Oficialismo: en un gobierno cruzado por las internas, los díscolos de La Libertad Avanza ya tienen juego propio
La pelea de cúpula se traslada al territorio y los bloques legislativos, donde ya se delinean los grupos enfrentados; están los halcones de Milei, los filoperonistas y los más cercanos a Pro
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Sin líderes ordenadores, La Libertad Avanza, la fuerza que construyó Javier Milei para llegar a la Casa Rosada, comienza a dividirse en diferentes clanes internos. La puja de poder que agita a la cúpula del Gobierno baja al territorio en los principales distritos del país y, sobre todo, empieza a provocar fugas o fisuras en los bloques legislativos.
Si bien Milei ostenta el poder presidencial y conserva altos niveles de popularidad en las encuestas, aún no logró convencer o seducir a integrantes de la oposición para que se incorporen al oficialismo, ni definir una táctica para amalgamar a las distintas ramas internas de fuerza. LLA se edificó con un mix de peronistas, outsiders o exdirigentes de Juntos por el Cambio. Esa fórmula le sirvió para hacerse de un vehículo electoral en tiempo récord y vencer a sus adversarios en la campaña de 2023, pero la heterogeneidad y la falta de articulación provocan ruidos en la convivencia. “No hay una mesa política de LLA y empiezan a formarse bandas”, se lamentan los fundadores del espacio.
Por caso, los díscolos o desterrados del oficialismo hacen su juego, exhiben agenda propia y empiezan a diferenciarse en temas puntuales. La mayoría de ellos son dirigentes que se mantienen fieles al Presidente y su cosmovisión, pero fueron marginados del proyecto por sus diferencias con Karina Milei. El caso más emblemático es el de la vicepresidente Victoria Villarruel, quien mantiene una disputa soterrada con la secretaria general de la Presidencia y el asesor Santiago Caputo.
Villarruel volvió a la Casa Rosada para participar de una reunión de Gabinete después de los cortocircuitos por su polémico tuit sobre Francia y los cánticos racistas de la Selección argentina en la Copa América. Pese a los intentos de encapsular el conflicto, altos funcionarios volvieron a despotricar en las últimas horas contra la vicepresidenta. Dejaron trascender que hace unos meses no pudo ingresar a una reunión de Gabinete porque llegó tarde. Quienes frecuentan a Villarruel aseguran que está atenta a las “operaciones” de prensa para esmerilar su figura, pero repiten que evitará escalar la pelea en la esfera pública.
Entre tanto, Villarruel se ocupa de preservar el vínculo con los gobernadores y los puentes de diálogo con los referentes del peronismo, la UCR o Pro en el Senado. “No hay un diálogo político de construcción; falta tiempo para la discusión del 2025″, dicen cerca de la vicepresidenta. Ella jura que se enfoca en la gestión de la Cámara alta y conseguir los votos para aprobar las leyes de Milei.
El bloque de diputados nacionales de LLA, que conduce Gabriel Bornoroni, quedó al borde de una nueva ruptura después de que se conociera que seis integrantes de la bancada se habían reunido en la cárcel de Ezeiza al exrepresor Alfredo Astiz, entre otros condenados por delitos de lesa humanidad. Se trata de Beltrán Benedit, Lourdes Arrieta, Guillermo Montenegro, Rocío Bonacci, Alida Ferreyra y María Fernanda Araujo. La controvertida visita no solo provocó el repudio del resto de las bancadas opositoras, sino que se convirtió en un nuevo conflicto para Martín Menem, titular de la Cámara baja. Al menos dos legisladores de ese grupo -Rocío Bonacci y Lourdes Arrieta- deslizaron que fueron al penal engañados. Anoche, el bloque se reunía para consensuar una posición del oficialismo ante la presión de la oposición para que Menem adopte una medida institucional. Sin embargo, Bonacci y Arrieta no concurrieron, y se postergaría una definición interna.
En el bloque de Bornoroni hay distintas líneas internas. Están los talibanes de Milei, como Lilia Lemoine, Bertie Benegas Lynch o Juliana Santillán, que juran lealtad al Presidente y su mesa chica y adoptan un tono combativo en el recinto, sobre todo, para confrontar con el kirchnerismo. Pablo Ansaloni y Carlos D’Alessandro se ubican el ala peronista o sindical del oficialismo. En ese ecosistema, Marcela Pagano talla un perfil propio. La semana pasada publicó un mensaje en la red social “X” para homenajear a Eva Perón en el que no solo citó a Menem, Daniel Scioli o Guillermo Francos -jefe de Gabinete- y Juan Bautista “Tata” Yofre -nuevo funcionario de la SIDE-, sino también a Cristina Kirchner.
