Milei piensa que la oposición “ya no tiene más misiles” para desafiarlo después del intento por las universidades
El mandatario celebró una semana en la que logró blindar el veto a la ley de financiamiento universitario y bajar la inflación; las nuevas encuestas y la ilusión de que Cristina sea candidata en 2027
- 5 minutos de lectura'
Javier Milei está convencido de que los dos misiles más grande que tenía la oposición para tirarle, ya los tiraron: el financiamiento universitario y la fórmula de los jubilados. En la semana que logró blindar su segundo veto desde que asumió la Presidencia diez meses atrás, el mandatario no mostró dudas de que haber logrado frenar esas dos leyes que “atentaban” contra el equilibrio fiscal y las metas que se impuso para ordenar la economía, son una garantía para lo que viene en términos económicos. Pero también para la gobernabilidad. A sus interlocutores les agrega: “Se les mojó la pólvora”, en referencia a la oposición que votó por ambas leyes y buscó voltear el veto. “Sin déficit, los políticos van a tener que trabajar de políticos, no de apretadores”, es otra de las definiciones que emergen del corazón libertario que mantiene como faro el déficit cero.
En una semana en la que, a la par del triunfo legislativo, acumuló buenas noticias en materia económica, como el índice inflacionario que perforó la barrera de los cuatro puntos y se ubicó en 3,5%, Milei insistió a las personas con las que fue hablando en los últimos días que “lo peor ya pasó”. Claramente, en la Casa Rosada se respira en estos días un exceso de optimismo.
También se mostró confiado en que podrá seguir bajando la inflación, una de las dos variables que más preocupa a la sociedad. “Bajar la inflación, bajar la inseguridad y lograr que la economía se recupere”. Esa es la fórmula en la que muy cerca suyo sintetizan en lo que deben seguir trabajando. “De acá para adelante sólo llegan buenas noticias”, prometen envalentonados con las bajas, además de la inflación, del riesgo país, el dólar MEP y el anuncio en la tarde de este viernes de la reducción en los sobrecargos que se pagan al FMI.
En ese escenario confían en que el próximo índice que traerá “más alivio” será el de la pobreza. El último corte de la medición del Indec se hizo en junio y mostró a fines de septiembre pasado un demoledor 52,9% de personas por debajo de la línea de la pobreza. Cerca del mandatario sostienen que desde mitad de año hubo una baja y ya “cae a 49% la pobreza”. Admiten que el número es aún una catástrofe, pero se muestran convencidos de que ese porcentaje muestra una “recuperación del salario real” y también que todas las medidas de contención que bajaron desde Capital Humano, con distintos refuerzos “están dando resultado”. Lo primero que creen que marca un cambio de época en ese sentido es que lograron que “la asistencia le llega directamente” a la gente sin los intermediarios de las organizaciones sociales.
En el primer piso de Balcarce 50 hacían extensiva la satisfacción también porque parte de las encuestas que consumen prácticamente a diario les muestran una recuperación en la imagen presidencial, tras la caída que se había percibido semanas atrás, según cuentan. “La baja se dio cuando impactaron los aumentos de tarifa, pero una vez que eso pasó, el número volvió a crecer”, juraba en la tarde de este jueves un libertario de pura cepa. “Pasó de 52 a 45 cuando tiraron todos los torpedos y un mes y medio después llegó a 53. Tiraron nuevos torpedos, cayó a 47 y ya se está recuperando”, aseguran que explica el mandatario en su despacho del primer piso.
“Las caripelas”, dicen muy cerca del presidente para referirse a los opositores que en la segunda marcha universitaria, convocada el 2 de octubre estuvieron presentes “y nos hicieron un favor”, según definen en referencia a Sergio Massa, Pablo Moyano, Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau y Cristina Kirchner, que apareció desde un balcón. “Eran ellos y todo lo que movilizaron, más que universitarios que había menos que en abril”, sostenían. “Es a todo lo que la gente dijo que no el año pasado, nos hicieron un favor yendo. Mostraron ante todo que la marcha era política”, insistían.
Mientras da por cerrado ese tema, el Presidente también contempla en su agenda hacia adelante, el viaje que en enero hará a China, para la cumbre de la Celac, en visita oficial. Por estas horas, para ese mismo periplo de casi 30 horas, el mandatario también evalúa la posibilidad de visitar por segunda vez Israel, país por el que siente verdadera afinidad y al que quiso ir para estar presente el pasado lunes 7, cuando se cumplió el primer aniversario del ataque terrorista de Hamas. La intervención de su hermana y secretaria general de presidencia, Karina Milei; del embajador en Estados Unidos, Gerardo Werthein; y su par en Israel, el rabino Axel Wahnish, hizo que finalmente desistiera pese a sus ganas. “Le dijeron que no se le ocurriera hacerlo, que era muy riesgoso. Era un tema de seguridad, pero si era por él estaba ahí”, explicaban en referencia a lo que podía implicar un viaje en esa fecha a la zona, en pleno conflicto bélico.
En el medio de eso todavía saborea el otro triunfo legislativo que tuvo días atrás: el de la Boleta Única Papel (BUP) y que el mandatario considera “clave” para el oficialismo. Más a largo plazo juran que tiene otro objetivo en mira. Tiene que ver con una eventual presentación de Kirchner. “Ojalá que sea candidata en el 2027 así le pego el último clavo al ataúd del kirchnerismo”, le escucharon decir al mandatario.