No cede la tensión: nuevos y variados grupos se sumaron a las marchas frente a la Casa de Gobierno de Jujuy
La protesta se realizó en la plaza Belgrano con los gremios docentes a la cabeza, que están de paro desde hace 17 días; la policía se limitó a resguardar la sede gubernamental
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SAN SALVADOR DE JUJUY (Enviada especial).- Cientos de manifestantes se congregaron ayer en las inmediaciones de la Casa de Gobierno de Jujuy, en la plaza Belgrano, portando antorchas en un nuevo capítulo de la protesta contra la reforma de la Constitución local. A diferencia del martes, cuando uniformados y manifestantes se enfrentaron cuerpo a cuerpo, con piedras y balas de goma, anoche el clima reinante fue otro, aunque la tensión parece lejos de ceder en la provincia.
Los reclamos de las distintas agrupaciones reunidas en la plaza fueron tan abundantes como disímiles. De paro desde hace 17 días, los gremios docentes de la provincia exigieron, entre otras condiciones para volver a las aulas, la reapertura de las paritarias. Los mineros de AOMA, que se acercaron desde Mina Aguilar y marcharon con sus sobretodos naranjas y sus cascos amarillos, pedían un aumento de salarios y mejores condiciones laborales. En tanto los movimientos sociales de izquierda sumaron el reclamo por la libertad de los detenidos durante los disturbios de ayer.
Pero pese a las diferencias, y al hecho de que cada grupo parecía estar en su propia burbuja, protestando por separado -incluso en diferentes puntos de la plaza- la mayoría de las agrupaciones presentes se mantenían unidas por un mismo lineamiento: el repudio de la reforma parcial de la Carta Magna de Jujuy, encabezada por el gobernador Gerardo Morales y firmada ayer por la mañana. Hay un artículo en especial que los inquieta, el cual establece la “prohibición de cortes de calles y cortes de rutas, así como toda otra perturbación al derecho a la libre circulación de las personas y la ocupación indebida de edificios públicos en la Provincia”.
Con una pancarta entre manos, Romina López, secretaria de la CTA, lo explicaba al respecto: “Decimos ‘No a la reforma y sí al aumento de los salarios’. Además de que no se nos descuente el salario por presentismo, porque, si no, no nos podemos movilizar para exigir nuestros derechos”. Por la calle, mientras caminaba hacia la plaza, la acompañaban cientos de docentes del nivel primario y secundario, al ritmo de “Morales gato, grita todo el pueblo”. Los cantos eran acompañados por quenas, zampoñas y maracas. La mayoría de los gremios exigía, principalmente, un salario docente mínimo de $200.000. LA NACIÓN consultó al gobierno provincial sobre su postura frente al conflicto docente irresuelto, pero no obtuvo una respuesta.
En una esquina, antes de llegar a destino, los docentes se unieron a las protestas de los mineros de Mina Aguilar, que también quisieron sumarse al reclamo salarial. “Los docentes no son los únicos que necesitan un aumento”, explicó uno de ellos, que prefirió no revelar su identidad, mientras mascaba coca, al igual que la mayoría de sus compañeros.
En la plaza, los docentes y mineros se mezclaban, a la vez, con militantes del Polo Obrero, MTR Cuba, el PTP y el Partido Revolucionario Marxista Leninista (PRML). Y otros grupos tan disímiles como, por ejemplo, los Trabajadores Científicos Autoconvocados. “Nuestro reclamo es igual que el de todo el pueblo jujeño”, aseguraba María Zaburlin, de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Su principal disconformidad respecto a la reforma de la Constitución está relacionada con los derechos de los pueblos originarios y la explotación del litio. “Hay muchas comunidades que ya están viviendo el daño en el agua por la extracción minera”, aseguró.
En medio de las antorchas y las velas que los manifestantescomenzaron a prender a medida que anochecía, el reclamo por la reforma constitucional se mantenía como constante. Sin embargo, según pudo relevar LA NACION, también se hicieron presentes en la plaza nuevos grupos que simplemente aprovecharon el clima general de protesta para poner sobre la mesa sus reclamos económicos. Este es el caso de los trabajadores de la salud de diferentes hospitales de la capital jujeña. “De la reforma, la verdad, no sé. Pero necesitamos un aumento”, explicaba una empleada del Hospital Pablo Soria.
En este hospital siguen internados actualmente cuatro de los 32 heridos que ingresaron por urgencias durante los enfrentamientos de ayer, entre manifestantes y policías. Dos de ellos, en terapia intensiva. “Uno fue diagnosticado con un traumatismo de cráneo con fractura que fue intervenido quirúrgicamente. Tiene una buena evolución y se encuentra sin respirador, por lo que tiene un estricto control por el tipo de herida que presentó”, explicó hoy el doctor Carlos Santos, director del centro médico hoy, durante una entrevista.
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