Para el albertismo, el libro que le regaló Cristina Kirchner al Presidente “es un mensaje desgastante”
Cerca de Fernández creen que la mención al final del gobierno de Alfonsín en el libro de Juan Carlos Torre erosiona al Gobierno; hablan de una actitud “caprichosa” de la vicepresidenta al rechazar el acuerdo con el FMI
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“El libro… es una broma de Cristina, la queremos como es”, decía en el mediodía de este lunes una colaboradora presidencial, intentando transmitir convicción. Fuera de las declaraciones de compromiso, el “regalo” del libro Diario de una Temporada en el Quinto Piso, escrito por el historiador y exfuncionario alfonsinista Juan Carlos Torre, que la vicepresidenta le envió el sábado a su compañero de fórmula, no cayó nada bien cerca de Fernández. Y fue visto como otro estiletazo feroz dentro de la guerra ya poco disimulada que paraliza la gestión y tiene en vilo al oficialismo. Algo así como un mensaje premonitorio de una crisis terminal para el Gobierno por haber acordado con el Fondo Monetario Internacional, enviado por la vicepresidenta.
“El regalo y la mención que hace deja un mensaje muy malo. Habla de un gobierno que fracasó y terminó mal. Desgasta”, reconocieron cerca del Presidente, desde donde ya dan por rota la relación entre ambos. “Es casi adolescente, y cada vez tiene menos impacto”, criticó otro incondicional de Fernández, que subrayó la frase “de extrema actualidad”, con la que la vicepresidenta calificó al libro. Una tercera fuente oficialista fue lapidaria. “Parece un capricho más de Cristina, y no quedó demasiado bien”, afirmó el funcionario, recordando que en plena recordación de los 40 años de la guerra de Malvinas la vicepresidenta aludió al regalo, “que relata las experiencias del gobierno de Alfonsín y sus equipos económicos”.
Allí se permitió chicanear al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa (lo invitó a leer el libro “que aún no leyó” con tono admonitorio), y a la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti. “Hoy se lo mandé de regalo al Presidente, para que después la vocera no diga que no le regalo nada, viste. Ya veo que el lunes [sale y dice] ‘miren si será mala la vicepresidenta que ni siquiera le da un regalito en su cumpleaños’. Así que le mandé el libro”, dijo la vicepresidenta en aquel acto, luego de más de un mes de silencio.
Por lo bajo, en el albertismo corrió un mensaje mucho más peligroso: con su mención al final del gobierno de Alfonsín, que debió dejar la Casa Rosada cinco meses antes, acosado por la hiperinflación y la falta de reservas, Cristina siembra dudas y coquetea con un final parecido para el Presidente. “Está [Gabriel] Boric en el país y ella se va a El Calafate. Quiere el cuanto peor, mejor. Y ya cansa”, reflexionaron desde otro despacho importante.
Dirigentes oficialistas que ya leyeron el libro aseguran que el paralelismo con la actual situación deja bien parado al Presidente. “Al revés de lo que plantea el cristinismo, que es no pagar la deuda, Alfonsín pensaba lo mismo que nosotros: que era una locura defaultear por las consecuencias terribles que traería”, comentaron cerca del Presidente. Toman como referencia la página 226 del libro, donde Torre -profesor emérito de la Universidad Di Tella- recuerda que en medio de la discusión sobre el camino a tomar en medio del desastre económico de fines de los ochenta, él y sus amigos creían que “lanzarse a una confrontación en el frente externo es una empresa suicida”, y que Alfonsín “se ha ido serenando y está dispuesto a esperar el momento del lanzamiento de la estrategia de shock” para salir del complicado momento que vivió la economía hasta la puesta en marcha del plan Austral, comandado por el ministro de Economía Juan Vital Sourrouille en 1985.
Las diferencias entre Fernández y su vice en torno al acuerdo con el FMI y sus eventuales consecuencias motivaron una discusión pública reciente. “Tranquila Cristina, no vamos a negociar nada que signifique poner en compromiso el crecimiento y desarrollo social en la Argentina”, le dijo el Presidente a su vice el 10 de diciembre pasado, en el aniversario de la recuperación democrática. “No tengas miedo, si el FMI me suelta la mano, voy a estar tomado de la mano de cada uno de ustedes, de cada argentino y de cada argentina”, agregó Fernández, con la vicepresidenta asintiendo, en uno de los últimos actos compartidos por el binomio gobernante, antes de firmado y aprobado el acuerdo con el FMI que los distanció, tal vez de modo definitivo.
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