No habría quórum para una rinoscopía en el Congreso
Trabarían los diputados un proyecto para determinar si consumen drogas; la iniciativa de Toma no convence siquiera a los legisladores de su bloque, y menos aún a diputados y senadores de la UCR o del Frepaso.
Nunca cayó bien en el Congreso la idea de someter a funcionarios a un exámen médico por consumo de drogas. Desde el pedido de una rinoscopía exigida por Ramón Saadi para todos los hombres de Gobierno hasta las controvertidas declaraciones del ex secretario de Lucha contra el Narcotráfico Alberto Lestelle denunciando "narigetazos" de cocaína presuntamente protagonizados por algunos diputados, todos fueron traspiés y pura polémica. Pero nada hubo en concreto. Ni pruebas ni exámenes psíquicos.
En ese sentido, un reciente proyecto de ley presentado por el diputado Miguel Angel Toma (PJ-Capital), al que acompaña con su firma el jefe del bloque peronista, Jorge Matzkin y por el que se impulsa la realización de una rinoscopía obligatoria para funcionarios de los poderes Ejecutivo y Judicial, secretarios de Estado y legisladores de las dos cámaras del Congreso, parecería también destinado al fracaso.
Escaso consenso
La iniciativa de Toma no convence siquiera a los legisladores de su bloque. Menos aún a diputados y senadores de la UCR o del Frepaso.
"La lucha contra el narcotráfico debe ser integral y quienes deben encabezarla tienen que contar como requisito insoslayable la autoridad moral que convoque al conjunto de la sociedad", expresa Toma en los fundamentos de su iniciativa, por la que se reclama un "exámen médico por drogadicción a todos los funcionarios de Estado".
Empero, sus colegas de bancada y de la oposición en el Congreso no opinan igual.
Mientras algunos diputados aventuran que dicho proyecto ni siquiera será tratado en la Comisión de Drogadicción, otros aseguran que "no pasa en el recinto".
Desde la bancada del PJ, los diputados Antonio Erman González, Pascual Rampi y Oraldo Britos aseguraron que se opondrán al proyecto Toma.
"Es inaceptable que los funcionarios tengamos que ser sometidos a una revisación de drogas como un jugador de fútbol", opinó González.
En una línea de pensamiento similar, el diputado Britos vaticinó: "Será difícil que un proyecto de esta naturaleza sea aprobado, porque da la impresión de que se pone bajo sospecha a todos los políticos".
A su vez, el diputado duhaldista Pascual Rampi sostuvo que "la idea de rechazar o de aceptar a un legislador por su conducta o por su idoneidad ya está contemplada en la Constitución cuando habla de los deberes y requistos de los funcionarios".
Indiferencia de la oposición
Desde el radicalismo el proyecto Toma fue aceptado con total indiferencia y con la seguridad de que no será tratado en recinto.
El diputado Juan Pablo Baylac expresó a este diario no tener problemas en someterse a una rinoscopía, pero añadió que "al narcotráfico hay que combatirlo desde la dirigencia y no poniendo en dudas a lso dirigentes".
Mientras tanto, el radical Melchor Cruchaga calificó de "inútil" al proyecto, porque -dijo- "no abarca el control de otras adicciones como el acoholismo que, a veces, es más grave que cierto tipo de drogas".
En el Frepaso, las opiniones de los diputados Nilda Garré y Héctor Polino también resultaron contrarias.
"Constituye una maniobra distraccionista. El menemismo solamente busca confundir a la gente", se despachó Polino.
En tanto, la diputada Garré cuestionó el "oportunismo" de Toma y expresó que el proyecto "traspasa los límites legales permitidos para entrar en la vida privada de una persona".
Pero no todas son malas perspectivas para el proyecto del legislador peronista por la Capital. Al menos se oyó una voz en su defensa en el desolado Congreso de fines de enero.
Se trata del legislador demoprogresista santafecino Carlos Caballero Martín, quien apoya "fervorosamente" la instrumentación de un mecanismo que controle el estado de drogadependencia de un legislador o funcionario en general.
Más allá de la nariz
"No debemos quedarnos solamente con la nariz, lo que más conmociona son los ladrones públicos", acotó Caballero Martín, quien añadiría al proyecto Toma la realización de una investigación sobre el patrimonio de la dirigencia política, con la colaboración de la DGI.
El panorama, sin embargo, se presenta bastante oscuro para la "rinoscopía oficial". Todo indica que el Parlamento actuará de manera corporativa y que el proyecto Toma quedará en algún cajón.
"Un tráfico no muy importante de cocaína"
El jefe de bloque de la bancada justicialista de Diputados, Jorge Matzkin, quien suscribió el proyecto de Miguel Toma que propone realizar una rinoscopía a los funcionarios públicos, admitió que "en el Congreso hay un tráfico no muy importante de cocaína". Si bien Matzkin aclaró que el tema no afecta a los legisladores, sino a unos pocos empleados de la Biblioteca del Congreso, se comprometió a investigar "a fondo". También lamentó que los empleados involucrados sigan trabajando.
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