Ojo, Leo, que nos podés dejar sin elecciones
Los jugadores de la selección son implacables adentro de una cancha e intratables con cualquiera que integre el Frente de Todos, a juzgar por sus movimientos al llegar con la Copa a Buenos Aires
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Tengo un problemita. Modificando levemente un viejo himno de las tribunas futboleras, encontré el estribillo perfecto para definir lo que pasó ayer entre Alberto Fernández y la selección, entre el Gobierno y los campeones del mundo: “La Copa/la Copa/se mira y no se mancha”. El problema es que no rima.
Con su pertinaz negativa a ir a la Casa Rosada, a usar el mítico balcón, a sacarse una foto con el Presidente, a recibirlo en el predio de la AFA, y, antes, a dejarse dar la bienvenida por Wado de Pedro y otros soldaditos de La Cámpora en Ezeiza, Messi y compañía parecen querer decir que la Copa que trajeron de Qatar es demasiado sagrada como para que la toquen los impuros. Listo, resuelto mi problema, encontré la rima: “La Copa/la Copa/se mira y no se contamina”.
Todavía no están escritas las innumerables gestiones de los principales colaboradores del profesor para intentar convencer a los jugadores y al cuerpo técnico. Les ofrecieron el oro y el moro, se echaron a sus pies, hubo promesas, hubo juramentos, hubo encendidas declaraciones de amor. Pero no hubo caso. Estos pibes son implacables adentro de una cancha e intratables si sos del Frente de Todos. De paso: el VAR revisó el nombre de la coalición oficialista y concluyó en que no puede seguir llamándose así un colectivo que es explícitamente rechazado por la selección campeona del mundo. El VAR decretó que el FdT está fuera de juego.
Hasta la madrugada de ayer, la cuestión parecía circunscripta a Alberto: la animadversión del plantel era con él y no necesariamente se extendía a las franjas no albertianas del Gobierno, que, por otra parte, son mayoría. Incluso más: en La Cámpora se plantearon que si el problema de la Scaloneta era el Presidente, de ese lado de la grieta también estaban ellos; para ellos, Alberto es el principio y el fin de todos sus padeceres. “Abracémonos, pues, que llevamos la misma camiseta”. Exactamente eso debe haber pensado Wado cuando se puso en primera fila en Ezeiza para saludar a Messi y al resto de los muchachos. Apenas aspiraba a una foto, una foto con el capitán y la Copa. Pero el quiebre de cintura de Leo, para darle la espalda, terminó siendo una de sus gambetas más célebres. Al querido Wado ahora sus amigos lo llaman “Gvardiol”, en honor del zaguero croata al que Leo dejó pagando y ridiculizado en el tercer gol de la semifinal. Leo le quitó importancia a su finta: dice que Wado está muy fuera de estado.
“Gvardiol” ya imaginaba esa foto como plataforma de lanzamiento a la carrera presidencial. Ahora va a probar suerte con Rulli, el tercer arquero.
Entrevistado este miércoles bien temprano, Alberto exhibió con orgullo su premio consuelo: contó que Papu Gómez le mandó un saludo por Instagram. Papu no jugó bien cuando le tocó entrar y además se lesionó. Eso sí, fue el gran animador del vestuario. Es lógico imaginar que el Presi tenía otras expectativas: al menos, un saludo del Dibu, de Enzo, de Julián, de Mac Allister, de Scaloni… No sabemos qué le puso el Papu en el mensaje, o si le mandó ese meme cruel en el que el profesor está festejando solo el campeonato. De un consumado bromista se puede esperar cualquier cosa; incluso, que le escriba a Alberto.
Como todo tipo tímido y reservado, con Leo hay que estar atento a las pocas señales que emite. Al llegar a Rosario, él y Di María se abrazaron con el gobernador Perotti, que los esperaba en el aeropuerto. ¡Epa! Perotti no mancha ni contamina. El Inadi va a promover un expediente por discriminación. Temo que después el discriminado en el reparto de fondos nacionales sea Perotti: “¿Querés la plata? Que la venga a buscar Messi en su avión”.
Yo me preguntaba ayer por qué los campeones estarían tan pero tan enojados con el gobierno de los Fernández, al punto de escapar hasta del más mínimo contacto. La respuesta estuvo en las calles: es un gobierno incapaz siquiera de organizar una bienvenida. Los jugadores tuvieron que ser evacuados. Millones de personas se quedaron frustradas. ¡Millones de votantes!
¿Qué va a pasar en las elecciones de octubre? Vuelve a cantar la tribuna: “Es un afano, suspendanlás”.
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