Octubre de 2008, el mes de una profunda crisis
Subía el dólar, caía la bolsa y se iban capitales
Rumores, desconfianza, el dólar en alza, la bolsa derrumbada y la mayor fuga de capitales en años. Todo eso sucedía en la Argentina en octubre de 2008, cuando el ex presidente Néstor Kirchner compraba US$ 2 millones y el país sufría los primeros coletazos de la crisis financiera internacional.
El matrimonio presidencial ya anticipaba en sus discursos, en los primeros días de octubre de ese año, las consecuencias que podía traerle a la Argentina la crisis global. Néstor Kirchner reaparecía en la escena política tras el fracaso de las retenciones móviles en el Congreso con una advertencia: "Estamos viviendo momentos que muchos prenuncian una recesión; hay mucho de especulación, pero hay que estar atentos, muy atentos".
Días después, en sintonía con su marido, la Presidenta calificaba de "ficción" creer que el "dinero genera dinero sin pasar por la producción de bienes".
Al día siguiente, jueves 9 de octubre, Néstor Kirchner realizaba una primera compra de dólares, mientras su esposa, en otro discurso, defendía el rol productor del país. "Apostamos a un crecimiento con lo nuestro, en el mercado interno", decía.
La crisis global se profundizaba a mediados de octubre. Caían bancos emblemáticos en el mundo y crecía la desocupación. Sin embargo, Cristina Kirchner proclamaba a la Argentina fuera de la "burbuja del capitalismo financiero despiadado" y aclaraba que "el dinero no se empolla", sino que "crece con inversión".
El 15 y el 23 de octubre, el ex presidente volvía a la caza de dólares, y sus operaciones de octubre alcanzaban una cifra total de U$ 2 millones.
Pese a la confianza en el "modelo" de parte del oficialismo, los últimos días de octubre fueron económicamente tumultuosos para la Argentina. La combinación entre la desconfianza en la plaza local por la estatización de los fondos de las AFJP y el temor generalizado por la crisis financiera internacional derrumbaba la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y encarecía el dólar.
Con ese escenario, la Presidenta se vio obligada a desmentir las renuncias de algunos de sus principales ministros y funcionarios -incluso la de Martín Redrado en el Banco Central- y a negar supuestas medidas económicas extremas para calmar la crisis.
Para ese entonces, el apetito por el dólar se había tornado voraz: los bancos habían perdido en octubre $ 2850 millones en plazos fijos del sector privado, pese a los intentos de retener a sus ahorristas con un incremento del 5% en la tasa de interés.
Y no sólo eso: octubre también era el mes de mayor fuga de capitales desde 2002. El sector privado había comprado US$ 3500 millones a razón de US$ 160 millones diarios.
A pesar de todo, la Presidenta no perdía la calma y aseguraba "estar mejor preparados" para soportar la crisis. "Nunca nadie se salva individualmente y mucho menos hoy, porque ha quedado demostrado que en tiempos como los que vivimos la malaria les llega a todos", decía.
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