Oscar Parrilli ocupa un puesto clave en el Senado y suma poder para Cristina Kirchner ante la Justicia
Con la inminente elección de Oscar Parrilli (Neuquén) para presidir la Comisión de Justicia y Asuntos Penales del Senado, la vicepresidenta Cristina Kirchner confirma su intención de manejar con mano de hierro y tener la última palabra en la relación del Gobierno y el Poder Judicial en todo aquello que requiera la aprobación del Congreso.
La nominación de Parrilli se suma al desembarco de la camporista Anabel Fernández Sagasti (Mendoza) como presidenta de la Comisión de Acuerdos, la aduana legislativa por la que inexorablemente deben pasar todos aquellos que aspiren a ser jueces y fiscales.
Así, la vicepresidenta tendrá a dos acólitos de lealtad incuestionable al frente de comisiones que tendrán un alto poder de fuego en la contraofensiva que Cristina Kirchner viene pergeñando en la guerra judicial (o lawfare, en inglés, como le gusta decir a la vicepresidenta), que asegura le declararon algunos integrantes del Poder Judicial cuando dejó el Gobierno en 2015.
La intención de la vicepresidenta de ponerle su impronta a la Justicia argentina ya se dejó ver en la Cámara de Diputados, en donde el Frente de Todos le introdujo al proyecto de modificación de los regímenes previsionales especiales una cláusula para quitar de la lista de jueces subrogantes a aquellos que se hayan jubilado.
Ese artículo no figuraba en el texto original y va en línea con una de las estrategias preferidas de Cristina Kirchner para controlar el Poder Judicial: la colonización de los juzgados vacantes mediante la elección de abogados de La Cámpora y de Justicia Legítima con los que completaba las listas de jueces subrogantes.
La Comisión de Justicia del Senado será el ámbito en el que se discutirá la anunciada reforma judicial que impulsará el Gobierno y que, tal cual lo adelantó Alberto Fernández, tendrá por objetivo licuar el poder de los jueces federales de todo el país, pero con particular énfasis en los "doce apóstoles" que moran en los tribunales de Comodoro Py.
En un principio, el elegido para ocupar la presidencia de Justicia había sido Martín Doñate (Río Negro), otro senador surgido del semillero kirchnerista de La Cámpora.
Sin embargo, en los últimos días las tornas viraron y favorecerán al exdirector de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y actual titular del Instituto Patria. "Cuando habla Parrilli habla ella", comentan en los pasillos del Senado para graficar la extrema cercanía del neuquino con la expresidenta.
Según confiaron fuentes del bloque del Frente de Todos, fue el propio exsecretario de Estado de Cristina Kirchner quien solicitó ocupar ese sitial, frustrando las aspiraciones de Doñate.
El cambio de monta, afirman en usinas oficialistas, se condice con el protagonismo que el exsecretario General de la Presidencia de Cristina Kirchner ha empezado a tomar en el Senado en las últimas semanas.
En esa línea, hay quienes sostienen que el polémico proyecto para regular el uso de las prisiones preventivas presentado por cinco senadoras hiperkirchneristas –y que apunta contra las investigaciones del periodismo, en realidad salió del despacho de "Larry", el sobrenombre con el que algunos peronistas llaman a Parrilli.
La Comisión de Acuerdos, por su parte, siempre fue una de las fuentes de poder en el Senado y el cargo de presidente siempre estuvo reservado para unos pocos con peso político propio. Si bien no es el caso de Fernández Sagasti, su ascenso a la presidencia se explica en su condición de vicaria de la palabra de Cristina Kirchner.
"Le gusta que le digan Cristinita", cuentan en un despacho de un senador que, como ella, milita en La Cámpora. Por eso, nadie duda que la mendocina, que también ocupa la vicepresidencia del bloque oficialista por decisión de Cristina Kirchner, ejercerá sin atisbo de duda la tarea que le encomiende la vicepresidenta.
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