Ordenaron excarcelar al joven misionero que hackeó los teléfonos de funcionarios, ministros de la Corte, jueces y fiscales
Nuñes Pinheiro continuará procesado, pero la Justicia estimó que no formó parte de una asociación ilícita que se abocó al espionaje ilegal de miles de “objetivos”
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La Justicia ordenó la excarcelación de Elías Ezequiel Nuñes Pinheiro, el hacker que confesó haber participado en la clonación de los teléfonos móviles funcionarios, fiscales, jueces y hasta ministros de la Corte Suprema que fueron víctimas de espionaje ilegal, tras admitir los planteos de la defensa, que sostuvo que no fue más que un “otario útil”.
El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi consideró que existen indicios suficientes para concluir que Nuñes Pinheiro no formó parte de una banda criminal junto a Ariel Zanchetta, el sargento retirado de la Policía Federal y agente inorgánico de la entonces Secretaría de Inteligencia (ex SIDE), quien desarrolló tareas de espionaje ilegal desde 2014 y continúa detenido.
Martínez de Giorgi admitió así los planteos del abogado de Nuñes Pinheiro, Marcos Kapko, quien remarcó que su defendido tenía 12 años cuando Zanchetta comenzó a recopilar información de inteligencia sobre un amplio abanico de “objetivos” en violación a las leyes vigentes y sin orden de un juez competente.
La defensa remarcó, además, que quedó probado en el expediente que Nuñes Pinheiro, quien continuará procesado por violación de secreto y privacidad y tentativa de estafa, jamás se comunicó con Zanchetta, ni tampoco con el diputado nacional y ex funcionario de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Rodolfo Tailhade, o con Néstor Fabián “Conu” Rodríguez, el expresidente de Télam y exalto funcionario de la AFIP sospechado de ordenarle tareas de espionaje. Por el contrario, recordó que Nuñes Pinheiro tenía 22 años cuando fue detenido y no tenía “conciencia de la gravedad de los hechos” en los que participó desde Misiones.
Así, según planteó la defensa y Martínez de Giorgi tomó por válido, Nuñes Pinheiro habría sido usado “como un simple ‘otario útil’ por los verdaderos delincuentes”, algunos de los cuales permanecen en las sombras, mientras que el hacker misionero acumuló más de nueve meses detenido y colaboró con la Justicia.
“Nuñes Pinheiro no pertenece a ninguna asociación ilícita con fines de espionaje político”, sostuvieron sus abogados, que afirmaron que desconocía quiénes eran sus víctimas. “Resulta inconcebible que una persona en su sano juicio se hubiera expuesto a tal escarnio público, de haber sabido la talla de los sujetos a quienes, sin intención directa, habría perjudicado”.
Nuñes Pinheiro permanece en una celda de la cárcel de Marcos Paz desde fines de junio, cuando se presentó de manera espontánea en los tribunales de Comodoro Py y aceptó declarar ante Martínez de Giorgi. Relató cómo participó en las maniobras para tomar el control de teléfonos móviles o activar nuevas líneas a nombre de jueces y fiscales, pero aclaró que no recordaba si el presidente de la Corte, Horacio Rosatti, era uno de sus “objetivos”.
Según argumentó el hacker devenido “arrepentido”, se abocó sólo a tomar el control de los teléfonos que a través de un canal reservado de Telegram le ordenó de alguien que aparece identificado en el expediente por un seudónimo –“Juanxd”–, y cuyo verdadero nombre todavía se desconoce. Nuñes Pinheiro detalló que hackeaba los aparatos para, a continuación, dejarlos en manos de ese usuario misterioso.
“Todo se hacía sobre la marcha”, rememoró ante una pregunta del fiscal Carlos Stornelli, quien también dio su visto bueno para que Nuñes Pinheiro recupere su libertad. “La información de la persona [a hackear] me la pasaba [Juanxd]”, explicó, para luego detallar que cobraba entre 8000 y 15.000 pesos en criptomonedas por cada ataque, que ejecutó por medio del llamado SIM-swapping.
Las víctimas de espionaje
Oriundo de Eldorado, entre los objetivos de Nuñes Pinheiro figuraron los cuatro ministros de la Corte Suprema –Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda–, Mariano Borinsky y otro juez de la Casación Penal –Gustavo Hornos–, dos jueces de tribunales orales federales –Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu– y la jueza federal de Misiones, María Verónica Skanata, entre otros.
Entre las víctimas también estuvieron el exministro de Seguridad porteño Marcelo D’Alessandro, el diputado nacional y excandidato a gobernador bonaerense Diego Santilli, y el igual que el exgobernador de la provincia de Misiones Oscar Herrera Ahuad, aunque la Fiscalía sospecha que el listado completo de espiados superaría los 2100 políticos de distintos partidos, jueces y fiscales, entre otros. Entre ellos, el presidente Javier Milei y una hija del exmandatario Mauricio Macri, pero también el diputado nacional Máximo Kirchner y el jefe de la custodia de la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Diego Carbone.
Según reconstruyó LA NACION, Zanchetta recurrió a los métodos más tradicionales de los “plumas” para “caminar” a sus “objetivos”. Pero también apeló a cámaras ocultas y drones. Y a una docena de teléfonos celulares y a correos electrónicos con nombres falsos. Pero llegó más lejos que otros espías: utilizó un canal de conversación secreto y encriptado con nivel de seguridad militar para comunicarse con terceros y recurrió a una aplicación de uso restringido a gobiernos para infiltrar teléfonos.
Ahora, en tanto, con Zanchetta detenido y a la espera de los resultados de algunas medidas de prueba, Martínez de Giorgi admitió los argumentos de la defensa, que había presentado el sexto pedido de excarcelación. Ordenó liberar a Nuñes Pinheiro con varias condiciones. Deberá abonar una caución real de $2 millones, no podrá ausentarse por más de 24 horas de su domicilio en Eldorado, no podrá salir del país y deberá presentarse una vez al mes ante la delegación de la Policía Federal en Misiones.
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