Milei prometió severidad contra la inseguridad y le dio un lugar relevante a la Corte Suprema en su asunción
Prometió revalorizar las “fuerzas de seguridad” que, dijo, “fueron humilladas”; afirmó que la inseguridad provoca un “baño de sangre”; gestos mutuos con el máximo tribunal
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El presidente Javier Milei prometió ser duro y severo en la aplicación de la ley para acabar no solo con el “baño de sangre” que genera la inseguridad, sino también con la corrupción. También colocó en un papel relevante a la Corte Suprema de Justicia de la Nación en esta tarea.
Milei comenzó su discurso ante la multitud nombrando en primer lugar a los jueces de la Corte, antes que a los diputados, senadores, gobernadores y mandatarios extranjeros que llegaron para la asunción presidencial.
Los altos magistrados no estaban allí, bajo el sol en la explanada del Congreso, con los dignatarios invitados, sino que se quedaron en el interior del Palacio legislativo, desde donde siguieron el discurso presidencial a través de una pantalla.
Milei los había saludado en el recinto de Diputados, donde les dio un lugar de preferencia. Lo mismo hizo con el Procurador General de la Nación interino, Eduardo Casal, que estaba sentado junto a ellos. Será clave la relación del Presidente y la Corte en esta gestión que se inicia, ya que las reformas legislativas que propone Milei puede que tengan que sortear obstáculos judiciales para su puesta en marcha.
Milei, de todos modos, ya dio señales de que va a consentir a la Justicia: anunció que propondría una ley para darle autonomía económica y máxima independencia. De hecho, Milei debe proponer a un candidato para completar la Corte Suprema de Justicia y otro para encabezar la Procuración General, pues Casal se desempeña de manera interina desde 2017. El actual jefe de los fiscales no abandona, no obstante, la esperanza de que lo postulen para continuar en el cargo.
Los jueces de la Corte fueron ubicados junto al estrado donde se produjo la jura. Allí se sentaron Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, presidente y vice de la Corte, y luego Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorezentti. Habían llegado todos juntos, en una camioneta desde el Palacio de los Tribunales, donde se encontraron. Luego ingresaron también juntos por un acceso posterior del edificio del Senado, con los invitados especiales.
Dentro del recinto quedaron ubicados cerca del flamante ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y su colega ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que hablaban animadamente.
Al llegar, Cúneo Libarona dijo que espera que la gente “vea que tenemos una Justicia fantástica” y que “tenga la sensación de que estamos trabajando mucho, mucho, porque somos servidores del pueblo”. Y pronosticó que la relación del Gobierno con la Corte será “cordial y respetuosa”, conforme a la Constitución.
“Estamos muy mal, vamos a hacer el mejor esfuerzo con un equipo increíble, con un Presidente muy capaz y una magnifica vicepresidenta, vamos a hacer un máximo esfuerzo para revertir la situación del país”, sostuvo el ministro antes de ingresar al Congreso.
Inseguridad, narcotráfico y piquetes
Tras la jura, a la hora del discurso en la plaza, mayoritariamente económico, Milei tuvo un momento para detenerse y destacar la importancia de la aplicación de la ley. Dijo que la inseguridad provoca “un baño de sangre” y que “los delincuentes caminan libremente por las calles y los ciudadanos quedan tras las rejas”.
“El narcotráfico se apoderó de las calles”, señaló y refiriéndose a Rosario, sin nombrarla, dijo que fue tomada de rehén por los narcotraficantes. Sostuvo que las fuerzas de seguridad fueron “humilladas y abandonadas”, quedaron fuera de la consideración de la política.
Como ocurrió con otros aspectos del discurso, Milei se limitó a hacer su diagnóstico de los desafíos de la Justicia y de la inseguridad, pero no brindó detalles de lo que piensa instrumentar ni medidas concretas.
En ese momento, la multitud que se había reunido en la Plaza del Congreso empezó a gritar “¡Policía, policía!”. Entre ellos, de todos modos, no faltaron punguistas que aprovecharon para robar celulares a los partidarios de Milei.
“La anomia es tal que solo el 3% de los delitos son condenados”, afirmó Milei en un mensaje a la Justicia, de la que espera que esa cifra se modifique y que se aplique la ley con severidad. “Se acabó el siga siga para los delincuentes”, graficó.
Al referirse a la situación social, una vez más se apoyó en el cumplimiento de la ley para advertir que “el que las hace las paga” y que aquellos que protesten cortando una calle, no van a cobrar ni planes sociales ni subsidios. “El que corte, no cobra” señaló, e insistió con la idea de que “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. La multitud rugió y aplaudió el anuncio del presidente, que iba leyendo su discurso, pausado, pero se retuvo en este punto. Aseguró que no se iba a “dejar extorsionar por quienes utilizan a los que menos tienen para enriquecerse a ellos mismos”.
En cuanto a la clase política, dijo que no venía a “perseguir a nadie o a salvar viejas vendettas o disputar espacios de poder”, sino que encarna un proyecto de país “donde no vamos a tolerar que la hipocresía, la deshonestidad o la ambición de poder, interfiera con el cambio que los argentinos elegimos”.
No obstante, Milei dijo que “recibía con los brazos abiertos” a los dirigentes políticos, sindicalistas y empresariales que “quieran sumarse a la nueva Argentina”. Dijo que lo hacía “sin importar de dónde vengan, ni que hayan hecho antes, sino hacia dónde quieren ir”, en una frase que tuvo un aroma a olvido de los pecados del pasado. Insistió que no se iba dejar “extorsionar” por aquellos que buscaban impedir los cambios.
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