Nuevo desafío en el Congreso: el Senado podría rechazar el DNU que aumentó los fondos de la SIDE y garantizar el presupuesto universitario, mientras que Francos rendirá cuentas en Diputados
El jefe de Gabinete informará el miércoles sobre la marcha de la gestión tras el veto de Milei a la reforma jubilatoria; los libertarios quieren anotarse una victoria con la materialización de la Boleta Única
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El Congreso volverá a convertirse esta semana en una olla a presión. El Gobierno se enfrentará con la posibilidad de que la oposición avance en el Senado con la sanción del financiamiento universitario, otra iniciativa que trastoca el equilibrio fiscal tan cuidado por Javier Milei, así como con el rechazo del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 656 que aumentó los fondos reservados de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). En tanto, los senadores oficialistas apuestan a anotarse una victoria con la materialización del proyecto que implementará la Boleta Única Papel (BUP) para las próximas elecciones nacionales, una meta escurridiza desde principios de año para los libertarios.
La Casa Rosada tampoco experimentará una atmósfera amigable en Diputados, donde el miércoles el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, rendirá cuentas sobre la marcha de la gestión. Lo interrogará un recinto cruzado por el reciente veto presidencial a la ley de recomposición jubilatoria, sancionada por dos tercios de sus miembros. La obligación constitucional del funcionario está pautada desde hace por lo menos un mes, pero se superpone con un momento de tensión en el que los legisladores discuten de qué manera hacerle frente a la impugnación de Milei. Incluso los más moderados hablan de un clima hostil por el veto total, considerado una afrenta innecesaria ante la posibilidad de lograr un texto que no condicione el déficite con la observación parcial de la ley.
En el Senado ya está convocado para el martes el plenario de comisiones de Educación y Presupuesto para tratar las iniciativas sobre financiamiento universitario. Una de ellas, impulsada por el radicalismo, ya cuenta con el aval de Diputados y es probable que busquen convertirla en ley esta misma semana. A pesar de que el reglamento de la Cámara estipula que, desde la obtención del despacho de comisión, deben pasar siete días para llevar el texto al recinto, el catamarqueño Flavio Fama (UCR) logró aprobar una moción de preferencia en la que se determinó que este expediente debía ser tratado en la próxima sesión, con o sin dictamen.
Boleta Única
Para contrarrestar la avanzada opositora, el oficialismo del Senado trabajará para aprobar el miércoles el proyecto de Boleta Única. Para destrabar esta discusión, La Libertad Avanza deberá conceder modificaciones que devolverán la iniciativa a Diputados, lo que dilatará su sanción definitiva. Incluirán el pedido de la senadora Mónica Silva, ligada al mandatario provincial Alberto Weretilneck, de eliminar el casillero que permite votar la lista partidaria completa. Silva sostuvo durante la discusión en comisión que esta opción podría generar confusión y derivar en una anulación del voto por tildar este y otros recuadros. De quitarse esta posibilidad, se neutralizará casi por completo el “efecto arrastre” propio de la actual boleta partidaria. La forma en que se diseña la boleta única en caso de simultaneidad electoral es otro de los puntos a modificar. Se plantea que en caso de concurrencia de los comicios, se oficializará una boleta para cargos nacionales, provinciales y, de corresponder, municipales.
Si bien podrían incluirse en esta sesión no solo el financiamiento universitario sino también el rechazo del DNU 656, los libertarios buscan desdoblar las sesiones y apuestan a que los proyectos adversos a la Casa Rosada se traten aparte, el jueves. “Para que cada uno se lleve su trofeo”, admiten en las filas dialoguistas. El cronograma se terminará de afianzar entre el lunes y el martes entre los jefes de bloque. La vicepresidenta, Victoria Villarruel, aunque alejada de la tropa oficialista, también participa de esta conversación. “Se está charlando desde la semana pasada”, admiten en su entorno.
José Mayans, líder de uno de los dos bloques kirchneristas, está resuelto a voltear definitivamente el decreto que incrementa $100.000 millones los gastos reservados del órgano de inteligencia. No quiere darle otra semana de gracia a los libertarios. Existen referentes de Unión por la Patria que caminan con pies de plomo y se muestran cautos al hablar del rechazo. “Es mayoría simple, pero hay que tener mucho cuidado”, deslizan. La mesura que exhiben contrasta con la resignación del oficialismo, donde muchos ya dan por perdida esa batalla.
Se le suma al empantanamiento de los pliegos de los nominados por el Poder Ejecutivo para integrar la Corte Suprema. La idea de ampliar el máximo tribunal de Justicia modificó el curso de las tratativas. Ningún dirigente quiere dejar pasar la oportunidad de postular a alguien de su riñón y ahora la discusión pasa por qué se aprueba primero: la ampliación de las sillas o los cadidatos del Gobierno.
El desafío al Congreso
“No he visto el veto del Presidente, pero si el veto es total seguramente se va a encontrar con el rechazo del Congreso. Si el veto fuera parcial, me parece que corregiría errores que el proyecto tenía y sería difícil revertir ese veto. De ser total, el Congreso va a revertir la decisión presidencial”, especuló Ricardo López Murphy (Encuentro Federal). “Vamos a un conflicto de orden institucional que no le va a hacer bien al Congreso ni al Presidente”, advirtió el domingo a la mañana el diputado del bloque de Miguel Ángel Pichetto en diálogo con Radio Rivadavia.
Este escenario, que se suma a las internas libertarias fuera de control –coroladas la última semana por las salidas de la diputada Lourdes Arrieta y el senador Francisco Paoltroni de los respectivos bloques– complicará la agenda del Gobierno en el Congreso y propiciará nuevas y más agresivas iniciativas opositoras. Además, los legisladores abroquelados en la insistencia de la reforma previsional cuentan con dos ventajas. Por un lado, la Constitución no prevé plazos para revertir el veto del Poder Ejecutivo. Por el otro, el oficialismo los necesita para convalidar el Presupuesto 2025, en cuyo texto se espera que persistan los recortes a los gobiernos provinciales, determinantes para echar por tierra los intentos de Milei de frenar el incremento jubilatorio.
“No me imagino que sea una discusión rápida. Hay que ser cautos y evitar dar falsas expectativas”, señaló a LA NACION un diputado que trabaja en reunir los avales para insistir con la sanción.
En el Senado, es muy difícil que el veto siga en pie. El oficialismo, que ahora cuenta con seis senadores tras la salida de Paoltroni, debe reunir 25 voluntades para evitar un revés, un número prácticamente inalcanzable. Será determinante lo que ocurra en Diputados: la Constitucional Nacional exige el rechazo de ambas Cámaras para que la impugnación pierda vigor.
Cerca de Martín Menem, el presidente de Diputados, hablan de “autocrítica”. La misma palabra utilizan los referentes oficialistas del Senado, alejados de Villarruel, corrida de las negociaciones con la oposición. Admiten que el desorden y la dispersión de interlocutores no ayudó a fortalecer su armado en el Congreso y consideran un volantazo que logre reconducir su agenda legislativa.
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