Patricio Gerbi: el arrepentido que el kirchnerismo quiso acallar y que comparte defensor con Mauricio Macri
Es el presidente de una empresa constructora de Mar del Plata y dijo ayer que le cobraron coimas; fue durante una audiencia con fuertes cruces por los intentos de frenar su declaración
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Patricio Gerbi, de 66 años, heredó la empresa constructora Coarco SA de su padre. Tiene 66 años y desde los 23 trabaja allí. Durante el kirchnerismo, fue el responsable -según su propia confesión- de acordar los sobornos que le permitirían obtener la concesión de obras públicas viales y garantizarse los pagos del Estado.
Declaró ayer en una audiencia por el caso Vialidad, único por el que Cristina Kirchner está siendo juzgada, y repitió lo que había dicho como arrepentido del caso de los cuadernos de las coimas. Fue una audiencia muy tensa. Los defensores se negaban a dejarlo hablar. El fiscal insistía y cada pregunta implicaba un tironeo de horas; los abogados se oponían en bloque.
El abogado defensor de Gerbi es Pablo Lanusse, el mismo que defiende al expresidente Mauricio Macri. Lanusse representa a Gerbi en el caso de los cuadernos. Ayer no estaba. En la causa Vialidad, en rigor, el abogado no participa porque Gerbi tiene carácter de testigo.

En una declaración que dio por corroborada el juez fallecido Claudio Bonadio, Gerbi reconoció que como presidente de Coarco SA entregó “sumas de dinero al exfuncionario Claudio Uberti en una confitería frente al Hipódormo de Palermo” para “la adjudicación del corredor 1 por la sociedad Rutas al Sur SACV, conformada por su empresa y Equimac SA”.
En aquella declaración dijo además que en 2003 Carlos Wagner, que era el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, le había comunicado que “el expresidente Néstor Kirchner había dado la instrucción de montar un sistema de recaudación y que en esa reunión le mencionó a Ernesto Clarens”.
Dijo que cuando empezaron a tener problemas con los cobros de los certificados de obra, fue a Vialidad Nacional y que allí se entrevistó con el exfuncionario Sandro Fergola, quien le recomendó que se reuniera con Clarens para poder cobrar. También dijo que en otra reunión lo obligaron a bajarse de una licitación que terminó adjudicada a Benito Roggio e hijos.
Gerbi relató que Wagner organizó “el sistema de cartelización con empresas afines al gobierno”, como Austral Construcciones, de Lázaro Báez, que fueron beneficiadas con las obras y priorizadas con los pagos.
Como prueba de sus dichos, Bonadio dio cuenta de 24 comunicaciones con Clarens y 22 con el secretario de José López. También de comunicaciones entre Uberti y Gerbi.
La empresa familiar y los negocios con el poder
Gerbi es el responsable de Coarco S.A, una empresa que comenzó su padre hace más de cinco décadas y tuvo continuidad con participación de sus descendientes hasta consolidarse como una de las más destacadas y con mayor protagonismo en las obras de construcción que se realizan en Mar del Plata.
Presidió la delegación marplatense de la Cámara Argentina de la Construcción y a partir de sus vínculos logró acercarse y ganar terreno entre el lote de obra pública que el Estado Nacional desarrolló durante la gestión presidencial de Néstor Kirchner y luego su esposa y sucesora, Cristina Fernández.
Con Coarco intervino en Mar del Plata con el desarrollo de obras relevantes, tanto públicas como privadas. Entre las primeras se destaca la construcción del Museo de Arte Contemporáneo (MAR), que la firma realizó a partir de un contrato logrado con el entonces gobernador bonaerense Daniel Scioli. Durante esa misma gestión también se hizo cargo de levantar en Escollera Norte la terminal de cruceros, que más de diez años nunca se usó para esa función y hoy es sede de la Policía Federal Argentina.

Durante la administración de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires también ganó la compulsa para quedarse con la planta depuradora de efluentes cloacales que se montó en la zona norte de Mar del Plata, así como obras de desagüe muy importantes como el tramo final del Arroyo del Barco y el colector Marcos Sastre. La primera con aportes bonaerenses y las otras dos financiadas por Obras Sanitarias Sociedad de Estado (OSSE).
Con sus negocios focalizados en Mar del Plata, diversificó inversiones y desde hace dos décadas es un jugador más de las concesiones viales, según surge de los antecedentes de la AFIP. No tendría deudas con bancos ni entidades públicas. Según una fuente que conoce la empresa, los Gerbi fueron de los pioneros en traer el know how de asfalto en zonas de bajas temperaturas.
Algunos lazos familiares lo vinculan también con Alpa Vial, otra firma donde el apellido Gerbi tiene fuerte presencia y extendió su presencia en licitaciones de obras de construcción y viales también en el área metropolitana y la provincia de Buenos Aires, donde tiene algunos desarrollos comprometidos.
Tanto Alpa Vial y Coarco mantienen una presencia reiterada y sostenida en la oferta de obra pública que abre la provincia de Buenos Aires, incluidos los desarrollos de nuevas rutas o mejoras de las ya existentes.
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