Murió el padre Francisco Jalics, el jesuita secuestrado por los militares que reivindicó a Jorge Bergoglio
A raíz de una afección cardíaca murió hoy a los 93 años en Budapest, su ciudad natal, el sacerdote jesuita Francisco Jalics, quien cobró notoriedad en la Argentina cuando fue secuestrado por fuerzas militares durante la dictadura de 1976. Permaneció desaparecido cinco meses, junto a su compañero Orlando Yorio, en momentos en que el padre Jorge Bergoglio –hoy Papa Francisco- era el superior provincial de la orden religiosa en la región.
La detención ilegal de ambos sacerdotes, que permanecieron cautivos en la ESMA, derivó en fuertes acusaciones contra Bergoglio, a quien algunas organizaciones de derechos humanos le endilgaron haber "entregado" a la Junta Militar a los dos sacerdotes jesuitas, que realizaban tareas sociales en barrios de emergencia del Bajo Flores. Dichas acusaciones recrudecieron cuando el arzobispo argentino fue elegido pontífice, en marzo de 2013, pero el propio Jalics las desestimó públicamente desde Alemania, en una declaración pública, al dar por cerrado el episodio.
Sectores kirchneristas se sumaron inicialmente a la incipiente ofensiva contra el papa argentino, hasta que a las pocas horas el entonces gobierno de Cristina cambió de rumbo y se alineó con el pontífice. Ya en el cónclave de 2005, cuando Bergoglio recibió el respaldo de algunos cardenales, había circulado en Roma un dossier con acusaciones, atribuido al gobierno argentino, en el que se mencionaba el caso de Yorio y Jalics.
"Estos son los hechos: Orlando Yorio y yo no fuimos denunciados por Bergoglio", dijo Jalics en un comunicado publicado en la página web de los jesuitas en Alemania, en marzo de 2013. Precisó que ambos sacerdotes fueron secuestrados por su conexión con una catequista que trabajó un tiempo junto a ellos y "luego ingresó en la guerrilla". Y señaló: "Durante nueve meses no la vimos más, pero dos o tres días después de su detención también fuimos detenidos".
En ese momento, Jalics admitió que durante un tiempo tuvo dudas sobre la presunta responsabilidad de las autoridades jesuitas, pero afirmó que luego de varias conversaciones, llegó a la conclusión de que las denuncias contra Bergoglio eran "infundadas". Su compañero Yorio, en cambio, mantuvo hasta su muerte, en el año 2000, sus críticas al entonces superior provincial de los jesuitas. Mientras Jalics permaneció en la Compañía de Jesús, Yorio se alejó de la Orden.
En octubre de 2013, Francisco recibió a Jalics en su residencia de Santa Marta y compartieron la celebración de una misa. En esa ocasión no se divulgaron detalles de la reunión reservada que ambos mantuvieron.
Según testimonios reconstruidos por la Justicia, Jalics y Yorio fueron secuestrados en el Bajo Flores el domingo 23 de mayo de 1976, mientras a pocos metros se celebraba una misa, en un operativo en el que participaron unos 50 infantes de Marina. Ambos aparecieron en octubre siguiente, en un descampado en Cañuelas.
Bergoglio bindó testimonio dos veces ante la Justicia, en una causa en la que se condenó a represores de la ESMA. El entonces cardenal declaró ante los jueces del Tribunal Oral Federal N° 5 que se reunió dos veces con Jorge Rafael Videla y Emilio Eduardo Massera para pedir por los curas Jalics y Yorio. Y dijo que, una vez producida la liberación de ambos sacerdotes, procuró asegurar su integridad física y acordó con ellos que abandonaran el país.
El debate por el secuestro de los curas jesuitas reaviva la polémica por la actuación de la Iglesia durante la dictadura militar, tanto por el silencio de las autoridades del Episcopado de ese momento como por las acusaciones de complicidad. Pese a ello, se estima que más de 120 dirigentes católicos, seminaristas, sacerdotes y obispos, como Enrique Angelelli, fueron víctimas de la represión.
Luego de su elección como Papa, se supo que Bergoglio protegió y ayudó en el Colegio Máximo de San Miguel a más de un centenar de personas que eran perseguidas durante la dictadura militar. El periodista italiano Nello Scavo contó varios casos en su libro "La lista de Bergoglio".
La muerte de Jalics fue comunicada por la casa de retiros Gries Haus, de la Orden Jesuita, al informar que el sacerdote había estado internado en un hospital y regresaba a un hogar de ancianos.
Nacido el 16 de noviembre de 1927, en Budapest, Jalics se radicó en Alemania, donde fue ordenado sacerdote por la Compañía de Jesús. Completó sus estudios de filosofía en Bélgica y a fines de 1950 dictó clases de teología dogmática en la Argentina y en Chile.
Reconocido teólogo, escribió varios libros sobre la oración y la espiritualidad cristiana. Tras el traumático suceso vivido en la Argentina, en 1978 Jalics se radicó nuevamente en Alemania. Dirigió en Baviera un centro de ejercicios espirituales.
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