Milei y Lula, sin señales de acercamiento a pesar de los esfuerzos diplomáticos de la Cancillería e Itamaraty
Los presidentes de Argentina y Brasil ni siquiera se cruzaron en la cumbre del G7; con agendas y aliados diferentes, la relación fluye en el segundo y tercer nivel; esperan un encuentro en julio
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Prudente y fría distancia, sin peleas altisonantes ni acercamientos efusivos. “No es que hay una mala relación. No hay relación” define una fuente de la diplomacia brasileña, luego de que el encuentro del G7 culminara sin una reunión bilateral, ni siquiera un saludo casual, entre el presidente Javier Milei y su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cada uno en un extremo de la foto oficial de ese encuentro.
Luego de las durísimas declaraciones del entonces candidato libertario en campaña, cuando acusó a Lula da Silva de “comunista” y “corrupto” (a consecuencia del proceso legal en el que resultara condenado en su país), y del evidente apoyo de Lula al candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa en la segunda vuelta electoral contra Milei, la relación fluyó a nivel de cancilleres, que ya se reunieron cuatro veces en seis meses. Se produjeron, además, avances y gestos en distintos ámbitos, como el acuerdo por la provisión de gas desde Brasil al país en plena ola de frío; misiones empresariales conjuntas en un reciente encuentro empresarial en Egipto; ayuda humanitaria argentina en las inundaciones del sur de Brasil, entre otros puntos de contacto efectivo.
Todo llega hasta allí, hasta el vínculo personal entre ambos presidentes, que la diplomacia e intermediarios de ambos países intentan acercar, y algún que otro incidente bilateral como el pedido del gobierno de Lula para extraditar a manifestantes bolsonaristas, condenados por la justicia brasileña presuntamente radicados en el país. Un incidente hasta ahora conducido con prudencia por ambas cancillerías, sin órdenes de escalar el conflicto.
“No me preocupa tanto (la distancia), le insisto al Presidente y lo he conversado con el embajador. Cuando se conozcan personalmente Lula y Milei tendrán una buena relación, son personas llanas que podrán conversar bien”; dijo el jueves con optimismo el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en el almuerzo organizado del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
Desde la diplomacia de Itamaraty contestan de modo similar, sin ocultar las divergencias pero cuidadosos de despertar lo que algún miembro del Gobierno denomina el “lado salvaje” del presidente argentino. “No es imprescindible que haya amistad entre los presidentes, ni hay que forzar un encuentro entre ambos. Milei dijo que quería una relación adulta con Brasil y está cumpliendo”, afirmaron desde la diplomacia de Brasil, con las palabras del Presidente en la última cumbre de Davos.
Hace poco más de un mes, en su visita a Itamaraty, la canciller Diana Mondino discutió con su par brasileño Mauro Veira sobre el futuro del Mercosur, y las diferencias entre ambos gobiernos sobre el futuro del bloque común. Allí, y en una jugada sorpresiva, la canciller le entregó a su par brasileño una carta del Presidente para Lula, en la que le expresaba su deseo de reunirse. Dos meses después, aún no hay novedades concretas sobre ese eventual encuentro, mientras subsisten las diferencias, de forma y de fondo, entre ambas administraciones.
En los últimos días, el vínculo pareció tensarse con el pedido del gobierno de Brasil, vía su embajador en Buenos Aires, Julio Bitelli, a la Cancillería, para que informe si parte de un listado de 143 partidarios de Jair Bolsonaro, y condenados por “manifestaciones contra la democracia”, se encuentra en el país. La respuesta oficial del Gobierno, en boca del portavoz presidencial, Manuel Adorni, fue pragmática, sin lugar para desafíos verbales y sin manifestarse sobre los pedidos de asilo de esos ciudadanos brasileños, que reclamaron públicamente sectores del bolsonarismo.
“Cumplimos con la ley y, en tal caso, si en Argentina hay delincuentes se procederá a seguir el camino legal correspondiente”, dijo el portavoz de Milei, y detalló que la Comisión Nacional para los Refugiados “es la que evalúa la legalidad, la factibilidad legal, y efectivamente si corresponde o no; y es de manera individual, en cada caso. Por lo tanto, escapa, si se quiere, a nosotros esa decisión”, definió Adorni. Las explicaciones públicas conformaron a Itamaraty, que prefiere según pudo saber LA NACION no echar más leña al fuego y esperar la respuesta oficial.
Más allá de la decisión de ambos gobiernos de no escalar en el conflicto, a la espera de un encuentro que podría darse, aunque sea de modo informal, en la cumbre del Mercosur en Asunción, el mes próximo, los distintos roles que ambos juegan en el tablero geopolítico dificultan una mirada convergente.
Distintos aliados
Alineado sin rodeos con Estados Unidos e Israel, Milei participó este sábado de la cumbre por la Paz en Ucrania, convite que Lula da Silva eludió (envió a sus diplomáticos en Suiza) ya que considera que la Federación Rusa de Vladimir Putin debió haber sido invitada. De hecho, Lula y su par chino, Xi Jinping, presentaron hace dos semanas una propuesta de paz para Ucrania, desde una posición “neutral” que por supuesto incluía a Putin, pero que no prosperó.
Brasil, China y Rusia forman parte fundamental de los Brics, el grupo del que Argentina rechazó integrar pocos días después de que Milei llegara a la Casa Rosada, y al que había sido invitada a integrarse durante el gobierno de Alberto Fernández, de buena y continua sintonía con el presidente de Brasil.
Al contrario de lo que sostienen voceros oficiales, en Brasil afirman que esa alianza “no está compuesta por países amigos que coinciden en todo, ni coordinan una agenda política”, aunque respetan la “decisión soberana” argentina de no participar, sobre todo porque en los últimos meses Irán (señalado por la Justicia argentina como partícipe de los atentados a la embajada de Israel en Buenos Aires y la AMIA) también fue invitada a formar parte de ese bloque económico.
Sin bilaterales con Lula ni con su par de Uruguay, Luis Lacalle Pou, en lo que va de su mandato, Milei tampoco se muestra hasta ahora interesado en reforzar el Mercosur. Desde Brasilia reconocen que “hubo preocupación por la propuesta de un comercio totalmente libre”, lanzada por el Presidente durante su campaña electoral. Pero aseguran que la actitud de Argentina fue “constructiva” en el mercado común, y confían en que los avances que se dieron en un acuerdo UE-Mercosur, hoy frenados por decisión de países europeos como Francia, se trasladen a otras propuestas conjuntas con otros países y bloques económicos. Confían en que los conflictos personales que generaron la distancia queden, en poco tiempo, definitivamente de lado.
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