Ese no será el último gesto de Pagano hacia el PJ. Ella procura usar las armas de la política y la agenda de propuestas legislativas del oficialismo para sumar adhesiones del bloque de Unión por la Patria o atraer al oficialismo a diputados que responden a gobernadores peronistas. Apuesta al diálogo para convencer a los opositores y prefiere no ir al choque como el sector de los “halcones”. En el núcleo duro miran con recelo sus movimientos. “El peronismo es lo peor que le pasó a la Argentina”, escribió Santillán en sus redes sociales. En el ala dialoguista de LLA se preguntan si la diputada tiene en cuenta que Milei designó a peronistas en puestos codiciados de su administración, como Scioli, Francos o los Menem. “No nacimos todos en el mismo barco; hay que tener criterio”, afirman en el grupo de las “palomas” de LLA.
Pagano se inclina por aplicar una fórmula similar a la que utiliza Villarruel en el Senado para contener los reclamos de los diversos sectores de la oposición. Si bien no tienen diálogos frecuentes ni interactúan, construyeron un vínculo durante la campaña electoral. Pagano también recompuso su relación con Oscar Zago (MID), quien acelera las conversaciones con Cristian Ritondo, jefe de Pro en Diputados, para conformar un interbloque en agosto. ¿Pagano podría irse con él?
Zago pretende anticiparse y cumplir con el deseo de Milei de converger con Pro en Diputados. Cansado de la resistencia de Karina o Caputo, los guardianes de la identidad libertaria, a confluir con el partido de Mauricio Macri, el exjefe de bloque de LLA apuesta a atraer a integrantes de bloques provinciales. En tanto, Carolina Píparo, excandidata a gobernadora bonaerense, ya tomó distancia del experimento libertario.
El senador Francisco Paoltroni (Formosa-LLA) se mantiene en las filas del oficialismo, pero explicita sin tapujos sus diferencias con el círculo de confianza del Presidente. Por caso, no solo ratificó su rechazo al pliego del juez Ariel Lijo, uno de los candidatos que impulsa el Gobierno para la Casa Rosada, sino que aseguró que Milei está “rodeado de obsecuentes”. Lo hizo para defender a Villarruel, blanco de las críticas de los miembros fieles de Karina Milei en la organización de LLA.
A diferencia de Paoltroni o Pagano, el legislador porteño Ramiro Marra, otro apuntado por la hermana del Presidente, cultiva un segundo plano. Pese a que fue corrido de la mesa chica de Milei, tiene llegada al jefe del Estado y se posicionó como un de las principales defensores mediáticos del oficialismo. A sabiendas de que aún resta tiempo para la discusión electoral de 2025, se mantiene expectante y le esquiva a las riñas internas. En cambio, su socio en la Legislatura porteña, Eugenio Casielles, salió a criticar con dureza a Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de Milei. “Discute sobre el Pro cuando hay un chico desaparecido hace 40 días”, lanzó Casielles en una entrevista con el canal Laca Stream.
El desembarco de José Luis Espert en LLA también hizo crujir la estructura de los libertarios en Buenos Aires. Después de las fisuras en Diputados y en el Senado, donde Carlos Kikuchi, axarmador nacional de Milei, y Sergio Vargas se mueven con autonomía para negociar con el oficialismo que responde a Axel Kicillof, se multiplican las quejas en el seno del espacio por la decisión del Presidente de anticipar su aval a Espert como candidato y los acuerdos que teje Sebastián Pareja con Bullrich y Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero.
“El año pasado nos enfrentamos a Espert y ahora pasa a ser la cabeza de este auto que hemos construido. Entonces, hay algunos sectores que están enojados”, admiten en el campamento de Pareja, el jefe territorial que designaron Karina Milei y su mano derecha, Eduardo “Lule” Menem, en Buenos Aires. Los armadores del Presidente no solo deberán armar una red de contención en el distrito más populoso, sino también en Córdoba o Santa Fe, donde excandidatos del espacio lucen desorientados ante la ausencia de interlocutores con vistas a las elecciones de medio término del año próximo.
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