Murió el ex embajador James Cheek
A los 75 años, murió ayer James Richard Cheek, embajador de Estados Unidos en la Argentina entre 1993 y 1996. Emblema de las "relaciones carnales" del gobierno de Carlos Menem con el país del Norte, se lo recordará también por sus permanentes presencias en la platea de San Lorenzo, club del que se hizo fanático, y por haber obligado al servicio secreto norteamericano a buscar la tortuga familiar que, en un descuido, se le perdió en una estancia cordobesa durante una convención de banqueros.
Diplomático de carrera, se incorporó al Departamento de Estado en 1962 y llegó a la Argentina para reemplazar a Terence Todman, otro embajador de alto perfil que cobró relevancia por haber hecho público lo que se conoció como el "Swiftgate", una de las primeras denuncias resonantes de corrupción durante la administración menemista.
La misión de Cheek concluyó en diciembre de 1996, con una fiesta de despedida en el hotel Alvear, a la que asistió Menem. Reacio a aceptar la denominación de "relaciones carnales" forjada por el canciller Guido Di Tella, Cheek sostenía que la Argentina y Estados Unidos eran "aliados". Fue un enérgico defensor de los intereses de su país, en particular durante la discusión de la ley de patentes medicinales, y cultivó amistades con figuras de la farándula, como Marcelo Tinelli, otro hincha de San Lorenzo.
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