Montoneros conmemoraron sus 50 años con una reivindicación de su accionar y sin ninguna autocrítica
Exmiembros y simpatizantes de la agrupación Montoneros publicaron una carta en la que conmemoraron los 50 años de su creación, reivindicaron su accionar sin ninguna autocrítica y cuestionaron la "tergiversación mentirosa de la historia".
Unos 750 firmantes reivindicaron el accionar violento de la agrupación durante los 70. "Estamos defendiendo solidariamente la dignidad histórica y la justicia de la resistencia a la violencia estatal y paraestatal con la que gobiernos militares y civiles reprimieron ilegal y antidemocráticamente al movimiento popular", dice el documento.
Los montoneros, autores materiales del secuestro y asesinato del general Pedro Eugenio Aramburu hace medio siglo, insistieron en su "repudio" a la teoría de los dos demonios y acusaron al expresidente Raúl Alfonsín de perseguirlos.
"Alfonsín prefirió perseguirnos con la 'teoría de los dos demonios', a la que adhirieron casi todos los partidos, encubriendo sus complicidades con las dictaduras y con la Triple A. A pesar de tal persecución penal mantuvimos esa misma idea hasta 1990, cuando nuestra organización, bajo las formas conocidas, deja de existir como tal", agrega el documento.
Entre los firmantes figuran exreferentes de Montoneros como Mario Eduardo Firmenich, Fernando Vaca Narvaja, Roberto Cirilo Perdía, y el excanciller Rafael Bielsa, designado embajador en Chile por el actual gobierno.
La carta recuerda la creación de la agrupación tras la muerte de Fernando Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus, el 7 de septiembre de 1970.
"Tras el triunfo popular de 1973, la juventud peronista asumió el 7 de septiembre como el Día del Montonero en homenaje a la totalidad de las compañeras y los compañeros que murieron luchando heroicamente contra la proscripción del movimiento popular y por construir una patria sin explotadores ni explotados, tal el norte prefigurado en la Revolución Inconclusa que se originó el 17 de octubre de 1945", relata el escrito.
El documento recuerda la memoria de los "millares de militantes" que murieron tras luchar "conscientemente por la liberación nacional y social y contra la dependencia".
"No fueron pobres víctimas inocentes ni jóvenes ingenuos manipulados, fueron militantes políticos en la guerra civil intermitente que la Argentina ha vivido desde 1955", agrega.
Los firmantes retomaron parte del pronunciamiento "La Responsabilidad de Todos", de 1983, en la que se exculparon de responsabilidades terroristas durante los años más violentos de la agrupación.
"Si los militantes del peronismo montonero han debido recurrir a la resistencia armada, no lo han hecho por voluntad militarista y menos aun terrorista, sino que ha obedecido al mandato constitucional que obliga a todos los habitantes a armarse en su defensa, así como por la legítima defensa propia ante el terrorismo de estado. En consecuencia, afirmamos y ratificamos, tanto en el pasado como para el futuro, nuestra vocación y voluntad política democrática. (...) El Movimiento Peronista Montonero cree y sostiene que la violencia no tiene sentido en un régimen de plena vigencia de los derechos y garantías constitucionales", decía aquella declaración.
En el último tramo aclaran que el "pronunciamiento conjunto no implica que hoy estemos totalmente de acuerdo. Ninguno de nosotros renuncia ahora a la defensa de las posiciones políticas que sostuvo en su momento en desacuerdo con otros compañeros", y agrega: "No estamos refundando la organización Montoneros. Estamos defendiendo solidariamente la dignidad histórica y la justicia de la resistencia a la violencia estatal y paraestatal con la que gobiernos militares y civiles reprimieron ilegal y antidemocráticamente al movimiento popular. Repudiamos la teoría de los dos demonios, incluyendo la tergiversación mentirosa de la historia".
El excanciller Bielsa, actual embajador argentino en Chile, fue uno de los firmantes del documento. Consultado por LA NACION, el funcionario dijo que no podría "renegar" de su pasado porque sería renegar de su propia historia.
"Es mi historia. Fui desaparecido, torturado, exiliado, no delate a ningún compañero y jamás le pedí una indemnización al Estado por ello. No fue una decisión solo ética; también significó que no era un chiquilín llevado de las narices. Ese momento de mi vida marcó mi conducta y mis responsabilidades para siempre. Renegar de ello sería renegar de quien soy", sostuvo.
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