Negociaciones secretas entre el Gobierno y la jefa de los fiscales
Garavano convino la salida con Arslanian, el abogado de Gils Carbó
El mensaje llegó hace 10 días. El ministro de Justicia, Germán Garavano , recibió el aviso de que Carlos Arslanian, abogado de la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó , quería contactarse con él. Ofició de mensajero Ricardo Gil Lavedra , amigo del defensor de la jefa de los fiscales desde los tiempos en que ambos juzgaron a las juntas militares, en 1985.
La respuesta fue inmediata: "No hay problema, dice Germán que lo llame". A partir de ese momento comenzó la negociación, que terminó ayer con la presentación de la renuncia de Gils Carbó .
"Valoramos que la procuradora haya dado un paso al costado, era algo que el Gobierno había pedido. La renuncia habilita el camino para avanzar en la línea de reforma que va a plantear el Presidente para tener un sistema de justicia que dé respuestas a la población", dijo Garavano, que ayer recibió a la jefa de los fiscales en su despacho.
Gils Carbó, que dejará el cargo el 31 de diciembre próximo, sólo pidió una cosa: quería estar presente en la reunión que encabezará de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (Aiamp), que se realizará en las próximas semanas en Buenos Aires. El Gobierno accedió. Si bien cerca de Macri algunos asesores pretendían que se fuera de inmediato, se impuso la posición dialoguista de Garavano.
"Ya comenzó la transición. Ese encuentro será su despedida", confió a LA NACION una fuente que siguió cada detalle del intercambio entre Garavano y Arslanian.
Tras el triunfo de Cambiemos en las últimas elecciones, todo tomó otra velocidad. El primer golpe llegó desde la propia Justicia: el fallo del juez en lo contencioso administrativo federal Pablo Cayssials declaró inconstitucional el artículo que decía que la única forma de remoción de la jefa de los fiscales era el juicio político.
Esa resolución terminó por decidir al Gobierno, que aceleró los tiempos. Ahí dieron el segundo paso y movieron la maquinaria en el Congreso para avanzar con la reforma de la ley del Ministerio Público Fiscal (MPF). El nuevo mecanismo para remover al procurador ya estaba decidido: será por mayoría simple del Congreso. Eso terminó por convencer a Gils Carbó de que su suerte estaba echada.
Para Macri la presencia de Gils Carbó era una pesada frustración. El Presidente estaba convencido de que la procuradora era "la líder de un grupo de fiscales cercanos al kirchnerismo" que buscaba sembrar de denuncias penales a los integrantes del Gobierno y así asociarlos con causas de corrupción.
"Su salida es una tranquilidad", dijo ayer a LA NACION un hombre con acceso diario al despacho presidencial.
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