Mr Chandler, complicado: el gobierno británico niega su relación con la tarjeta de transporte de Londres
Su paso por el transporte de Londres había sido el más importante antecedente para ganar la licitación; el consultor ratificó su participación y alegó que estaba "a un nivel más alto" que la gestión diaria
Lo presentaron. Le organizaron reuniones con las autoridades de la SUBE . Lo recomendaron como un experto en boleto electrónico, con especial referencia a su participación en la exitosa Oyster card, la tarjeta de transporte que se utiliza en Londres.
La embajada británica en Buenos Aires preparó el desembarco de Stephen Chandler en la Argentina. Sin embargo, dos meses después de cancelada la supervisión de la SUBE por irregularidades en la asignación del contrato, el gobierno inglés negó que Chandler haya trabajado para Oyster, un antecedente determinante para que Global Infrastructure (GI), su empresa, ganara el concurso en la Secretaría de Transporte.
"Chandler nunca tuvo ninguna relación con Oyster", dijo la vocera de Transport for London (TFL) , que opera el transporte en la capital británica, ante la consulta de LA NACION. "Chandler no representa a Oyster y nunca tuvo contacto con nuestro organismo", aseguró. Y remarcó que el inglés no fue autorizado a utilizar la marca en el exterior.
El antecedente del consultor como parte de Oyster fue clave para que el consorcio integrado por GI, Iatasa, IRV y González Fischer y Asociados ganaran la licitación para controlar el boleto electrónico pese a que habían realizado una oferta $ 10 millones más alta que su principal competidor. ¿Por qué valía la pena pagar más? El comité de funcionarios de la Secretaría de Transporte consideró que la calidad de la propuesta que encabezaba Chandler era la mejor y le otorgó el máximo puntaje posible en base a su experiencia en Oyster.
Mediante un correo electrónico, Chandler justificó la negativa del gobierno británico: "No me involucré en la gestión del día a día de la Oyster que realiza TFL, yo estaba en un nivel más alto, estratégico, pero aún así participé activamente del proyecto. Eso le quedó muy claro a los funcionarios de la Secretaría de Transporte y del Banco Mundial, que dijeron que se trataba de una excelente experiencia para ellos". Y agregó: "¡Nunca quise hacerme cargo de la administración diaria de la Oyster porque esa era una tarea junior para mí!".
Ante la consulta de LA NACION, allegados
al ex secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi
-que autorizó la contratación- alegaron que la dependencia no chequeó los antecedentes del consultor porque fue recomendado por el Lord Mayor de Londres –titular de una corporación de empresarios- y por la embajada de Gran Bretaña en la Argentina. Desde el Banco Mundial, que financió y auditó el proceso, evitaron pronunciarse sobre las credenciales de Chandler.
El caso
La Justicia investiga supuestas irregularidades en el concurso de $ 65 millones para controlar el boleto electrónico. En la causa que tramita el juez federal Sergio Torres están imputados Schiavi, Chandler, los funcionarios del comité de evaluación y sus socios argentinos.
Chandler fue vicepresidente de Electronic Devices System (EDS), una de las empresas que participó en la implementación de Oyster. El contrato de esta empresa con el gobierno británico fue cancelado antes de tiempo porque el Estado consideró que no era un "costo efectivo". Desde su labor en EDS, Chandler fundamenta su participación en el proyecto. "Yo era el responsable de discutir nuevas iniciativas estratégicas con importantes figuras políticas de Londres; estaba fuera de las discusiones del día a día".
En TFL ratificaron que Chandler trabajó en EDS, pero desmienten que desde esa firma haya tenido relación con Oyster.
La embajada británica en Buenos Aires organizó el desembarco de Chandler con una ronda de reuniones ante funcionarios de Transporte en pleno lanzamiento de la tarjeta SUBE. En esos encuentros presentaron al británico como un experto en boleto electrónico por su trabajo en Oyster.
Consultados por las declaraciones de la autoridad del transporte de Londres -que niega ese antecedente-, desde la oficina diplomática explicaron: "Chandler había trabajado para EDS, una empresa que entregaba la Oyster en nombre de TFL. También era una figura destacada en International Financial Services London, una asociación de empresas de la City de Londres". Y lanzaron: "No teníamos ninguna razón para desconfiar de las credenciales del señor Chandler ni de su experiencia".
Según pudo saber LA NACION, GI -la empresa de Chandler- fue recomendada en diversos países por UK Trade and Investment (UKTI), una oficina del gobierno inglés dedicada a promocionar empresas y consultores británicos en el exterior. UKTI es una dependencia cercana a Chandler: Stephen Harris, su socio en GI, es miembro de esta oficina pública, según consta en su CV.
iruiz@lanacion.com.ar
La carta
La carta de firmada por Nick Alderman, Lord Mayor de Londres que recibió la Secretaría de Transporte está fechada el 22 de julio de 2010, momentos determinantes de la licitación. Por esas horas, los funcionarios realizaban la evaluación técnica de las propuestas; faltaban 11 días antes de que se abrieran los sobres con las ofertas económicas y se determinara quién se quedaría con el contrato de $ 65 millones.
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