Militancia digital. El auge de las plataformas virtuales para hacer política en cuarentena
Imposibilitados los timbreos de Juntos para el Cambio y limitadas las recorridas por el territorio del peronismo, dirigentes, militantes y ciudadanos "de a pie" acuden cada vez más a nuevos medios virtuales, como las videollamadas, y las plataformas de peticiones, para participar de la vida política. Aunque se flexibilizó el aislamiento, sin una vacuna a la vista, los referentes de los partidos creen que estas herramientas podrían estar vigentes en la próxima campaña electoral.
Los registros de actividad de la plataforma Change.org son indicadores precisos de la tendencia. La sede argentina de la ONG detectó un inédito aumento de usuarios en los últimos 100 días, con niveles de participación nunca vistos, tanto de ciudadanos "de a pie", como de referentes políticos.
La organización informó, ante una consulta de LA NACION, que durante la cuarentena la cantidad de peticiones se duplicó, las firmas aumentaron un 40% y la cifra de usuarios subió un 25%. Hasta febrero, Change.org tenía 7 millones de usuarios activos en la Argentina; hoy suman 8,5 millones (solo cuentan a quienes la utilizaron en los últimos tres meses).
Desde sus oficinas en Buenos Aires atribuyen el insólito comportamiento directamente al aislamiento. "En otras ocasiones hemos presenciado aumentos exponenciales por temas puntuales, polémicos, pero nunca fue sostenido por meses, con esta intensidad", dijo a este medio Gastón Wright, director de la sede local, inaugurada en 2013, seis años después de su lanzamiento mundial.
El 25 por ciento fueron pedidos de ayuda a los sectores más golpeados económicamente por la pandemia, y el 15 por ciento fueron reclamos vinculados a temas políticos, que en su mayoría apuntaron contra el gobierno nacional y el Poder Judicial.
Así, los picos de participación más importantes fueron contra la salida de presos, promovida por el oficialismo, para evitar que el exvicepresidente Amado Boudou cobrara la pensión vitalicia, para cuestionar la expropiación de Vicentin, como crítica a la suspensión de actividades de Latam en el país y para exigir el fin del vandalismo rural por los ataques a silobolsas.
"Antes el ranking era liderado por temas de salud, de protección de los animales y de medio ambiente. Ahora la participación está principalmente ligada a la ayuda económica, a la reapertura de actividades y a los conflictos políticos", concluyó Wright.
En la lista de reclamos siguen otros temas en general vinculados a la pandemia, como los pedidos de apertura o autorización de actividades económicas y sociales (15%); la aprobación de terapias, tratamientos y medicación (15%); las repatriaciones (10%); los reclamos contra el cierre de establecimientos públicos y privados (10%); los pedidos de justicia, en particular por casos de violencia de género (5%); y a favor del recorte de dietas y salarios de la clase política (5%).
El único aspecto que se mantuvo estable es el perfil de género y etario de los usuarios, con una amplia mayoría de mujeres de entre 35 y 45 años (más del 70 por ciento). El dato no sorprende a Wright, especialista en el tercer sector, quien atribuye a las mujeres la mayor participación en instituciones de la sociedad civil a nivel general.
El incremento en la participación fue global. Desde marzo, la plataforma pasó de registrar 339 millones de usuarios, a 400 millones. Es decir que en los últimos cuatro meses la utilizaron por primera vez 61 millones de personas. Y la cantidad de peticiones aumentó, en todo el mundo, un 57% con respecto al mismo periodo del 2019. La Argentina, en este sentido, dio la nota: el aumento de los reclamos locales alcanzó el 100%.
Política virtual
Mientras la sociedad buscó nuevas formas de participación, también los políticos buscaron varias formas de mantenerse activos y presentes en la comunidad, más allá de sus actividades formales por sus cargos legislativos o ejecutivos y de las habituales -a esta altura poco originales- participaciones en redes sociales.
En general, las peticiones en Change.org son creadas por personas "de a pie", pero en ocasiones las impulsan dirigentes y agrupaciones políticas. En mayo, la diputada nacional Graciela Ocaña creó un reclamo contra la decisión de la Oficina Anticorrupción de retirar la querella contra la vicepresidenta Cristina Kirchner por las causas Hotesur y Los Sauces, que obtuvo 233 mil respaldos. Mientras que el movimiento social Barrios de Pie, afín al gobierno nacional, creó una petición para que se libere el uso de WhatsApp y datos en las villas, que obtuvo 21 mil firmas.
