“No vamos a abandonar a nuestra gente”: las monjas peruanas que no quieren irse de Gaza a pesar de los bombardeos
Las hermanas son misioneras de la única iglesia católica en ese territorio palestino; ambas intentan asistir en la parroquia a más de 600 personas
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Las monjas peruanas mellizas María del Pilar y María del Perpetuo Socorro Llerena Vargas, oriundas de Arequipa, son misioneras en la Parroquia Sagrada Familia en la ciudad de Gaza, la única iglesia católica en ese territorio palestino.
Las religiosas pertenecen a la congregación Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará que, a su vez ,es parte del Instituto del Verbo Encarnado. Ambas monjas, junto a religiosas de otras congregaciones, intentan asistir en la parroquia de Gaza a más de 600 personas, entre ellas niños con discapacidades, enfermos y ancianos en sillas de ruedas.
Israel lanzó su campaña de bombardeos en Gaza horas después del ataque de Hamas el 7 de octubre que dejó al menos 1.400 muertos -la mayoría civiles- y más de 200 secuestrados. Los bombardeos israelíes, desde entonces han dejado más de 5000 civiles muertos, entre ellos más de 2000 niños, según el ministerio de Salud de Gaza.
Desde Egipto, el jefe de la Sección Consular de la Embajada de Perú en ese país, Giancarlo Pedraza Ruiz, confirmó a BBC Mundo que la embajada peruana “ha llevado a cabo gestiones a fin de evacuar a los peruanos y a sus familiares extranjeros en Gaza hacia Egipto”.
Pedraza Ruiz señaló que se trata en total de nueve personas: cuatro peruanos, incluyendo una niña de 6 años, y sus familiares. Sin embargo, las dos monjas peruanas dijeron a BBC Mundo que no abandonarán Gaza.
A continuación, el diálogo de la hermana María del Pilar con BBC Mundo.
Hermana María del Pilar, en un mensaje grabado enviado desde Gaza hace unos días usted decía que en la parroquia no tenían agua corriente ni electricidad. ¿Cuál es la situación en este momento?
Acá somos unas 600 personas. Como todo el resto del pueblo, no tenemos agua. Pero tenemos un pozo de agua natural, utilizamos esa agua para los baños, pero no sabemos cuánto va a durar. Y hemos comprado agua mineral para que la gente pueda beber, al triple del precio usual.
En su mensaje dijo que asistió al funeral de 18 cristianos que murieron cuando un bombardeo impactó en la iglesia ortodoxa de San Porfirio.
El Ejército israelí negó que la iglesia fuera su objetivo y un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Lior Hayat, le dijo al servicio árabe de la BBC que lo ocurrido fue “un daño colateral” luego de que Israel lanzara un “ataque contra infraestructura de Hamas que estaba muy cerca de la iglesia”.
¿Podría explicarnos qué pasó?
Murieron a causa de un bombardeo israelí, se desplomó una de las habitaciones en donde dormían. Y como consecuencia de eso fallecieron muchos cristianos amigos, niños que participaban o venían a las actividades de nuestra parroquia o asistían a nuestro colegio.
Salí por primera vez desde el inicio de todo esto para poder acompañar a las familias cristianas en el entierro, a consolarlas un poquito, aunque sé que es muy difícil.
¿Dónde enterraron a las víctimas?
Cada parroquia acá tiene su cementerio.
Usted mencionó que en ese funeral vio imágenes que nunca se van a borrar de su mente.
Es así, lamentablemente es así.
Cuando uno va a un entierro siente el dolor de un hijo que despide a un papá. Pues más doloroso es el dolor de los padres que despiden a sus hijos. Hay familias a las que se les han muerto todos, absolutamente todos sus hijos. Y eran niños conocidos nuestros. Es muy doloroso.
¿Tienen alimentos? Porque apenas se ha permitido el ingreso de algunos camiones con ayuda.
Gracias a Dios, el Patriarcado Latino nos está ayudando y la gente misma. Estamos colaborando muy bien las dos iglesias, latina y ortodoxa, y esa es una gran bendición de Dios. Estamos comprando comida, comprando colchones. Es más caro, evidentemente, pero gracias a Dios tenemos comida.
¿Están albergando también a personas que se habían refugiado en la iglesia ortodoxa antes del bombardeo del 19 de octubre?
Sí, algunas de esas personas decidieron venir donde nosotros porque evidentemente parte de la estructura cayó. Algunos de ellos se vinieron con nosotros.
El consulado de Perú en Egipto confirmó que realizan gestiones para permitir la salida de los ciudadanos peruanos y sus familias. ¿Está usted dispuesta a irse de Gaza?
No. A nosotros nos llamaron de la embajada peruana en Israel. Y después de la embajada y el consulado peruano en Egipto, y nos dijeron que tenían todos nuestros datos, que estaba todo listo en la frontera para el momento que nosotros quisiéramos salir.
Pero en ningún momento nos preguntaron la intención nuestra.
Nosotros no vamos a abandonar a nuestra gente. Yo estoy aquí viviendo hace cuatro años y esta es mi vida. Esta es mi parroquia. Esta es mi gente y yo no me voy de aquí. Necesitan nuestra ayuda.
Aunque sabe que con los bombardeos aumenta cada día el riesgo de que usted pueda morir…
Sí, de eso soy muy consciente porque escucho los bombardeos. Yo creo que todos aquí en la parroquia somos conscientes de eso. Toda esta gente cristiana ha podido ir al sur, tratar de salvarse, pero ninguno ha querido ir. Todos han querido quedarse en su parroquia. O sea, han querido estar cerca del Santísimo, cerca de Dios, y sentirse seguros aquí.
Israel lanzó panfletos a la población en el norte de Gaza advirtiendo que quienes no se desplacen al sur del río Wadi Gaza corren el riesgo de ser considerados “cómplices en una organización terrorista”. ¿Cuál es la realidad en el terreno?
En la parroquia hay niños discapacitados. Ha venido gente en silla de ruedas, tenemos ancianos y muchos de ellos no pueden caminar. Tenemos una persona enferma de cáncer que fue operada del cerebro. Y tenemos algunos heridos de la parroquia ortodoxa que están siendo atendidos acá porque entre los refugiados también nosotros tenemos doctores.
Evidentemente, ¿cómo haces para llevar a 600 personas, entre ellos niños, enfermos, ancianos? No podemos. Realmente no se puede. Y yo creo que esto es una razón humanitaria para que puedan entendernos, que puedan entender que no nos podemos mover.
Nosotros queremos la paz, solo queremos la paz. Para eso tenemos que rezar mucho. El Papa ha convocado este 27 a un día de oración. Yo creo que es momento de que todos, todos nos unamos en este gran pedido de rezar por la paz.
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