Moderados vs. duros: aunque marchan atrás en las encuestas, los radicalizados marcan agenda y profundizan las divisiones internas
Son los que tienen menos apoyo de la opinión pública, pero también son los más ruidosos. El protagonismo que buscan ocupar los dirigentes más duros, tanto del oficialismo como de la oposición, puede terminar por profundizar las divisiones naturales que ya existen en las alianzas políticas.
Según analistas, el contexto de pandemia y crisis económica genera una demanda en la sociedad para que los políticos trabajen en conjunto y generen consensos por encima de las diferencias aparentemente irreconciliables entre el kirchnerismo y el macrismo. Sin embargo, aunque los liderazgos más radicales hoy están lejos del podio de imagen positiva, son los que provocan mayores rispideces internas en el Frente de Todos y en Juntos por el Cambio.
El presidente Alberto Fernández, entendido por la opinión pública como un moderado, tuvo en los últimos meses actitudes que lo alejaron de ese lugar y lo acercaron al kirchnerismo más duro, como la intención de expropiar Vicentin. En la otra vereda, la presidenta de Pro, Patricia Bullrich, provocó un cimbronazo dentro de Juntos por el Cambio luego de difundir un comunicado partidario tras la muerte del exsecretario de Cristina Kirchner, Fabián Gutiérrez. El sector más dialoguista de macrismo -Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal- buscó "ordenar" a la exministra de seguridad.
"Indudablemente, si las posiciones dentro de un espacio político son muy disímiles entre los moderados y los extremos, eso podría generar divisiones, como ya ha pasado", dice en diálogo con LA NACION Federico Aurelio, titular de Aresco.
El consultor advirtió que los más radicalizados tienen mayor incidencia en la sociedad cuando las cosas se complican. Hoy, señala, la voluntad mayoritaria de la sociedad busca liderazgos moderados.
"Cosechar más apoyo depende desde qué óptica se evalúa y cuál es el estado de situación. En un contexto donde al gobierno nacional le vaya bien, indudablemente no hay mucho margen para el opositor menos moderado porque no es la voluntad mayoritaria de la sociedad. Si en algún momento esta gestión, o cualquiera otra, entrara en problemas y hubiera un malhumor social relevante, es probable que los opositores más duros tengan un mayor nivel de apoyo por la voluntad que va a tener la sociedad de un cambio lo más rápido y radical posible respecto de la gestión de ese momento", explicó.
"Los políticos que aportan solución, empatía con los temores y penurias, como así también voluntad de trabajo en consensos, son premiados con mayor aceptación. Por el contrario, en este contexto, aquellos que busquen confrontación son vistos como amenazas a la búsqueda de seguridad tan esperada. Parecen decirnos: 'Ya los escuchamos pelear demasiado, ahora gestionen la pandemia'", aporta, en tanto, Valentín Nabel, sociólogo director de Opinaia.
Aunque el grueso de la población hoy prefiere los consensos y no la confrontación (Fernández y Rodríguez Larreta son los dirigentes con mejor valoración), los analistas señalan que, pese a las tensiones que puedan generarse, los sectores radicalizados deben formar parte de las alianzas que buscan llegar a lo más alto del poder. Solo con los más ideologizados no alcanza para ganar una elección, pero sin ellos tampoco.
"Por más que los núcleos duros que tienen todos los espacio políticos son importantes y, en el caso del kirchnerismo, fueron la base que construyó al Frente de Todos, habitualmente no son suficientes. Siempre van a necesitar la alianza de los sectores más moderados. Pero de la misma manera, los moderados necesitan de los segmentos más duros", agrega Aurelio.
Por su parte, Lucas Romero, de Synopsis, explica el motivo por el cual los duros son los más ruidosos, al tiempo que recuerda que, en definitiva, en los últimos procesos electorales, la porción de la sociedad que estuvo en disputa entre un lado y el otro fue el 30% de moderados.
"El espacio público siempre está protagonizado por los políticamente intensos. Sucede lo contrario con los moderados, que son los que menos participan de las discusiones políticas y por eso son los más silenciosos. En dinámica de competencia bimodal como el que estamos viendo en la Argentina, siempre la resolución de las disputas electorales se dan en el medio, por cómo se seduce a ese electorado menos políticamente intenso, menos ideológico y más pragmático", analiza.
Asimismo, el rol de los dirigentes más radicalizados suele terminar en una paradoja. Si bien son los que exhiben números más altos de imagen negativa, en ocasiones terminan siendo los elegidos en las urnas.
"No hay una regla en esto. Hay gente moderada que va subsistiendo y tiene buena imagen porque no tiene resistencia dura, pero no quiere decir que los elijan. Otros tienen posiciones más duras, con peor imagen, y sin embargo a la hora de una elección tiene más intención de voto", sostiene Mariel Fornoni, titular de Management & Fit.
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