Pero los dirigentes no solo se volcaron a la plataforma para crear peticiones. Durante la cuarentena, muchos pidieron que se les creen "perfiles verificados" para responder algunos pedidos. Según se informó, las solicitudes en este sentido se triplicaron a partir de marzo, en comparación con los primeros tres meses del año, y el total de cuentas habilitadas para responder pasó de 184 a 230.
Mientras tanto, en el oficialismo como en la oposición aprendieron a sacar provecho a las videollamadas, no solo para comunicarse entre ellos, sino en muchos casos para hacer política territorial y contactarse con la comunidad, sin riesgo de contagio.
En la oposición son varios los dirigentes que apuestan a las videoconferencias con vecinos y referentes. Dos de los más activos en este sentido son los diputados del sector más "duro" del Pro, Waldo Wolff y Fernando Iglesias. Con un alto perfil, durante la cuarentena acudieron a los "mítines" por videollamadas para hacer política vecinal.
"Un café con Iglesias" y "Reunidos en el Zoom de Waldo Wolff" son proyectos distintos, aunque, además de la elección del nombre de sus dirigentes para titularlos, tienen bastante en común. Se realizan una vez por semana con unos 300 dirigentes barriales o vecinos de a pie, y cada encuentro, pensado en torno a un tema determinado, incluye la presencia de un invitado de la propia fuerza política, quien, al igual que el resto, se conecta desde su casa. El anfitrión modera y dialoga con el invitado. Luego, los seguidores se anotan para participar, pero por la gran cantidad, en general solo logra hablar un puñado. Y en general hay periodistas invitados para hacer eco de esas charlas en los medios de comunicación.
"Más allá de la necesidad actual, son muy eficientes. Antes, para ver a unos cientos de personas necesitabas días. Ahora, con tres horas alcanzás a miles", se entusiasma un asesor de la exgobernadora María Eugenia Vidal, quien organizó varios "zooms" con vecinos de localidades.
También en el Frente de Todos están de moda las videollamadas para conectarse con la militancia, tantear el humor social, o convencer nuevos adeptos, según comentaron desde los equipos de comunicación de dirigentes oficialistas a LA NACION.
Los casos abundan. La semana pasada, el senador Mariano Recalde, la diputada Daniela Vilar y el secretario de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, entre otros, participaron de las reuniones de plenario de La Cámpora en la Universidad de Buenos Aires (UBA), con 200 estudiantes universitarios. Y días atrás, el exvicepresidente Amado Boudou estuvo de uno de los encuentros de la "Peña Federal y Digital" o "PDF", como llaman a esas reuniones virtuales que se celebran los jueves sus organizadores de la agrupación Peronismo Digital.
Mientras que la ministra de Seguridad, Sabina Frederic y el diputado nacional Fernando "Chino" Navarro participaron de las "picadas" y "brunch" virtuales que organizó la agrupación de intelectuales albertistas, Agenda Argentina. "El aislamiento es físico, pero no social, y de las reflexiones por videollamada pueden salir políticas públicas", dijo desde la Casa Rosada Nahuel Sosa, asesor en Jefatura de Gabinete y coordinador de Agenda Argentina. Para agosto planea nuevos encuentros virtuales, en un ciclo llamado "Hablemos de transformaciones" donde ya confirmaron sus presencias ministros y diputados del oficialismo.
La diputada Vilar, referente del oficialismo en Lomas de Zamora, consideró que en este contexto, "las reuniones y encuentros virtuales tienen muchos aspectos positivos en cuanto a la accesibilidad: La virtualidad es más inclusiva".
Los políticos, en general, se muestran conformes con los resultados de las videollamadas. Son conscientes de que, a pesar de la flexibilización de los movimientos, ninguna reunión volverá a ser como antes. Al menos, hasta que haya una vacuna contra el coronavirus. Y eso no será posible, como mínimo, hasta dentro de un año. Para entonces, el país estará en plena campaña para las elecciones de medio término.
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