Berni expuso las diferencias en el Gobierno sobre la política de seguridad
En una Casa Rosada rebasada de frenética actividad, con reuniones públicas y reservadas durante todo el día, el presidente Alberto Fernández prefirió ayer no subir en público los decibeles del contrapunto con Sergio Berni, el ministro de Seguridad bonaerense, que días atrás confrontó de manera directa con su par nacional, Sabina Frederic.
Berni le había respondió, incluso, al propio Presidente, al sostener en un diálogo radial que "Alberto dice que Frederic expresa lo que él piensa en materia de seguridad. Está muy bien que así sea y es lo lógico, pero eso no significa que la ministra exprese lo que pensamos la mayoría de los bonaerenses. Nadie es dueño de la verdad absoluta".
Además de cuestionar sus declaraciones, el Presidente había defendido a su ministra y la política de seguridad que lleva adelante. Cerca del mandatario, de todos modos, se propusieron no dejar pasar las críticas del ministro de Axel Kicillof, quien expuso de manera directa las diferencias en materia de seguridad y combate del delito que conviven en el gobierno del Frente de Todos.
"No vamos a hacer nada. Que lo arregle su gobernador, que bastante enojado está con él", afirmaron a LA NACION muy cerca del Presidente ayer al mediodía, mientras el primer mandatario estaba reunido con representantes de organizaciones de derechos humanos.
Voceros de Fernández afirmaron que el malestar con Berni alcanza no solo al gobernador Kicillof, sino además a muchos intendentes bonaerenses, "que quieren verlo gestionar más que trajinar los programas de televisión", con relación a las entrevistas que el exmilitar y exsecretario de Seguridad dio a distintos medios, en los que ratificó su postura de "mano dura" frente al delito y defendió el uso de las pistolas Taser como alternativa disuasiva.
"Con Alberto no tienen buena relación. Él siempre quiso ser ministro, Cristina [Kirchner] no lo puso ahí y lo relegó por Cecilia Rodríguez; Alberto, tampoco. Por eso hace estas cosas, que parecen más acciones de un político opositor que de un ministro nuestro", agregaron, con evidente enojo, en un despacho importante de la Casa Rosada.
Otro asesor presidencial explicaba las diferencias con dosis de ironía incluida. "Frederic tiene más que ver con la doctrina [Raúl] Zaffaroni, con una política de seguridad garantista que va por ese lado. ¡Y el loco es el loco!", descerrajó con resignación el allegado, que pasa muchas horas al lado del Presidente.
La oposición de Frederic al uso de pistolas Taser (impulsada en su momento por el macrismo en la ciudad de Buenos Aires) y su visión distante de la "represión" como método de combate de la delincuencia también fue refrendada por miembros de organizaciones de derechos humanos que llegaron ayer a la Casa Rosada a reunirse con el Presidente.
"Berni no debería estar en ningún gobierno popular, es un hombre de gatillo fácil, provocador, pedimos su remoción", afirmó José Schulman, referente de la Liga de Derechos del Hombre, antes de ingresar al Salón Eva Perón, donde se llevó adelante el encuentro con el Presidente. "No escuché las declaraciones, vine especialmente desde mis vacaciones", agregó la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, con la intención de no involucrarse en el pleito entre los ministros de Seguridad.
Políticas públicas
Las réplicas de los referentes cercanos a Fernández llegaron luego de la respuesta de Berni al propio Presidente, quien defendió la política de seguridad que lleva adelante Frederic y le pidió al ministro bonaerense "que se ocupe de los problemas de la provincia".
"Los que venimos de la ciencia no creemos en el pensamiento único ni binario como una metodología de construcción política, mucho menos a la hora de sentarnos a diseñar y pensar políticas públicas", agregó el ministro bonaerense, de origen militar, en diálogo con Radio La Red. "Nadie es dueño de la verdad absoluta", dijo Berni, en frases que lo volvieron a enfrentar, ya no con Frederic, sino con la mismísima Casa Rosada.
Cerca del ministro de Kicillof intentaron más tarde bajar el tono de la disputa, aunque reafirmaban su línea crítica. "Berni fue muy respetuoso, expresó, sí, una postura frente a otras ideas progresistas que no tienen mucho que ver con la realidad de la provincia", afirmó un vocero del ministro.
"Es saludable que después de cuatro años de discurso único, donde todos pensaban lo mismo, haya discusiones. Es una tradición muy justicialista", agregaban, y hacían suya una frase que Berni repite a diario: "Cuando dos personas dicen exactamente lo mismo, uno de los dos está hablando por el otro".
En el área de Seguridad bonaerense desmentían al caer la tarde roces con Kicillof, quien imitó a la Casa Rosada y no se refirió al tema durante la jornada.
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