio, es combinado. Por un lado, a partir de la decisión de la Corte, el candidato del Frente de Todos se deshizo del yugo de tener que decidir él qué hacer con los cambios en IVA y Ganancias no bien pise, eventualmente, la Casa Rosada. No tendrá que dar explicaciones por lo que ya decidió otro poder del Estado. Sí tendrá que jugar después.

Es que los jueces no se pronunciaron sobre el fondo del asunto, es decir, nada dijeron sobre la validez de los decretos de necesidad y urgencia con los que Macri implementó las medidas. Eso quiere decir que, más allá de lo que dispuso la Corte sobre cómo deberán financiarse la eliminación del IVA y la rebaja en Ganancias a partir de ahora, los DNU están vigentes y rigen hasta el 31 de diciembre.

¿Resultado? Si Alberto es el próximo presidente, será él quien, apenas dos semanas después de asumir, deba sentarse a hablar de plata, de muchos millones, con los gobernadores. La Corte calculó el impacto fiscal de las medidas para Entre Ríos, una de las provincias que llevaron el reclamo a la Justicia, en $1000 millones. Un estudio de la Comisión Federal de Impuestos (CFI) lo elevó a por lo menos $50.000 millones.

La clave de ese escenario es que los interlocutores de Fernández serán los mismos a los que el candidato se cansó (y se cansará) de agasajar en campaña y les prometió que serán sus socios, sus principales aliados, los puntales de su gobierno.

Así, lo que hoy es un problema acuciante para Macri terminará siéndolo para Fernández. Porque enfrente, sentados del otro lado de la mesa, estarán 15 jefes provinciales dispuestos a defender sus recursos y convenientemente sostenidos por un fallo de la Corte. Un golpe para Macri y un espaldarazo (a medias) para Fernández. Un arma de doble filo.

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