Octubre queda ahora mucho más lejos
Las elecciones presidenciales de octubre se ven hoy bastante más lejos que ayer y no más cerca, contra lo que dice el calendario. La sorpresiva elección realizada por Javier Milei, que lo consagró como el candidato individual más votado y a La Libertad Avanza como el espacio más elegido, solo aumentó exponencialmente la incertidumbre y la imprevisión con las que ya se había llegado a la primera etapa del proceso electoral de este año. Todo debe ser revisado y toda la dirigencia está recalculando. Tal vez, también el electorado.
El cambio radical del mapa electoral que inicialmente dejan estas primarias tendrá efecto inmediato tanto en lo político como en lo económico-financiero. Hoy mismo. Que las PASO no hayan despejado las incógnitas sobre el futuro político del país, a partir del próximo 10 de diciembre, promete operar como un acelerador de la fragilidad y un nuevo factor de inestabilidad. Como señaló un agudo consultor del oficialismo, “que se vayan todos encontró cara, nombre y apellido en Milei”. El tsunami llegó. Hay que ver qué queda cuando baje la marea.
Las primarias no operaron como una primera vuelta, por lo que resulta más difícil que ayer pronosticar quiénes se enfrentarán en un ballotage el 19 de noviembre, si, como se prevé, nadie supera el 45% o nadie logra más de 40% sin sacar una diferencia de más de 10 puntos, el 22 de octubre. La torta electoral repartida en tres tercios (o cuatro cuartos si se cuenta la abstención) hace que la segunda vuelta emerja como una semicerteza. Aunque todo es provisional.
Si para Juntos por el Cambio lo ocurrido ayer es un golpe impensado y demasiado duro, para el Gobierno es también una noticia inquietante. Especialmente, para el ministro-candidato Sergio Massa, que no pudo ser el postulante individual más votado como se ilusionaba. Y no tanto por el resultado global, que dejó a Unión por la Patria aún en carrera para afrontar la primera vuelta. A pesar del más que fallido gobierno de Alberto Fernández, quien termina escondido por los propios, como nunca había ocurrido antes con un presidente democrático.
Como señaló un agudo consultor del oficialismo, “que se vayan todos encontró cara, nombre y apellido en Milei”
Los problemas para el oficialismo, como responsable de la cosa pública, llegan antes. Las prevenciones que expresaban muchos economistas e inversores sobre una performance exitosa del candidato de LLA y una falta de claridad mayor sobre el futuro político adquieren ahora más relevancia.
Los fantasmas de las PASO 2019, cuando las aspiraciones de reelección de Mauricio Macri se hicieron añicos, y lo ocurrido en los mercados el día después es un recuerdo que se vuelve presente. Toda una curiosidad. A diferencia de lo sucedido hace cuatro años, quien sale victorioso de estas PASO no es un postulante poco amigable para el mercado. Todo lo contrario. Además, los candidatos que fueron consagrados en las dos coaliciones mayoritarias expresan una adhesión absoluta al capitalismo y, en el caso de JxC, un rechazo absoluto al populismo, encarnado por Patricia Bullrich, que derrotó al dialoguista Horacio Rodríguez Larreta.
Lo que prima es un horizonte de inestabilidad política y los desafíos para la gobernabilidad que pueden abrirse.
Los resultados reafirman, además, que lo de Milei es un fenómeno personalísimo, que no encarnó ninguno de los postulantes libertarios en las elecciones provinciales adelantadas y tampoco ayer en la ciudad de Buenos Aires, sin que eso afectara en nada la potencialidad del candidato a Presidente en todo el país.
La torta electoral repartida en tres tercios (o cuatro cuartos si se cuenta la abstención) hace que la segunda vuelta emerja como una semicerteza
Milei es el catalizador de un estado de ánimo colectivo, dominado por el enojo, el hartazgo y la fatiga con la dirigencia política que ha gobernado en las dos primeras décadas del siglo XXI, con el estado actual de cosas y, sobre todo, con los padecimientos sufridos en la nueva década perdida del país.
Milei más que haberle hablado y convencido a un tercio de los votantes parece haber gritado por muchos de esos indignados a los que convocó no tanto por su dogmatismo ideológico, como por ser la herramienta que encontraron para golpear a las dos coaliciones que en los últimos 12 años se alternaron en el Gobierno, sin mejorar la situación socio-económica de la sociedad al final de sus mandatos, sino habiéndola empeorado.
