Nada impide el traspaso de la Capital
La ley del gobierno de Alfonsín no fue derogada: cualquier presidente la mudaría con un decreto
"Si en el ´99 la UCR ganara las elecciones, podría reflotarse el proyecto de traslado de la Capital a Viedma-Carmen de Patagones", dijo hace dos fines de semana Raúl Alfonsín.
Si quisieran hacerlo no tendrían ningún tipo de obstáculo, ya que la ley 23.512, sancionada el 27 de mayo de 1987, que autorizaba el traslado de la Capital, aún sigue formalmente vigente porque jamás fue derogada.
Luego de la sanción de la ley se redactaron 12 decretos que, por un lado, regulaban los mecanismos del traslado y, por el otro, se derogaban entre sí. Por ejemplo, el 1156, de 1987, que creaba al Entecap (Ente para la Construcción de la Nueva Capital) y le adjudicaba una partida presupuestaria, fue derogado por el decreto 1256, de 1989.
La que hoy parece una peregrina idea podría verse fácilmente concretada con la reglamentación de esta ley, para lo que no hay plazos, a través de una serie de decretos que, entre otras cosas, adjudiquen un presupuesto para tal fin y que trasladen los poderes públicos a esa región.
Alfonsín demostró su añoranza del macroproyecto de fundar "la Segunda República" cuando dijo que una de las cosas que no supo hacer fue trasladar la Capital. Y que si bien "aunque fuera en una carpa" debería haberse trasladado, decidió parar el proyecto "para que no fuera visto como una suerte de vanidad personal" cuando el PJ le quitó su apoyo a la idea.
No fue el primero
Pero Alfonsín no fue el primero en tener este tipo de sueños de grandeza. Antes hubo otras cuatro leyes para el traslado de la Capital, aunque ninguna llegó a ser aplicada.
La primera de la que se tiene noticia es la ley 252, de 1868, que mudaba la Capital a Rosario, y que fue vetada por el presidente Bartolomé Mitre.
Domingo Sarmiento, que heredó de Mitre la presidencia, fue quien más enfrentó la tenacidad de los legisladores de la época. A los pocos meses de asumir, vetó la ley 294, de 1869, que pretendía el traslado también a Rosario. En 1870 vetó la ley 462, que la mudaba a las "inmediaciones de Villa María", Córdoba, y en 1873, vetó la 620, otro intento para Rosario.
La mayor aproximación hacia el proyecto del tesonero radical fue el decreto ley 19.610, de 1972, en el que, con la firma del entonces presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse, se declaraba "la necesidad de determinar la conveniencia, oportunidad y factibilidad de trasladar la Capital a otro lugar del territorio nacional".
Malos recuerdos
Sea como fuere, la frase de Alfonsín hizo que a más de uno le corriera un escalofrío por la espalda.
El recuerdo de lo que pasó a partir de la noche del 15 de abril de 1986, cuando el ex presidente presentó su proyecto ante los miembros del Consejo para la Consolidación de la Democracia, en el que imaginaba "una ciudad sin rascacielos y con mucho verde", está demasiado fresco en los habitantes de ambas márgenes del curso inferior del río Negro.
Hubo negocios inmobiliarios de todo tipo que luego quedaron en la nada y provocaron serias pérdidas económicas a no poca gente.
Apenas conocido el proyecto, sólo en un día los bancos locales otorgaron 1200 créditos hipotecarios. Los memoriosos recuerdan el caso del chacarero al que le quisieron comprar su chacra por 300.000 dólares cuando, en realidad, no valía ni 30.
Por un terreno pelado, de 2 hectáreas, sobre la ruta 3, se pagó 200.000 dólares y casas viejas, que no valían nada, sobre la calle Buenos Aires (la principal de Viedma), fueron pagadas entre 40.000 y 60.000 dólares de aquella época, que no son lo mismo que ahora.
También hubo proyectos faraónicos nacidos de algunos de los nueve miembros del Entecap, cuyo capital era de 1059 millones de dólares, aproximadamente (un dólar era igual a 0,85 austral en 1986), de los cuales se burlaban los propios habitantes de Viedma y de Carmen de Patagones. Por caso, uno de los miembros del ente comentó en una reunión privada que tenían la intención de hacer una red subterránea.
Claro, seguramente lo que desconocía el funcionario era que las napas de agua en esa zona están a una profundidad de entre 40 y 60 centímetros. "A lo mejor querían hacer una especie de túnel subfluvial...", todavía ironizan los lugareños. Otro funcionario, en cambio, soñó con construir un tren bala Buenos Aires-Viedma.
Pero, más allá de esto, si bien los habitantes de Viedma, que gracias al proyecto pasaron de ser 32.000 a 45.000, según el censo de 1990, se mostraron entusiasmados en un primer momento, un estudio reveló que la población se sintió invadida porque no la dejaban participar en las decisiones del Entecap. Por su parte, los de Carmen de Patagones nunca se sintieron satisfechos porque iban a perder su identidad.
Hoy, la paz de los aproximadamente 55 mil habitantes de la zona volvió a sobresaltarse. Porque Alfonsín reflotó su sueño y, sobre todo, porque gracias a que nunca fue derogada la ley, el traslado de la Capital, en algún momento, puede ser realidad.
Los números
La nueva Capital iba a ocupar una superficie de 490.000 hectáreas y las proyecciones indicaban que para el 2000 vivirían allí 361.000 personas. En 1986, las poblaciones de Viedma y Carmen de Patagones juntas apenas si llegaban a 55.000 habitantes.
Mientras que el gobierno decía que el costo oscilaría entre los 1500 y los 2000 millones de dólares, la oposición afirmaba que rondaría los 20.000 millones de dólares, gasto equivalente a algo menos de la mitad de la deuda externa en 1987.
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