El papa Francisco pidió al G-20 "soluciones no traumáticas" al drama de los migrantes
En un mensaje a Angela Merkel, anfitriona del encuentro, también llamó a darles prioridad absoluta a los pobres y a ponerles fin a "inútiles matanzas"
ROMA.- El papa Francisco irrumpió hoy en la reunión del G-20 de Hamburgo al escribirle una carta a la canciller alemana, Angela Merkel, anfitriona del encuentro. En la epístola, que “respondió a un oportuno pedido” de Merkel cuando fue recibida en el Vaticano el 16 de junio último, Francisco pidó a los jefes de Estado y de gobierno de las mayores economías mundiales, así como a las máximas autoridades de la Unión Europea, buscar “soluciones progresivas y no traumáticas” al “drama de las migraciones”. Llamó asimismo a “ponerles fin a inútiles matanzas", a detener la actual carrera armamentista y a darles “prioridad absoluta a los pobres”.
Para todo esto, Francisco evocó los cuatro principios de acción para la construcción de sociedades fraternas, justas y pacíficas, presentes en la exhortación apostólica Evangelii Guadium, el documento programático de su pontificado: el tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es más importante de la idea; y el todo es superior a las partes.
"Es evidente que estas líneas de acción pertenecen a la sabiduría multisecular de toda la humanidad y por eso considero que pueden servir como contribución a la reflexión para el encuentro de Hamburgo y también para evaluar sus resultados", indicó Francisco.
"La gravedad, la complejidad y la interconexión de las problemáticas mundiales son tales que no existen soluciones inmediatas y del todo satisfactorias. Lamentablemente, el drama de las migraciones, inseparable de la pobreza y exacerbado por las guerras, es una prueba de esto", también escribió. "Pero es posible poner en marcha procesos que sean capaces de ofrecer soluciones progresivas y no traumáticas y de llegar, en tiempos relativamente breves, a una libre circulación y a la estabilidad de las personas que sean ventajosos para todos", agregó.
Francisco no es el primer papa que se dirige al G-20. Como él mismo recordó, en abril de 2009, en ocasión del G-20 de Londres, también su predecesor, Benedicto XVI, papa emérito, le escribió una misiva a los líderes del mundo allí reunidos.
Como en otras oportunidades, en la carta para el G-20 de Hamburgo -en el que también participa el presidente argentino, Mauricio Macri-, el ex arzobispo de Buenos Aires recordó que "en cada una de las fases de actuación de las medidas políticas hace falta darle prioridad absoluta a los pobres, a los refugiados, a los sufrientes, a los desplazados y a los excluidos, sin distinción de nación, raza, religión o cultura y de rechazar los conflictos armados".
Pidió especialmente por la “trágica situación” de Sudán del Sur, de la cuenca del Lago Chad, del Cuerno de África y de Yemen, “donde hay 30 millones de personas que no tienen comida ni agua para sobrevivir”, recordó. “El compromiso para enfrentar urgentemente estas situaciones y una inmediata ayuda a esas poblaciones será una señal de seriedad y sinceridad en el compromiso de mediano plazo para reformar la economía mundial y una garantía eficaz de desarrollo”, indicó.
Al constatar el “vasto panorama de conflictos actuales o potenciales”, recordó asimismo que “la guerra nunca es una solución”.
“Me siento obligado a pedirle al mundo poner fin a todas estas inútiles masacres”, agregó, citando al papa Benedicto XV (1914-1922). En una estocada a encuentros internacionales como el G-20, subrayó que su objetivo -que es resolver en paz las diferencias económicas y encontrar reglas comunes que permitan el desarrollo integral de todos-, nunca podrá ser alcanzado “si todas las partes no se comprometen a reducir sustancialmente los niveles de conflictividad, a detener la actual carrera armamentista o a renunciar a involucrarse directamente o indirectamente en los conflictos, o si no se acepta discutir de modo sincero y transparente todas las divergencias”.
"Es una trágica contradicción e incoherencia la aparente unidad en los foros comunes y la querida y aceptada persistencia de confrontaciones bélicas", denunció.
Recordó luego que para resolver los problemas concretamente y para que sus soluciones sean duraderas es necesario tener “una visión más amplia” y que deben considerarse las repercusiones sobre todos los países y sus ciudadanos. En este sentido, resaltó que si bien el G-20 representa a un reducido número de países que representan casi el 90% de la producción mundial de bienes y servicios, sus líderes también deben reflexionar sobre el resto de los países del mundo, que en términos económicos representan sólo el 10% del total. “Su voz tiene menos fuerza en la escena política mundial, pero son los que más sufren los efectos perniciosos de las crisis económicas de las que tienen poca o ninguna responsabilidad”, recordó. Al respecto, indicó que esa parte de la humanidad "tendría el mayor potencial para contribuir al progreso de todos".
Llamó, finalmente, a promover el multilateralismo para que las soluciones a los problemas sean “verdaderamente universales y duraderas y en beneficio de todos”, a hacer siempre referencia a las Naciones Unidas, sus programas y sus agencias y “a respetar y honrar los tratados internacionales”.
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