Nadie previó que LLA llegara a imponerse como fuerza política, aunque en los últimos días varios encuestadores advertían que estaba dándole un envión al libertario el mal estado de ánimo colectivo, acicateado por los episodios de inseguridad violenta, que encontraron su cima con el horrendo asesinato de Morena Domínguez, en Lanús.
Cuando pase la sorpresa y el impacto inmediato que esa sorpresa tendrá en el escenario político y en las variables económico-financieras empezará a poder evaluarse cuán consistente es este escenario que acaba de abrirse. La pregunta inicial más relevante es si Milei capitalizará este triunfo para sumar más votantes o si este resultado hará revisar su acción a muchos de los que lo eligieron como instrumento de castigo antes que por adhesión a su figura y su proyecto. La respuesta que tenga ese interrogante determinará si este panorama es circunstancial o si se consolida un nuevo mapa político.
Por eso, las dudas cruciales de cara al futuro radican en tres factores que rodean al candidato libertario.
- Asoman la pregunta respecto de la estabilidad emocional del candidato, sobre lo que a lo largo de la campaña ha profundizado muchas dudas. El discurso que dio en la noche del triunfo no despeja las incógnitas, a pesar del esfuerzo por mostrar racionalidad y mesura.
- Aparece el escaso calado de la estructura política de LLA que tendría una importancia capital en caso de llegar Milei a la Presidencia. Hasta ayer algo impensable, pero que ahora no puede considerarse improbable. La radicalidad de la transformación que postula requiere de un sustento político que no tiene y de un soporte parlamentario que no tendrá por mejor elección que haga en octubre. El sometimiento de la política al dogma económico es un objetivo de cumplimiento más que difícil.
- Surge la incógnita sobre la actitud del 60% del electorado que no votó a Milei y sobre todo de la dirigencia de las fuerzas que representan a esos dos tercios de la ciudadanía frente a las propuestas de liberalismo extremo, que tendrá efectos para amplios sectores de la población y sobre todo para algunos factores de poder.
Lo que prima es un horizonte de inestabilidad política y los desafíos para la gobernabilidad que pueden abrirse
El triunfo de Bullrich en la interna de JxC sobre Rodríguez Larreta (el gran derrotado de la jornada) podría ser un dique para el crecimiento de Milei o un destino para algunos de los que lo votaron en esta instancia, porque entendían que era casi jugar gratis y cuando fuera por los puntos podrían cambiar su voto. Mientras tanto, refuerza la idea de un corrimiento del electorado del centro a la derecha, y de un ocaso del populismo de izquierda. La ausencia de Cristina Kirchner de las listas y del tramo final de la campaña no necesita de más explicaciones.
Pero no conviene sacar conclusiones definitivas. La performance de JxC es un llamado de atención demasiado grande para esta fuerza, que daba por descontado que sería la más votada desde que se impuso en las elecciones legislativas de 2019. Además, el triunfo de Bullrich en la interna abre la duda sobre la conducta los votantes más de centro y más moderados de la coalición cambiemita, ante un discurso contrario a la búsqueda de consensos y la plasticidad política.
Se espera a partir de mañana un reajuste discursivo en JxC, a sabiendas de que la candidata a Presidente es esencialmente poco maleable. La frontalidad y la combatividad son marca registrada de su larga vida política, iniciada hace 50 años en el peronismo revolucionario para terminar con igual fervor en playas liberales.
La pregunta inicial más relevante es si Milei capitalizará este triunfo para sumar más votantes o si este resultado hará revisar su acción a muchos de los que lo eligieron como instrumento de castigo antes que por adhesión a su figura y su proyecto
La cercanía que Bullrich como el aún influyente fundador del Pro Mauricio Macri han expresado con Milei es un desafío extra a la hora de ampliar la base de votantes, para tratar de llegar al ballotage y ganarlo. Mucho trabajo para los gurúes de campaña.
Massa, con el apoyo de una UP que sale por ahora de terapia intensiva con el tercio obtenido en la distribución total de votos, quedaría así como la contracara de la oferta de LLA y JxC, que podría parecerse demasiado. Pero esa es una disquisición que solo tendrá valor en octubre. Antes el Gobierno y, en particular, el ministro-candidato deberán despejar las amenazas amplificadas que se le presentarán desde hoy.
El resultado de las elecciones de ayer despejó apenas los interrogantes más formales con los que se llegó a las PASO. Ahora se sabe quiénes serán los candidatos de todas las fuerzas que superaron el piso mínimo de votos para la elección general. Pero persisten muchas dudas y se sumaron nuevas incógnitas. El 22 de octubre queda hoy un poco más lejos que ayer.
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