Los nexos ocultos entre los Moyano y la barra brava de Independiente
Hugo Moyano temía que su hijo Pablo, el heredero natural de su imperio, termine en prisión. La preocupación se hizo más angustiante cuando Pablo Álvarez rompió el subterráneo hilo que une a las barras bravas con la política. Álvarez, conocido como Bebote, colonizó la tribuna de Independiente durante diez años y es uno de los barras que creó en 2010 Hinchadas Unidas Argentinas, un polémico proyecto impulsado por un sector del kirchnerismo que consistió en reclutar barrabravas para llevarlos al Mundial a cambio de apoyo político y territorial.
Desde la cárcel, Bebote involucró a los referentes del gremio de los camioneros en un presunto circuito ilegal de negocios vinculados con la venta de entradas. Apuntó a Héctor Maldonado, ladero histórico de los Moyano en el sindicato y en el club, pero también a Pablo Moyano, a quien llamaba "El Salvaje", algo que la Justicia no logró comprobar. Nadie imaginó el giro de Álvarez, que está hoy en libertad a la espera de un juicio abreviado y que evalúa apelar el sobreseimiento a Pablo Moyano dispuesto por la jueza Brenda Madrid.
Cuando el binomio Hugo Moyano-Noray Nakis se impuso, en 2014, por primera vez en Independiente, a la cúpula de la barra se le levantó especialmente el derecho de admisión para poder participar de los comicios. El voto de los barras, entre los que había miles de afiliados de Camioneros, estaba cantado.
Con los Moyano y Nakis al mando del club, se avanzó en una suerte de acuerdo por la colonización de la tribuna a cambio de frenar una feroz interna entre dos facciones que por entonces se disputaban ese poder. La dirigencia creyó neutralizar a Bebote cuando el liderazgo recayó en Roberto "Polaco" Petrov, quien en el día a día oficiaba de guardaespaldas de los Moyano y estuvo conchabado en el sindicato de camioneros. Bebote, Nakis y Petrov estuvieron presos en el marco del mismo expediente en que se acusó a Pablo Moyano de ser el presunto jefe de una asociación ilícita.
Nexos con los barras
Los nexos de los Moyano con la barra de Independiente no son nuevos. Compartieron tribuna y hasta un safari turístico en el Mundial de Sudáfrica 2010 y coincidieron en Brasil 2014 en un partido que la Argentina jugó contra Nigeria en Porto Alegre. Bebote estuvo ese día en el estadio tras haber burlado los controles de Migraciones, ya que tenía prohibido el ingreso al país vecino.
Desde siempre, los Moyano apelaron a dos argumentos de defensa en lo relativo a esta causa. Uno reivindicativo, diciendo que Mauricio Macri lo quería preso por haber activado una huelga en rechazo al intento frustrado de una reforma laboral. El otro, tal vez más fáctico, fue el testimonio del exjuez de Garantías de Avellaneda, Luis Carzoglio, que tuvo originalmente el caso y que denunció a dos funcionarios de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) por hacerle llegar un mensaje de que Macri estaba "interesado en la investigación en torno a la familia Moyano".
Daniel Llermanos, abogado de los Moyano, busca ahora demostrar que el expediente fue urdido por "la mesa judicial de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires" y que el fiscal Sebastián Scalera habría sido parte de esas presuntas irregularidades. Va por ellos. Y cuenta con el guiño del kirchnerismo más duro para agilizar la denuncia en los tribunales.
El polvo del espionaje nubla una red de relaciones sospechosas, de la que participan barras, dirigentes deportivos y también políticos. Así de aliviado como está hoy Pablo Moyano lo estuvo hace unos años Daniel Angelici, expresidente de Boca y operador judicial del macrismo. Angelici zafó en una causa judicial similar, en la que el juez Manuel de Campos investigaba una asociación ilícita de la cúpula de la barra brava de Boca que creció amparada por la dirigencia del club.
La causa de Angelici y la de Moyano tienen similitudes: ambas pusieron la lupa sobre el lucrativo mercado negro de las barras bravas y su connivencia con las dirigencias de los clubes. En Boca fue procesado un directivo por entregarle carnets a la barra. En Independiente cayó preso Nakis, el vicepresidente que acompañó a Moyano en su primer mandato, e imputaron a Maldonado, uno de los asesores más cercanos al camionero. Pero zafó Pablo Moyano, uno de los dirigentes sindicales al que Alberto Fernández quiere convencer de integrar en la CGT un nuevo triunvirato de mando junto con Héctor Daer y Sergio Palazzo.
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