Murió Gregorio Dupont, el diplomático que denunció a Massera en plena dictadura militar
Lo acusó por la muerte de Elena Holmberg y llevó a la Justicia la revelación del encuentro del militar con Firmenich en París; su hermano fue secuestrado, torturado y arrojado al vacío
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Apreciado y respetado por todos sus colegas, el embajador Gregorio Jorge Dupont, fallecido en las últimas horas tras una larga trayectoria, dio muestras significativas de valentía y entereza, al enfrentar el poder del entonces hombre fuerte de la Armada, Emilio Eduardo Massera, en plena dictadura militar. En esos años difíciles, en el que la Marina mantenía el control de la Cancillería, apoyó la denuncia de su colega y amiga Elena Holmberg sobre un pacto entre el jefe naval y el líder de los Montoneros, Mario Firmenich, lo que le costó la vida a la propia diplomática y, más tarde, a su hermano, el publicista Marcelo Dupont, en otro asesinato que conmovió al país.
De fuertes convicciones democráticas, Gregorio Dupont fue quien llevó a la Justicia la denuncia de una reunión en París entre Massera y Firmenich a quien le habría entregado dinero, y acusó al exjefe naval por la muerte de Holmberg, que además del reservado encuentro había advertido el funcionamiento de una “embajada paralela” en Francia, a través del funcionamiento del Centro Piloto para la difusión argentina en el exterior, con el pretexto de contrarrestar la “campaña antiargentina” atribuida a organizaciones de derechos humanos.
Holmberg había sido la primera mujer egresada del Instituto del Servicio Exterior de la Nación y era prima del teniente general Alejandro Agustín Lanusse. En diciembre de 1978, la diplomática fue secuestrada por un grupo de tareas de la Armada y su cuerpo fue encontrado al mes siguiente en el río Luján, en el Tigre. Pocas semanas antes, le había confiado a Dupont las revelaciones de la maniobra que había descubierto en París.
Por otro lado, a partir de su trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Dupont logró que la Cancillería no accediera a llevar adelante una iniciativa del exjefe de la Armada para avanzar en un acuerdo militar con Sudáfrica, donde en ese momento regía el apartheid. El diplomático se desempeñaba en el área de África y Cercano Oriente de la Cancillería y fue desplazado por órdenes superiores.
El 30 de septiembre de 1982, cuando ya había pasado la guerra de Malvinas y el gobierno militar transitaba su última etapa, fue secuestrado su hermano Marcelo Dupont, publicista que también era amigo de Holmberg y cuyo cuerpo, luego de sufrir torturas, fue arrojado desde un piso alto de un edificio en construcción en la calle Ocampo, en el barrio de Palermo Chico. Algunas versiones indicaban que en el momento del secuestro, los represores lo buscaban a él e interceptaron a su hermano por error.
El mismo día del entierro de Marcelo Dupont, agencias internacionales informaron que algunos periodistas que habían revelado presuntas ramificaciones de la logia italiana P2 en la Argentina recibieron amenazas.
El brutal ataque a su hermano ocasionó que durante varios años Gregorio Dupont se desplazara por la calle armado, por razones de seguridad. En una ocasión, en la esquina en la que confluyen el Jockey Club y la embajada de Francia se detuvo un Falcon verde y el diplomático se ocultó en un zaguán. Advirtió que en ese momento no había vigilancia policial y repelió el ataque con disparos, hasta que el automóvil se dio a la fuga. Varias personas que miraban lo ocurrido desde el Jockey Club, lo aplaudieron.
Gregorio Dupont aportó valiosos testimonios a la Justicia, especialmente en relación con la muerte de Holmberg y, tras la recuperación de la democracia, retornó a la carrera diplomática. Fue reincorporado por decreto del Poder Ejecutivo en junio de 1984, con la categoría de consejero de embajada y cónsul general. Había ingresado al Instituto de Servicio Exterior en 1966.
En el año 2000, durante el gobierno de Fernando de la Rúa, fue nombrado embajador en Israel, en momentos en que arreciaba el conflicto en Medio Oriente. En una de sus primeras acciones, llamó a la comunidad hebrea y a las organizaciones de derechos humanos mantener los reclamos por los desaparecidos en la Argentina. Dos años después presentó su renuncia, en conflicto con el entonces canciller Carlos Ruckauf, que no lo incluyó entre los ascensos diplomáticos. Se mantenía como embajador en una de las sedes de mayor complejidad política, pero con el rango de ministro de primera desde hacía 14 años. Posteriormente, el gobierno de Néstor Kirchner lo designó luego cónsul en Miami.
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