Quién es Pablo Reguera, el líder de los aceiteros que paraliza las exportaciones del país desde hace 20 días
ROSARIO.– Pablo Reguera, líder del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA), tiene la llave de un conflicto que paraliza desde hace 19 días los puertos del Gran Rosario, donde se exporta más del 75 por ciento de la producción agropecuaria del país.
El histórico secretario general de los aceiteros comanda ese sindicato desde mediados de los 90, en una zona económica clave, donde hoy están paralizadas 22 terminales agroexportadoras, cuya actividad es determinante para el ingreso de divisas a la Argentina.
Reguera es un dirigente gremial al que los militantes de su entorno definen como un peronista tradicional, cercano al exministro de Trabajo Carlos Tomada, que tejió también en su momento una relación con Hugo Moyano, líder de los camioneros, cuando pretendió desembarcar en el cordón industrial del Gran Rosario de la mano de Herme Juárez, el exsecretario general del Sindicato Unido Portuarios Argentinos (SUPA), quien estuvo preso y se encuentra procesado por administración fraudulenta en el manejo de la cooperativa de estibadores.
"Al ministro de Trabajo (Claudio Moroni) le queda grande este conflicto. El Gobierno debería respaldar con mayor decisión la negociación para llegar definitivamente a un acuerdo. Nadie quiere pasar fin de año quemando gomas", aseguró Reguera, en diálogo con LA NACION, un día antes de que se realice una nueva audiencia en esa cartera para destrabar el conflicto.
Aunque después se abrió, ese acuerdo tripartido con Moyano y Juárez en 2013 le valió a Reguera que su sindicato sumara un 30 por ciento más de afiliados y se fortaleciera. "Vino Caliente", como llaman a Juárez en la zona, fue el impulsor en esa época del convenio Complejo Oleaginoso Portuario Agroexportador (COPA), que significó que los operarios tercerizados de las plantas, adheridos a otros gremios como Empleados de Comercio, UOCRA, Vigiladores, entre otros, pasaran a cobrar lo mismo que los trabajadores aceiteros, que percibían más del doble de salario.
Cada año, los piquetes frente a las plantas agroexportadoras en reclamo del cumplimiento del convenio COPA eran encabezados por la CGT San Lorenzo, en ese momento dividida, pero capitaneada por Juárez, que promovía al líder del sindicato municipal Edgardo Quiroga.
Las empresas prefirieron que los tercerizados pasaran al convenio del gremio de Aceiteros de Reguera, con el que tenían mejor relación que con "Vino Caliente". A partir de 2014, el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de San Lorenzo se fortaleció, al absorber a los trabajadores tercerizados y se transformó en un actor de peso, casi a la par de Juárez, que manejaba con la estiba de los barcos.
A nivel político en la zona, Reguera apoyó al denunciado senador Armando Traferri en las últimas elecciones y logró que Hugo López, secretario adjunto del sindicato, ocupara una banca en el Concejo Deliberante. Traferri es el líder de Nuevo Espacio Santafesino, un sector fuerte del peronismo provincial, exaliado a Omar Perotti.
Además del sindicato de Aceiteros, Reguera lidera la CGT San Lorenzo a través de un hombre de su riñón, Jesús Monzón, más cercano al kirchnerismo. Es un dirigente activo, con trabajo territorial en las fábricas, que nunca fue partidario de los conflictos largos, sin salida, justamente, como el que protagoniza ahora.
El gremio, que tiene unos 3500 afiliados, atraviesa tensiones internas debido a la decisión de sumarse a la estrategia sindical de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, que encabeza Daniel Yofra, un dirigente que tiene un perfil diferente a Reguera, más cercano a la izquierda que al sindicalismo peronista tradicional.
El viernes pasado viajó hasta esa zona el dirigente social Juan Grabois, que participó de uno de los piquetes junto al otro sector gremial que protagoniza este paro "histórico": la Federación de Aceiteros.
Antes de que se desatara la pandemia, Reguera estuvo enredado en un escándalo, luego de que el represor Pedro Rodríguez, condenado en 2013 por delitos de lesa humanidad, pidió iniciar sus salidas transitorias de la cárcel para ir a trabajar como asesor letrado del sindicato que lidera Reguera, que refrendó esa solicitud en un escrito formal pedido a la fiscalía. "No puedo juzgar a todo el mundo por su pasado", explicó en ese momento el gremialista, que se ganó el repudio de las organizaciones de derechos humanos de la región.
Reguera encabeza la posición más dura en el actual conflicto gremial. Según fuentes al tanto de las negociaciones consultadas por LA NACION, Reguera rechaza los términos del llamado "bono pandemia", que se plantea otorgar a los trabajadores que siguieron trabajando durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
"Es injusto que esa bonificación no la cobren todos los trabajadores", apuntó. Ese bono no alcanza a aquellos operarios que por cuestiones de salud no concurrieron a las plantas. Los gremios piden que esa bonificación sea de 100.000 pesos, mientras que las empresas propusieron 60.000.
Hay diferencias, además, con el cierre del incremento salarial. La Federación de Aceiteros reclama para 2021 un salario básico de 93.000 pesos y pretenden que ese pago sea de una sola vez, no como plantea CIARA, que propuso en dos cuotas. El acuerdo está más cerca con este sector gremial que con Reguera, señalaron las fuentes, horas antes de que este martes se realice una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo de la Nación.
El dilema que aparece en el horizonte es que las empresas van a descontar los días de paro, por lo que es posible que los descuentos sean más importantes en el bolsillo del trabajador que el bono que reclaman. Por ese problema asoman las diferencias internas dentro de SOEA sobre si mantener la medida o no. Reguera nunca fue partidario, según manifestaron fuentes del gremio, de huelgas tan extensas de las que después es difícil salir.
El paro despobló las rutas cercanas a los puertos de camiones cargados de granos. Los productores dejaron de enviar su producción hasta que se solucione un conflicto que está cerca de superar la histórica huelga de 25 días en 2015, que llevó adelante la Federación de Aceiteros.
"Acá se está jugando una devaluación y una baja de los costos de la industria", afirmó Reguera, que adhiere a la Corriente Federal de Trabajadores, encabezada por el bancario Sergio Palazzo.
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