Monner Sans, un experto en denuncias
En su casa no se habla de política. No se puede. Su esposa es peronista "de la primera hora", sus dos hijos son dirigentes de Franja Morada y él es un viejo militante del Partido Socialista que conserva un discurso de izquierda algo pasado de moda.
El abogado Ricardo Monner Sans tiene 62 años, es un orgulloso ex alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires y se graduó en la Facultad de Derecho de la UBA hace 40 años.
La causa por la venta ilegal de armas a Ecuador, que tanto inquieta al Gobierno, se inició con una denuncia suya. Es, quizás, la denuncia que le dio mayor notoriedad pública. La investigación al presidente Carlos Menem por la construcción de la pista de Anillaco también fue presentada por él.
Lo mismo ocurrió con las 12 causas por irregularidades en el PAMI que obligarán a Matilde Menéndez a prestar declaración indagatoria en los próximos días, y con los expedientes en los que se investiga la privatización de inmuebles del Estado y las leyes secretas de fondos reservados.
En Tribunales, algunos lo acusan de ser un denunciante profesional y otros lo admiran por su valentía. Muchos jueces se quejan de que les hace perder tiempo, y otros festejan sus presentaciones.
Un fiscal sin nombramiento
Varios fiscales federales lo miran con recelo, pero no lo imitan. En el fuero federal, son contadas las causas iniciadas de oficio por miembros del Ministerio Público.
En su hogar, todos, menos su madre, lo critican por su excesiva aparición mediática. El está satisfecho. Nunca ocupó un cargo público, pero la gente lo reconoce y lo saluda por la calle. De hecho, casi trabaja de defensor del pueblo o de fiscal. Denuncia todas las conductas de funcionarios que le parecen delictivas. Piensa que la gente recurre a él para contarle cosas sólo porque le creen.
Presenta querellas de todo tipo, la mayoría de las cuales termina archivada. No gana plata con eso, aunque sí prestigio. Vive del dinero que gana en su estudio jurídico, donde trabaja junto a su esposa, sus hijos y dos empleados.
Casi no tiene tiempo libre. Se levanta a las 6.15 y nunca se acuesta antes de la medianoche. Trabaja los fines de semana y asegura que no tiene tiempo para almorzar.
Atiende personalmente todos los asuntos que llegan a su estudio y no tiene grandes empresarios como clientes. "Vivo de la consulta individual y tengo mucha cantidad de clientes de sectores medios que se van empobreciendo", explica.
Posee un departamento en Palermo, sobre la Avenida del Libertador, desde 1986 y un auto importado. Lee todos los diarios y cuando quiere descansar elige a Morris West. No tiene un libro preferido ni tampoco un juez en funciones al que admire en exceso.
Adora por igual la música de Piazzolla y la de Mozart, y admira a Los Beatles, por influencia de su hijo menor.
A pesar de la cantidad de trabajo que tiene, responde siempre las consultas de los periodistas y va a todos los programas que lo convocan, salvo a los de Mauro Viale. Asegura que es un hombre de principios.
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