"Para el país y los bonistas, lo mejor sería tomarse un tiempo", dice el experto en deuda Mitu Gulati
WASHINGTON.- Mitu Gulati, abogado, experto en deuda soberana y profesor de la Universidad de Duke, cree que por la pandemia del nuevo coronavirus es imposible saber cuál será la capacidad de pago de la Argentina, y, por consiguiente, cuál es el alivio que debe buscar el país en los pagos de la deuda. Por eso, Gulati dice que el Gobierno debería postergar la negociación con los inversores, y buscar un acuerdo más adelante, cuando aclare el panorama, una solución similar al "standstill" o punto muerto que propusieron los economistas Miguel Kiguel y Eduardo Levy Yeyati. El Gobierno, por ahora, rechaza esa idea.
"Creo que tanto desde la perspectiva del país como de los acreedores, el desenlace óptimo sería tomarse un tiempo muerto, diferir los pagos, y luego hacer un trato", dice Gulati en una entrevista con LA NACION. "Creo que no hay forma de saber cuánto podrá pagar la Argentina", justifica.
Para Gulati, varios países se encaminan al default debido a la pandemia. Ante esa perspectiva, Gulati y otros expertos diseñaron un plan, pensado para países pobres, que podría aplicarse a la Argentina: suspender por un tiempo los pagos de la deuda, destinar ese dinero a un fondo –como si fuera un préstamo–, administrado por el Banco Mundial, para lidiar con la pandemia, y dejar la negociación para más adelante.
Al inicio de una semana clave para la resolución de la crisis de la deuda, Gulati es uno de los expertos que sigue de cerca la trama. Es optimista. Elogia al ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien conoce de conferencias académicas. "Es un economista muy inteligente que sabe mucho sobre reestructuración de deudas soberanas", afirma. Imagina que tiene una suerte de "plan B" en caso de que las negociaciones se empantanen.
Pero Gulati se mostró "desconcertado" por la estrategia del Gobierno para afrontar las negociaciones. Primero, porque no buscó una postergación "para ver cuánto realmente podrán pagar", es decir, determinar la capacidad de pago. Pero también porque el mensaje de la primera oferta oficial de canje a los bonistas pareció ser, desde su lugar, "tomálo o dejálo, estos son nuestros términos, o aceptás o nunca te vamos a pagar".
"Esa es una estrategia muy desconcertante para una deuda que se rige en gran medida por la ley de Nueva York, y la Argentina más que ningún país debería haber aprendido la lección de que es muy peligrosa porque los acreedores pueden demandar de manera bastante efectiva e interrumpir su capacidad para participar en los mercados internacionales", indicó.
–¿Por qué es mejor posponer todo?
–Creo que no hay forma de saber cuánto podrá pagar la Argentina. No es una cuestión de riesgo, es incertidumbre. Simplemente no lo sabemos. ¿El PBI va a caer en un 50%, 20%, 10 por ciento? Y sin saberlo, ¿cómo establecemos los términos de la reestructuración para un país que está profundamente afligido? Creería que está en el interés de todos esperar un año, o al menos seis meses.
–¿Cuál sería el plan alternativo durante un standstill?
–He escrito sobre esto con mi equipo. En un standstill, el dinero que la Argentina ahorra al no tener que pagarle a los acreedores debería destinarse a enfrentar la pandemia de coronavirus. Y a los acreedores que aceptaron la postergación se les debería prometer que tendrán algún tipo de prioridad por el monto que hayan diferido, que ese monto tendrá prioridad cuando ocurra la reestructuración, pero también ganará una tasa de interés más baja.
–¿Qué pasa si no se convence a todos los acreedores?
–Bueno, creo que necesitás tener un mecanismo que los convenza. Quiero decir, creo si vas y les preguntas, ¿por favor, podrías aceptar menos dinero, o una postergación? Creo que todos van a decir que no. Si venís y me preguntás si aceptas menos dinero, mi respuesta siempre va a ser no. Así que tenés que incentivarlos. Hay maneras de hacerlo.
–¿Cuáles?
–Digamos que quiero un aplazamiento por seis meses, lo menos posible, dos pagos de intereses, lo que queda de 2020. Son solo dos pagos de intereses. La forma en que los incentivaría a aceptar eso es, primero, les ofrecería algo que sea bastante bueno, les diría: "Miren, estoy tomando su dinero, y lo estoy poniendo en un fondo que nos ayudará a lidiar con el coronavirus y será administrado por el Banco Mundial o uno de los bancos de desarrollo regionales". Eso garantizará que el dinero realmente se use adecuadamente para salud, para permitir que la economía se recupere. Y les voy a dar un interés en ese fondo. Dos pagos no son muchos. Y los inversores, si les digo a todos que eso es todo lo que les estoy dando, hoy, aunque les guste o no, no tienen un fuerte incentivo para demandar porque no es mucho dinero. Hay una doctrina en derecho internacional, la doctrina de la necesidad. Creo que existe una base legal para pedir tiempo, y existe una razón económica para pedir tiempo. Es cierto que demora todo el proceso y puedo ver a la gente decir "esto es patear la pelota para adelante". Pero al principio del proceso tenías una noción sobre cuánto podían pagar y cómo iba la economía. No creo que se aplique el mismo racional.
–¿Hay un papel para el FMI?
–Podría haber si quisieran, creo que podrían jugar un papel en la organización de esto. Alguna organización internacional tendría que ayudar. Podría ser el Banco Mundial, podría ser el Banco Interamericano de Desarrollo. Pero el FMI no controla realmente los desembolsos de fondos de la misma manera que lo hace el Banco Mundial, no es su expertise.
Gulati cree además que, en el caso particular de la Argentina, es muy complicado llegar a un acuerdo por la cantidad de bonos y las dificultades para coordinar la negociación. Guzmán tiene contactos con tres grupos de acreedores, y todos presentaron el viernes propuestas distintas, una señal de que podrían existir conflicto de intereses entre los fondos. Los bonos del canje de 2005 y 2010 tienen mayores protecciones legales que los bonos que emitió el gobierno de Mauricio Macri.
"Y en el contexto de la deuda soberana, no tenemos un mecanismo de quiebras que permita una coordinación masiva", apunta Gulati. Una falencia de la gobernanza global.
–¿Cuál sería el costo de un default?
–No lo sé. Es una buena pregunta para un economista, estudié economía en la universidad, pero no era muy bueno, por eso me convertí en abogado. Creo que muchos países van a dejar de pagar. No es solo la Argentina, muchos países para fin de año. Desde esa perspectiva, puedo ver a la gente decir, mirá, esto no se trata solo de nosotros, es toda la economía global, tenemos que ahorrar tanto dinero como podamos. Puedo ver el argumento, pero creo ese es un argumento económico.
–¿Podría llevar a otra disputa legal?
–Podría. No creo que permitan que pase esta vez. Cristina [Kirchner] sigue en el poder, entonces tal vez si. Pero creo que la última vez se fue de pista porque se cometieron muchos errores. Un desastre es suficiente.
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