Negocios, regulaciones y falsas denuncias: cuentan en un libro el largo proceso judicial de 42 años contra un empresario
El periodista Jorge Eduardo Bustamante reseñó en un original libro las denuncias y persecuciones que enfrentó el empresario Alejandro F. Reynal, que finalmente fue sobreseído
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Con ingeniosas y sentidas cartas a la hija adolescente de un amigo, el periodista Jorge Eduardo Bustamante encontró el modo más atrapante para contar una historia dolorosa e inexplicable, que desnuda los vicios de la política y la función pública que el país arrastra desde mucho antes de la recuperación de la democracia.
“Cartas a Andina” condensa en 25 capítulos y 391 páginas los padecimientos del empresario Alejandro F. Reynal, quien debió esperar 42 años para que la Justicia cerrara una persecución judicial persistente, impulsada por el exbanquero, arquitecto y desarrollador inmobiliario Eduardo Ezra Saiegh para cobrar del Estado una indemnización de 113 millones de dólares carentes de justificación.
Hoy Reynal tiene 80 años y afrontó un arduo proceso en la Justicia durante más de la mitad de su vida.
El libro narra una historia intrincada, en la que se mezclan negocios oscuros del mundo financiero, trampas de la economía, regulaciones inapropiadas, persecución ideológica -profundizada durante el período kirchnerista-, denuncias falsas de secuestros y torturas, acusaciones de antisemitismo y “mentiras que se encuentran en Internet”, que fue lo que más inquietaba a la familia de Reynal.
Tras décadas de incertidumbre, los sufrimientos concluyeron cuando la jueza federal María Romilda Servini, por una orden de la Corte Suprema de Justicia, cerró definitivamente la causa en marzo de 2024. Determinó que Saiegh no había aportado ninguna prueba que fundamentara su denuncia por delitos de lesa humanidad, que había reactivado en 2009, cuando los vientos políticos del kirchnerismo lo empujaban en esa dirección.
“Cuando uno ha intentado que el norte de sus desvelos y esfuerzos sea la búsqueda de la integridad como modo de vida, produce mucho desconsuelo tener que dar explicaciones, sobre todo a los hijos adolescentes”, revela en el prólogo el empresario Reynal, que fue 15 meses vicepresidente del Banco Central durante la dictadura militar y enfrentó un proceso judicial de 42 años.
Silke, la esposa de Reynal, había escuchado a Andina, la hija de ambos, de 13 años, preguntar por la actuación de su padre durante el gobierno militar, luego de leer en Internet historias que lo acusaban, muchas de las cuales habían sido alimentadas por sectores muy activos durante los años del kirchnerismo.
“Nadie puede comprender cómo fue posible mantener durante 42 años este proceso abierto sin una resolución final, ante maniobras tan burdas”, dijo el autor Bustamante a LA NACION, al describir la “manifiesta mitomanía en pos de una reivindicación personal y una compensación millonaria”, en referencia a las pretensiones de Saiegh, fallecido en 2022-
Bustamante, abogado por la Universidad de Buenos Aires y con un máster en Derecho en la Universidad de Columbia, conoce muy bien las derivaciones de las estructuras insondables del Estado y, como dijo en febrero pasado en una entrevista con LA NACION, “en la Argentina, los problemas no son los ilícitos, sino los lícitos”. En 1998 escribió el libro “La República Corporativa”, que reeditó hace unos meses. También es autor de “300 cuentos de buenas noches, en el que recopiló los relatos que durante la pandemia le narró en audios de WhatsApp a su nieto.
Regulaciones y beneficios
La trama de “Querida Andina” reconstruida en un estilo muy llevadero, a través de las cartas a la hija de Reynal, se remonta a la crisis que en 1980 sacudió a los bancos durante la gestión de José Alfredo Martínez de Hoz en el Ministerio de Economía. Muchos dueños de bancos se aprovechaban de que los depósitos estaban garantizados por el Estado y otorgaban préstamos cuantiosos a empresas propias, ofrecían tasas excesivas en los plazos fijos y pedían ayudas al Estado.
“La situación se tornó insostenible y muchas entidades empezaron a cerrar, como el Banco de Intercambio Regional (BIR), de la familia Trozzo; el Banco Los Andes, de la familia mendocina Greco, y el Banco Oddone, de Luis Oddone. En esa misma línea, Saiegh compró el Banco Latinoamericano y adoptó esas mismas prácticas. Todos ellos tuvieron que enfrentar después a la justicia”, contó Bustamante.
En una de las cartas, el autor le cuenta a Andina una historia de “policías y ladrones”. No salió de los capítulos de una serie como “La ley el orden””, pero sí de las tantas ficciones creadas por Saiegh para inculpar a Reynal, a quien en 2010 quiso involucrar en un confuso episodio que se había registrado 30 años antes, el 25 de septiembre de 1980.
Ese día descubrió que el gerente y jefe de su mesa de inversiones en el Banco Latinoamericano, Juan Carlos Guerrero, le había robado una cuantiosa suma de dinero. “La solución que encontró fue retener durante un día entero en una oficina del tercer piso al gerente infiel y su esposa, de nombre Rosa, con la ayuda del jefe de seguridad del banco, el coronel retirado Carlos A. Muzio, en un virtual secuestro, hasta que les hizo firmar la transferencia de los bienes que el matrimonio había comprado con los fondos sustraídos”, reveló el autor Bustamante.
El autor y periodista contó que Saiegh no denunció al gerente en la Justicia, acordó un pacto de silencio con Guerrero para que tampoco lo imputara a él por la privación ilegítima de libertad, y “muchos años después denunció que Reynal había sido el promotor y responsable de todo”.
Las idas y vueltas continuaron, en una sucesión de recursos, apelaciones y decisiones revocadas, hasta la ratificación del sobreseimiento de Reynal, que puede contarle a Andina el desgastante final feliz de su historia.
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