Murió María Delicia Rearte de Giachino, la madre del primer militar caído en Malvinas
Mantuvo con dolor y entereza el reconocimiento a todos los que combatieron en las islas; su hijo, el capitán Pedro Giachino, ofrendó su vida en la operación de desembarco, el 2 de abril de 1982
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La recuperación de las islas Malvinas, el 2 de abril de 1982, marcó para siempre a María Delicia Rearte de Giachino, fallecida hoy a los 99 años, en Mendoza. Su hijo, el capitán de fragata Pedro Edgardo Giachino, fue el primer militar caído en la operación de desembarco en el territorio insular, al ofrendar su vida y recibir una ráfaga de balas cuando intentaba parlamentar con el gobernador británico Rex Hunt, para exigir su rendición. Desde ese instante, como si tomara la posta de un legado, la madre del militar acompañó con dolor y entereza a los camaradas de su hijo en la Armada y sumó su voz en favor de la recuperación pacífica del territorio argentino en el Atlántico Sur.
El 25 de abril pasado, en una imagen que se viralizó en las redes sociales, la Banda de Música del la VIII Brigada de Montaña, con asiento en Mendoza, se apostó frente a su domicilio en el centro de la ciudad y le cantó el “Feliz cumpleaños”, en un reconocimiento emotivo que se extendió a los vecinos y que incluyó la entrega de un ramo de flores. La señora de Giachino, que se trasladaba en una silla de ruedas después de una internación, agradeció el homenaje con emoción.
La madre de Giachino tuvo siempre una presencia activa, con mensajes alusivos en las fechas patrias, en favor de los valores que la Argentina necesita reivindicar. Eran pensamientos espontáneos que se multiplicaban por las redes sociales y muchas veces incluían el recitado del Himno o exhortaciones cívicas para buscar caminos de encuentro en los tiempos de crisis. Muchos compañeros militares la acompañaron tras la muerte del capitán de fragata Giachino y luego la tuvieron cerca como persona de consulta o referente.
María Delicia Rearte había nacido en 1923, en Buenos Aires, y durante su adolescencia, en 1938, su familia se radicó en Mendoza, lugar que adoptó como propio. Casada con Pedro Giachino -quien fue empleado del Casino en esa provincia y fallecido en 1996-, el matrimonio tuvo seis hijos, todos mendocinos. En 1947 sufrió la pérdida de su hija Irene y en 1982 perdió a Pedro, en Malvinas.
Desde los primeros años del secundario, su hijo Pedro sintió vocación por el mar e ingresó en la Escuela Naval Militar. Incorporado en Río Santiago a los 15 años, se inclinó rápidamente por la Infantería de Marina. Su primer destino fue Río Grande, en Tierra del Fuego, por lo que pasaba varios meses sin ver a la familia. Pero siempre mostraba cercanía en sus cartas y telegramas. Su madre lo acompañaba a la distancia y se mantuvo siempre atenta a las misiones que le encomendaban.
El 2 de abril, a las 6 de la mañana, su esposo escuchó por radio que habían sido recuperadas las islas Malvinas y que había habido una escaramuza. Más tarde, dijeron que había muerto “un alto oficial”. Ni se imaginaban que su hijo Pedro estaba en las islas. La noticia que no hubiera querido nunca escuchar llegó al mediodía, cuando tocó la puerta el portero del edificio para hablar con el señor Giachino, que salió afuera. Esos segundos interminables de tensión concluyeron cuando Delicia miró a la mujer del encargado y le preguntó: “¿Lo mataron a mi hijo?”.
Terminada la guerra, en medio del duelo, le pidieron si podía presidir la Fundación Operación Rosario, destinada a recibir a los combatientes que volvían de Malvinas. Se ocuparon, principalmente, de darles contención y cercanía espiritual.
Tras la muerte de su hijo, María Delicia Rearte de Giachino enfrentó la resignación con una fuerte presencia en los actos institucionales de la Armada, donde su palabra era escuchada. Marinos en actividad y retirados recuerdan su figura activa, su lucidez, temple, fortaleza y contención para animar en momentos de dificultades.
En reportajes y entrevistas recordó siempre con afecto a la familia de su hijo Pedro en Mar del Plata, su mujer Cristina Naury de Giachino, que enviudó a los 32 años, y sus dos hijas, Vanesa -fallecida el año pasado- y Karina.
Muchos recuerdos cobraron nuevamente actualidad este año, al conmemorarse el 40° aniversario de la guerra de Malvinas, que significó para ella la pérdida de su hijo.
María Delicia Rearte dejó testimonio de sus vivencias en dos libros: “Cada día un 2 de abril” y “Memoriando”. En esas páginas rescató las enseñanzas de todos los esfuerzos que realizaron los combatientes en Malvinas. Sostuvo varias veces que su misión era mantener vivo el recuerdo de la operación militar de 1982, no solo por la memoria de su hijo, sino por los 649 soldados que dejaron sus vidas en las islas.
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