“Padres separados”: el gabinete se resigna a la fractura entre Fernández y Cristina, y crecen los “diálogos por abajo”
Nadie espera un llamado del Presidente a su vice que solucione la crisis política; ministros y dirigentes concentran su trabajo político en la provincia de Buenos Aires
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Pasado el mediodía del miércoles, el Presidente estaba en un acto fuera de la casa de gobierno y había poco movimiento en la Casa Rosada. El secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando “Chino” Navarro, esperaba que se hicieran las 15.30 para acercarse al despacho en la planta baja del ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro. El encuentro cara a cara finalmente no se dio, pero ambos hablaron por teléfono.
El contacto entre dos funcionarios que trabajan con un piso de diferencia se transformó en un esfuerzo por contener el desborde en el Frente de Todos. Navarro es uno de los líderes del Movimiento Evita y De Pedro el hombre más importante que Cristina Kirchner tiene en el gabinete. Menos de 48 horas antes, la vicepresidenta había defenestrado al Evita y provocado una nueva escalada con Alberto Fernández.
La disertación de la vicepresidenta en la CTA el lunes dejó al gabinete de Fernández y a muchos referentes del oficialismo un estado de desazón, donde nadie sabe bien qué gestos hacer o qué estrategia política seguir. La única certeza compartida en distintos despachos es que ya no hay reconciliación posible en la cúpula del Gobierno. Si hace un tiempo muchos funcionarios y dirigentes reclamaban un cambio de gabinete para relanzar la coalición, y luego un llamado a una “mesa de conducción política” aparecía como una salida para suturar las heridas, hoy nadie espera siquiera un llamado telefónico entre el Presidente y su vice.
“Esto va a seguir así hasta el final, cada uno encerrado por su lado. Hay que acostumbrarse y sobrevivir así”, comentó un ministro que alguna vez intentó conciliar, pero que ya no buscará acercar posiciones en la cúpula del Gobierno.
Con la fórmula presidencial incomunicada, los funcionarios con proyección territorial del gabinete optan por profundizar su trabajo político en la provincia de Buenos Aires. “Cuando dos padres se separan, los chicos tienen que tratar de ser felices igual”, ilustraron cerca de uno de los ministros que está en esa posición.
La situación genera incomodidad. Aunque no le pidió permiso, el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, había tenido la deferencia de avisarle a Fernández que armaría un acto el lunes con la vicepresidenta en su comarca, Avellaneda.
Cerca del Presidente reconocen que Fernández había alimentado falsas expectativas tras el reencuentro con la vicepresidenta en Tecnópolis y la posterior salida de Matías Kulfas del gabinete. Creyó ver una distensión que podía mejorar el clima interno. Pero el lunes entendió que no tendrá bandera blanca de su vice para gobernar el próximo año y medio. Cuando el miércoles Ferraresi se reencontró con Fernández en Ensenada -en una actividad de gestión para entregar viviendas- ni siquiera mencionaron a Cristina.
“Alberto está enojado porque ella no afloja con nada. No reconoce los desafíos que implica gobernar con una pandemia y una guerra. No valora que él haya frenado el armado del albertismo. Es su principal aliada y lo erosiona”, dijo un funcionario que dialogó con el Presidente en las horas posteriores al acto de Avellaneda.
“Ella va a seguir así, como una opositora dentro del Gobierno, porque así fue desde el principio”, se resignaron en otro despacho de Balcarce 50.
Trabajo político en la provincia
Los otros dos “ministros-intendentes”, Juan Zabaleta (Desarrollo Social), Gabriel Katopodis (Obras Públicas), que alguna vez fueron los “hombres del Presidente” y le dieron sustento territorial, también están abocados al “diálogo por abajo” con el kirchnerismo de la provincia de Buenos Aires.
Zabaleta, Katopodis y Ferraresi hablan todo el tiempo con Máximo Kirchner, Andrés “Cuervo Larroque y Martín Insaurralde, el gran ajedrecista de La Cámpora en el conurbano. El último encuentro en La Plata fue hace ocho días, durante el consejo partidario del PJ bonaerense encabezado por Máximo Kirchner. Hubo un asado antes y una cena después del encuentro formal. El nuevo lema que empezaron a diseñar para defender el territorio es que “el Frente de Todos es el proyecto”.
“Los ministros que eran llamados albertistas comparten que está muy mal que Alberto no la llame a Cristina”, dijo a LA NACION un importante referente de la provincia de Buenos Aires al tanto de lo que se conversa en esa mesa.
En medio del clima de resignación, distintos funcionarios intentaron rescatar en las últimas horas una definición que dejó a vicepresidenta en medio de su pirotecnia verbal: “Que nadie se preocupe porque la unidad del Frente de Todos nunca estuvo ni estará en discusión”.
“Hoy todo es un caos. No hay nada pensado y cada uno va viendo. Esta semana cada facción hizo un proceso de acumulación interna para robustecerse. Cristina salió a hacer política con la crítica a los planes. (Sergio) Massa hizo saber su fastidio a través de la amenaza del Frente Renovador de dejar la coalición. Pero puede ser un spoiler de lo que vendrá, una PASO robusta”, agregó el dirigente bonaerense.
De Pedro -que fue otro de los que clamó por un llamado del Presidente a su vice- se había tomado unos días de descanso familiar cuando la interna en el Gobierno volvió a estallar. Retomó la agenda hoy, con una visita a Moreno, en un acto con Mariel Fernández, la intendenta del Movimiento Evita. La vicepresidenta rompió los puentes con ese movimiento social, pero en La Cámpora están interesados en acercar a la jefa comunal para robustecer al PJ bonaerense. Un camporista trató de explicar el gesto: “Todos están preocupados. Hay que actuar con responsabilidad para sostener el frente”.
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