Moyano atacó al Gobierno y quedó cerca de la ruptura
El líder de la CGT respondió las críticas de Cristina Kirchner y renunció a la mesa de conducción del PJ; "No somos extorsionadores ni chantajistas", dijo en el Día del Camionero; condicionó las paritarias
A Hugo Moyano sólo le faltó convocar a una huelga para romper definitivamente su relación con la Casa Rosada. El líder de la CGT respondió ayer con un discurso cargado de críticas y reclamos , como nunca antes desde que el kirchnerismo está en el poder, a las acusaciones que Cristina Kirchner les había destinado a los gremios el sábado pasado, en su asunción.
Ante una multitud reunida en el estadio de Huracán por el Día del Camionero, Moyano defendió la legitimidad de sus reclamos y afirmó que los sindicalistas no son "extorsionadores ni chantajistas", en respuesta a la Presidenta, que había dicho que "hay derecho de huelga, no de extorsión y chantaje".
Moyano, además, renunció públicamente a la mesa de conducción del Partido Justicialista (PJ) "porque es una cáscara vacía, que está falto de peronismo y que el poder político maneja a su antojo".
Con una oratoria cuidada, el jefe cegetista argumentó las razones de su postura y desarrolló su mensaje con dos puntos centrales: el político y el sindical. En el primero, puso énfasis en su salida del PJ y el desplazamiento que sufrió el movimiento obrero desde la muerte del ex presidente Néstor Kirchner.
En lo gremial, amenazó con demandar judicialmente al Estado por la millonaria deuda a las obras sociales sindicales y condicionó la negociación salarial de 2012 si es que no prosperan sus exigencias para universalizar las asignaciones familiares y elevar el umbral del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias. También les pidió a los empresarios que contengan los precios para evitar una escalada de la inflación. "Nos vamos a sentar a negociar si tratan estos temas", advirtió.
Sólo en un pasaje de su discurso, su voz se volvió trémula y le jugó una mala pasada. Fue cuando Moyano mencionó fugaz y por única vez a la Presidenta por su nombre. "Apoyamos a Néstor Kirchner y a Cristina. Con el 54 por ciento ahora cualquiera es oficialista. Pero, ¿dónde estaban cuando las papas quemaban?", cuestionó. Enseguida apeló a viejas anécdotas del conflicto agropecuario de 2008, cuando el Gobierno recurrió a la ayuda de los camioneros para neutralizar una protesta agraria en la localidad entrerriana de Ceibas.
Moyano apuntó indirectamente algunas de sus críticas a la juventud kirchnerista. "Cuando se habla del 54 por ciento, el 50 es de los trabajadores y no de los chicos bien", gritó el camionero. Antes, cuando había sorprendido con su renuncia al PJ, había dicho: "No tengo vocación de bufón, por eso no puedo aceptar que otros tomen las decisiones que tienen que tomarse en el seno del justicialismo. Deciden por fuera e incorporaron candidatos que nadie los conoce y poco tienen que ver con el peronismo".
Moyano estuvo acompañado en el palco por la cúpula del gremio de los camioneros y los dirigentes de otros sindicatos que conforman el ala moyanista en la CGT. También se mostraron a su lado los referentes aeronáuticos; incluso Ricardo Cirielli, cuyo gremio, APTA, está enrolado en la CGT Azul y Blanca, que conduce el gastronómico Luis Barrionuevo.
Rodeado de su tropa, Moyano celebró la excarcelación del gremialista bancario Juan José Zanola, sospechado de ser presunto jefe de una asociación ilícita en la causa denominada "mafia de los medicamentos", en la que el líder camionero y su esposa también son investigados.
"El Ministerio de Salud hizo una megadenuncia y no pueden comprobar nada. Crean un manto de sospecha en las obras sociales y sus administraciones. Nos tratan como asesinos seriales", consideró Moyano, que reclamó al Estado una deuda de entre 12.000 y 15.000 millones de pesos con las obras sociales sindicales. "Es un salario diferido y es dinero de los trabajadores. Todo lo que nos había dicho Néstor Kirchner se ha desvanecido. No sé dónde está ese dinero", puso en duda el destino de los fondos. Y advirtió: "Vamos a hacer un reclamo tan firme que van a tener que dar respuesta y no como ahora, que se hacen los distraídos".
En defensa de Perón
En pasajes de su oratoria, Moyano evocó a Perón, su musa política. Cada vez que mencionaba al presidente parecía vibrar con la multitud. "Que no nos confundan: el gobierno de Perón fue el mejor de la historia", diferenció después de que la Presidenta dijera, durante su reasunción en el Congreso, que con Perón no había derecho de huelga. De inmediato provocó el estallido de aplausos de sus seguidores, que se mantuvieron estoicos a pesar del chaparrón. Aprovechó el aguacero para ironizar. "Hasta el cielo se ha puesto a llorar", dijo tras anunciar su salida del PJ. Llamó a "reconstruir" el peronismo con la esencia de los trabajadores. Su anhelo es crear un nicho de cuña peronista para reunir en un mismo espacio a los sindicalistas que ejerzan un cargo político y que se sientan desplazados por el kirchnerismo. De concretarse, lo denominaría Partido Laborista.
Moyano cerró con sus insistentes pedidos por mejoras salariales y reformas tributarias. Pidió por la ley de reparto de las ganancias entre los trabajadores y universalizar el pago de la asignación familiar. "No se puede discriminar a los hijos de los trabajadores. Eso es derechos humanos", señaló.
El diluvio lo obligó a apresurar el cierre de su discurso, que duró 46 minutos. "Alguien quiere que me calle la boca", volvió a chicanear con el clima. Moyano arengó a la gente con sus brazos hasta que la marcha peronista unificó la voz de los camioneros en un mismo grito.
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