Necesitamos empresarios con una agenda positiva
El objetivo que Mauricio Macri ha planteado a toda la sociedad es muy claro: vamos a reducir la pobreza. Luego de décadas de inestabilidad y políticas erróneas, para hacer una economía fuerte y dinámica necesitamos empresarios serios y protagonistas.
En su gran mayoría, ustedes son innovadores y comprometidos, tienen ganas de crecer y competir. Sobrevivieron a muchas crisis, recibieron golpes y supieron adaptarse. Avanzan, se animan a exportar y saben que solo pueden construir empresas sostenibles en comunidades que crecen. Vamos a seguir trabajando con cada uno de ustedes, como desde el primer día, para mejorar la productividad.
Algunos empresarios, sin embargo, se resisten al cambio. Son los que crecieron a costa del Estado, a costa de todos los argentinos, gracias a gobiernos que promovieron monopolios, cerraron fronteras, alimentaron nichos de ineficiencia, precariedad y corrupción. No son muchos, pero a veces parecen ser los más visibles. Los argentinos aprendimos que devaluar, aislarnos, no adquirir tecnología y cerrarnos impide a nuestras empresas competir; y deja a nuestras familias con productos de menor calidad y más caros. Esa Argentina terminó.
La semana pasada dije que algunos empresarios tenían que dejar de llorar y ponerse a trabajar hacia el futuro. Quizás a alguno no le gustó la forma; pero el fondo es claro: tenemos que cambiar y ser más competitivos. Es un camino compartido. Me consta que muchos de ustedes ya lo están transitando.
Por primera vez en décadas, hay un gobierno que responde punto por punto a los obstáculos que el Estado ponía a la actividad económica:
Costos logísticos: invertimos en rutas, trenes, puertos y aeropuertos. Es el plan de obras más importante de la historia. Habilitamos bitrenes y bajamos los costos portuarios.
Costos financieros: estamos bajando la inflación. Impulsamos la ley de financiamiento productivo y la ley de emprendedores para financiar nuevos emprendimientos. Y aumentamos fuertemente el crédito de la banca pública a las pymes.
Impuestos: bajamos la presión tributaria 1,7% del PBI. Eliminamos retenciones, aumentamos reintegros a las exportaciones y bajamos aranceles para bienes de capital. Firmamos el pacto fiscal con las provincias, la reforma fiscal reduce el impuesto a las ganancias de las empresas y sancionamos la ley pyme que reduce sus costos impositivos.
Costos laborales no salariales: con la reforma tributaria bajamos la contribución patronal implementando un mínimo no imponible a los salarios, reformamos la ley de ART e impulsamos el diálogo con los sindicatos para aumentar la productividad sector por sector.
Falta mucho, pero estamos avanzando en cada desafío. En 2017, la economía creció y este año va a seguir creciendo. Trece de los quince sectores aumentan su producción de manera sostenida. En algunos sectores, la baja productividad es un grave problema y lo encaramos en mesas sectoriales que ya generaron mejoras. El nivel de importaciones está en los mismos valores de 2011. No hay dudas de que avanzamos con cuidado.
Hay que cambiar el chip, de la mirada de corto plazo en un mercado cerrado de 40 millones a una mirada de largo plazo que incluya a los 7000 millones de consumidores del mundo.
En la última década no recibimos inversión extranjera directa y quedamos fuera de las cadenas globales de valor.
En un mundo difícil, fijamos objetivos realistas como el acuerdo con la Unión Europea que puede ser un punto de inflexión para la inserción de nuestros productos.
Obviamente, el cambio incomoda y habrá problemas en el camino. Se resuelven con un diálogo sustentado en principios: poner los problemas arriba de la mesa y decir la verdad. Las tensiones, necesarias en una sociedad en transformación, se resuelven con trabajo serio y honestidad.
Es la primera vez en la historia que al mismo tiempo crece la economía, baja la inflación, baja el déficit, baja la presión tributaria y tenemos un tipo de cambio libre. Estamos haciendo todo al mismo tiempo, en forma gradual y sostenida porque las verdaderas transformaciones son constantes, sin atajos.
La producción automotriz va a crecer 20% este año; tenemos récords de venta de autos y motos; la producción de cemento está en su máximo histórico; sube la venta asfalto, hierro, placas de yeso, ladrillos; crecen la producción de acero y aluminio y la metalmecánica. También crece el turismo, el agro, la producción de carne, la generación de energía y las exportaciones de servicios basados en conocimiento.
No vamos a dejar pasar esta oportunidad. Necesitamos empresarios con una agenda positiva, una agenda de futuro que nos permita insertarnos en el mundo. Son los empresarios quienes arriesgan su capital, contratan personal, generan bienes y servicios para sus clientes, invierten, se asocian, se financian, importan, exportan.
No pedimos inversión sin rentabilidad. No necesitamos empresarios que defiendan al Gobierno, necesitamos empresarios que sean protagonistas de la transformación de la Argentina.
No podemos hacerlo sin ustedes. Juntos podemos hacerlo.
Crecer es cambiar de problemas. No sigamos mordiéndonos la cola y tengamos el coraje de encarar los cambios de fondo que necesitamos para crecer y reducir la pobreza.
Ministro de producción