Otro Pro en 678: mi experiencia en el ciclo de la TV Pública
Pedro Robledo, el joven agredido por su condición sexual que fue recibido por la Presidenta, cuestiona la forma en que fue tratado en el programa oficialista
El otro día participé del programa 678. Cuando comenzó quedé sorprendido por el graph y el hashtag que la producción había preparado para recibirme: #OtroPROen678 . El título tenía un doble objetivo: el primero era mostrar que "ellos" eran abiertos y plurales. Que recibían "a alguien del Pro". Inclusive quisieron remarcar que eran los únicos del mundo periodístico que le habían dado espacio a la reunión que la presidenta, Cristina Kirchner, me había concedido para solidarizarse por la agresión que sufrí por ser homosexual. Lo dije en el programa y lo repito. Eso es falso: hablé en el programa de radio de Jorge Lanata, en la radio de la Universidad de la Plata, en radio Metro, en radios provinciales; hablé con todos los que quisieron escucharme, incluido 678.
Su segundo objetivo era marcar la cancha, dejar en claro que yo no era uno de "ellos", que todo lo que dijera debía entenderse como proveniente de una persona del Pro, como si todas mis opiniones personales tuviesen que estar necesariamente alineadas con mi partido político. Como si entre el discurso de un partido y el de sus militantes no pudiera haber diferencias.
Entonces, ellos querían mostrarse plurales y abiertos pero al mismo tiempo me prejuzgaban y buscaban encasillarme. Paradójico ¿no? Es como la gente que dice "Yo no tengo problema con los putos. Tengo un compañero en la oficina que es gay y le hablo y todo".
Pedro Robledo en 678 (1/5/2013)
Y esa tensión entre querer mostrarse abiertos (cuando en realidad son cerrados), en querer anticipar lo que yo pienso basándose en lo que creen saber del partido al que pertenezco, se termina notando a lo largo del programa. Para ellos yo no soy una persona que puede pensar y sentir y crear mis propios conceptos de la realidad. Soy una persona que está equivocada, que compra el pescado podrido de Clarín, una persona que no ve con sus propios ojos la realidad. Ellos, entonces, están en el rol, heroico, de revelarme la verdad (o por lo menos de mostrarle al mundo que soy un ignorante) porque "son plurales".
Ellos querían mostrarse plurales y abiertos pero al mismo tiempo me prejuzgaban y buscaban encasillarme.
"Este pibe está contaminado", escuchó decir mi novio en la tribuna.
Y es lógico que piensen eso. Porque son de una generación que después de mucha lucha y confusión encontró un poco de comodidad (ideológica, económica, cultural, etcétera) y ahora no tiene las fuerzas de ponerse a sí misma en crisis para seguir avanzando. Lo que no creo que entiendan es que yo no estoy contaminado por nadie ni nada. Que soy un pibe que está aprendiendo a vivir y que está tratando de construir una mejor realidad en su contexto, y está tratando de patear las barreras que sus contextuales no se animan a patear. Un pibe que espera que todos los jóvenes en sus propios partidos políticos, en sus grupos de amigos, en sus casas, estén haciendo lo mismo.
Creo en otra forma de política porque creo en otra forma de vivir. Creo que no existen "los buenos y los malos", porque la realidad y las personas son simplemente más complejas que eso. Entiendo que la política tiene sus tiempos, sus procesos y sus relaciones de poder. Lo entiendo, pero estoy dispuesto a esforzarme porque las trabas lógicas de la política no se conviertan en espirales sin solución.
Creo que la política debe tener siempre presente que si no le soluciona los problemas a la gente real, en el presente y no en un tiempo ideal, no tiene sentido. Por eso voy a 678 a decir lo que pienso. Por eso voy a una conferencia de sindicalistas con Facundo Moyano para contarles sobre la importancia de la diversidad y la inclusión en un país. Por eso recorro La Plata con Andrés "el Cuervo" Larroque, diputado oficialista y líder de La Cámpora, escuchando lo que la gente más humilde tiene para decir. Por eso trabajo en la Fundación Pensar tratando de construir políticas de gobierno que nos excedan a todos en el tiempo. Porque para que el diálogo sea real, hay que sacarse los prejuicios. Hay que buscar conocer la realidad en todos sus aspectos.
Pero más que nada, hay que estar dispuesto a admitir que uno no sabe todo. Estar dispuestos a cambiar. La Argentina que se viene va a necesitar eso: gente que antes de querer cambiar al otro, quiera cambiarse a sí misma.
Pedro Robledo y su novio fueron agredidos en una fiesta por su condición sexual. Es coordinador del área Diversidad e Inclusión de la Fundación Pensar, el think tank de Pro.
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