Oleada de voto castigo al gobierno a nivel nacional
La administración de Alberto Fernández sufrió un durísimo revés en las PASO; perdió en 17 de los 24 distritos y tuvo una debacle en Buenos Aires; Juntos por el Cambio recuperó lo perdido en 2019
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En lo que se interpretó como una oleada de voto castigo contra el Gobierno de Alberto Fernández, el Frente de Todos cayó derrotado en 17 de los 24 distritos a nivel nacional, incluida la provincia de Buenos Aires, que era considerada el bastión electoral de la coalición oficialista. En la otra cara de la moneda, la alianza opositora Juntos por el Cambio obtuvo triunfos resonantes en 14 provincias y en su fortaleza histórica, la ciudad de Buenos Aires.
El escrutinio provisorio de las elecciones primarias arrojaba derrotas impensadas para el oficialismo en Chaco, La Pampa y en Santa Cruz, la provincia de origen del kirchnerismo, mientras que Juntos por el Cambios se alzaba con victorias en distritos de peso electoral como Córdoba, Santa Fe y Mendoza. En la categoría de diputados nacionales, la única comparable con las PASO de 2019, el mapa electoral se revirtió de manera ostensible.
De hecho, el Frente de Todos había sacado el 42,7 por ciento del total en las PASO de hace solo dos años a nivel nacional, y ahora retrocedió al 30,7 por ciento, en tanto que Juntos por el Cambio obtuvo ese año el 30,9 por ciento y hoy trepó al 40,3 por ciento, en una ecuación que dio una vuelta de campana. La pérdida de apoyo de la administración de Alberto Fernández fue tal que sólo pudo ganar en Catamarca, Formosa, La Rioja, San Juan y Tucumán.
En tanto que en otras dos provincias aliadas de la Casa Rosada, como San Luis y Santiago del Estero, se impusieron los oficialismos provinciales, de la mano de los gobernadores Alberto Rodríguez Saá y Gerardo Zamora, respectivamente. Con esas escasas victorias, si se mantiene la tendencia en las elecciones de noviembre, el Frente de Todos podría perder la primera minoría en la Cámara de Diputados y corre serio riesgo de perder el quorum propio en el Senado.
En la provincia de Buenos Aires tuvo lugar una debacle electoral para el oficialismo, donde perdió el 15 por ciento de los votos respecto de las PASO de 2019. La lista encabezada por Victoria Tolosa Paz obtenía el 33,5 por ciento de los sufragios y caía derrotada por la suma de las listas de Diego Santilli y Facundo Manes, que alcanzaba el 38,08 por ciento de los votos. En tanto el Frente de Izquierda, con Nicolás del Caño, se consagraba como la tercera fuerza con el 5,20%.
En la ciudad de Buenos Aires, el FdT tuvo una previsible derrota con Juntos por el Cambio, que controla el distrito desde 2007 y proyecta el liderazgo nacional de Horacio Rodríguez Larreta, pero aun así perdió más del 6 por ciento de los votos respecto de las PASO de 2019. Mientras que Juntos por el Cambio sumó tres puntos porcentuales (llegó a 48,2 por ciento) a caballo de los sufragios reunidos por María Eugenia Vidal, Ricardo López Murphy y Adolfo Rubinstein.
Entre las derrotas que más le dolieron al oficialismo se contaron las que sufrió en las provincias que en noviembre elegirán senadores nacionales. Los resultados de las PASO establecieron un punto de largada en desventaja para el FdT en Córdoba –donde la figura de las primarias fue Luis Juez-, Santa Fe, Mendoza –donde fue derrotada la camporista Anabel Fernández Sagasti por casi 150.000 votos-, Corrientes, Chubut –donde pone en juego dos senadores- y La Pampa.
Las únicas victorias que festejaba la coalición de gobierno en la categoría de senadores eran las de Tucumán y Catamarca, que fueron junto a Formosa y La Rioja –estas en el rubro de diputados nacionales- las provincias del norte del país donde el Frente de Todos pudo mantener los triunfos que obtuvo en 2019. En esa región argentina, Juntos por el Cambio ganó en Chaco, Santa y Jujuy, donde gobierna el influyente dirigente radical Gerardo Morales.
En el Litoral, el oficialismo fue derrotado a manos de Juntos por el Cambio en Entre Ríos –con el exministro del Interior Rogelio Frigerio como referente opositor-; Santa Fe, donde el traspié afectó al gobernador justicialista Omar Perotti; Corrientes y Misiones. Mientras que en región cuyana estuvo más repartida: JxC ganó en Mendoza, de la mano del radical Alfredo Cornejo; el FdT hizo lo propio en San Juan; y sus aliados de Unidos por San Luis ratificaron su liderazgo en la provincia puntana.
El centro del país volvió a ser manifiestamente adverso al peronismo gobernante. El Frente de Todos cayó en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza. En territorio bonaerense, el kirchnerismo retrocedió a los tiempos de la Unidad Ciudadana de Cristina Kirchner en 2017, cuando sacó el 34,11% de los votos en las PASO, con lo cual se comió en una sola elección todo el caudal político que alimentó el Frente de Todos hace solo dos años.
En Córdoba, en tanto, fue ratificada la supremacía de Juntos por el Cambio, que en la categoría de diputados nacionales obtuvo el 58,60 por ciento de los votos, mientras que el kirchnerismo quedó tercero con el 10,92 por ciento, detrás de la fuerza provincial que lidera el gobernador Juan Schiaretti, Hacemos por Córdoba, que reunió el 24,5 por ciento de los sufragios y se aseguró una permanencia de los legisladores del “cordobesismo” en la Cámara baja nacional.
En la Patagonia, el Frente de Todos tuvo derrotas inesperadas en Santa Cruz y Tierra del Fuego, mientras que se plasmó un castigo electoral a la deficitaria gestión del gobernador Mariano Arcioni en Chubut y se confirmó la supremacía de fuerzas provinciales como Juntos Somos Río Negro y el Movimiento Popular Neuquino (MPN). En la tierra original del kirchnerismo, la caída fue estrepitosa: JxC obtuvo el 38,6 por ciento de los votos, contra 26,46% del Frente de Todos.
Según pudo establecer LA NACION a partir de un minucioso trabajo del equipo de LN DATA, en la suma de reveses que obtuvo en las primarias de ayer, el Frente de Todos perdió el 13,2 por ciento de los votos que había sacado en las PASO para diputados nacionales de 2019 (de aquel 44,1% al actual 30,8%), mientras que Juntos por Cambio recuperó la fortaleza perdida y pasó del 30,9 por ciento al 40,2 por ciento en la víspera, que lo posicionó como amplio ganador.
La derrota del Frente de Todos ocurrió en un contexto de pandemia y de enojo de la ciudadanía con los dirigentes políticos, que hizo retroceder el nivel de participación histórico en las PASO (76,2 por ciento) a menos del 70 por ciento, el peor indicador en los últimos diez años. Con todo, las primarias redefinieron el mapa político del país y ya no luce como la camiseta de Boca (una franja amarilla rodeada de azul). Ahora, el dibujo electoral aparece más coloreado.
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