Milei entra en su segunda etapa
Ahora la incógnita es la productividad del Ejecutivo; Francos arma un “centrão”, a la brasileña; la Iglesia y sus límites; Valdés y Daza, la conexión chilena; el FMI y el futuro del dólar
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Está empezando una segunda etapa del gobierno de Javier Milei, por varias razones. Una de ellas, la más obvia, es que con lo que aprobó el Senado, aunque faltan retoques en Diputados, la administración libertaria ya cuenta con instrumentos básicos como para llevar adelante su gestión.
Esto es un activo y es un riesgo para el Gobierno, al que ya no le queda el argumento de imputar todas las dificultades al bloqueo de una casta obstructiva, que existe por supuesto, pero que le permitió a Milei tener la ley en el Senado. Una ley que salió con modificaciones, pero que es bastante parecida al proyecto que el Presidente tenía en la cabeza cuando insistió por segunda vez con la Ley Bases. El proyecto que sufrió más cambios fue el de la reforma impositiva.
Es un dato importante que está asociado a alguien que se ha convertido con el paso de los meses en una figura muy importante dentro del oficialismo, tanto que llegó ya a la Jefatura de Gabinete, y es Guillermo Francos.
¿Por qué hay que poner la lupa en Francos? Porque este éxito del Gobierno y la llegada de Francos a la Jefatura de Gabinete suponen que, más allá de su discurso, en la imaginación que Milei tiene de su propia gestión hay una valorización de las habilidades, de la cultura y de las destrezas de la política: la persuasión, la argumentación, la negociación; ceder, llevarse algo. Esto es lo que encarna Guillermo Francos, que no es un personaje altisonante. Es un producto, un ejemplar de la política clásica. Y ahí está, en el centro de la escena, después del éxito parlamentario que tuvo. Y ahora, encargado de la coordinación del gabinete. Y aquí aparece la segunda novedad. No solamente el Gobierno obtiene un éxito en el Congreso, sino que se incorpora a una segunda fase de gestión, porque ahora no vamos a estar mirando tanto la relación entre el Poder Ejecutivo y el Parlamento. Vamos a estar mirando el nivel de productividad del propio Poder Ejecutivo. La capacidad de gestión. La capacidad de proponer y llevar adelante determinados planes, programas y reformas. Eso estaba relegado por las dificultades parlamentarias de Milei. Ahora vamos a estar todos mirando esa capacidad en un contexto económico muy dificultoso.
Y eso nos va a hacer observar también si hay ajustes o no en la estructura del gabinete. No necesariamente cambios en el gabinete, que puede haberlos, sino a ajustes aun con las mismas figuras que lo integran.
En este segundo plano, que es el plano de la gestión ejecutiva, está la otra novedad importante de estos días: se inició una negociación con el Fondo Monetario Internacional para obtener un nuevo programa económico o una recreación del plan económico que conocemos, donde se despejan algunas dudas importantes y se plantean preocupaciones importantes. Esto, asociado a un nuevo endeudamiento, que no sabemos de cuánto va a ser, pero probablemente ronde los US$8.000.000.000 -dinero nuevo- por parte del FMI, más las sumas que se puedan completar con otras fuentes de recursos, como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o la Corporación Andina de Fomento.
¿Qué balance podemos hacer de lo que pasó en el Congreso? ¿Qué de lo que pasó en el Congreso nos da pistas de lo que puede seguir pasando en la política y en la vida del Gobierno y la oposición? Primero, lo que ya se consignó. El resultado de la negociación fue un éxito importante porque no hubo solamente una aprobación en general sino que, además, el Gobierno logró obtener resultados bastante parecidos a los que quería en la votación en particular. De la negociación participaron Guillermo Francos; intervino también José Rolandi, el vicejefe de gabinete; Santiago Caputo, que es una especie de asesor “todoterreno” de Milei; y Victoria Villarruel, la titular del Senado.
El proyecto volverá ahora a la Cámara de Diputados. El foco de la tensión y lo que más preocupa al Gobierno es la parte fiscal, porque lo que salió del Senado tiene algunas diferencias muy grandes con lo que pretende el Ejecutivo, y con lo que pretendían muchos gobernadores. Daría la impresión de que los gobernadores logran más disciplina sobre sus diputados que sobre sus senadores. Esta es una innovación, esto no era habitualmente así.
¿Cuáles son los cambios que más afectan al programa oficial? Uno, no se mantuvo el recorte del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. Tampoco se convalidó en el Senado la reducción de la alícuota del Impuesto a los Bienes Personales.
Hubo este jueves pasado una reunión importante, que se desarrolló en la Casa de Gobierno. La presidió Guillermo Francos. Ahí estaba José Rolandi. Estaba también María Ibarzábal, una figura a la que hay que ponerle también un foco, ya que desempeña tareas relevantes como encargada de Asuntos Estratégicos Legales de la Jefatura de Gabinete. Es una abogada joven muy competente ligada a Santiago Caputo. Y estaba también Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados. ¿Con quienes se reunieron? Con un grupo importante de diputados que expresan las distintas bancadas que van a acompañar al Gobierno para que pueda corregir en la Cámara baja lo que se modificó en el Senado. En esa reunión estaban Cristian Ritondo, Silvia Lospennato, Silvana Giudici, Pamela Caletti, Rodrigo de Loredo (que preside el bloque de la UCR), Juan Manuel López (presidente del bloque de la Coalición Cívica), Miguel Pichetto (Hacemos Coalición Federal), Juan Brügge (ligado a los diputados de Córdoba), Carolina Píparo, María Cecilia Ibáñez y Eduardo Falcone -estos últimos ex Libertad Avanza, ahora disidentes-.
¿A qué conclusión se llegó? A que el 25 de junio, la semana próxima, va a tratarse el proyecto de Ley Bases y el proyecto de reforma impositiva en comisión, para presumiblemente aprobarse y apuntar a dar un tratamiento en el recinto el 27 de junio. Es decir, toda esta trayectoria legislativa que arrancó en enero de este año culminaría a fines de este mes y el Gobierno aspira a poder aprobar las leyes en su versión original. El Impuesto a las Ganancias es un gravamen que recaudan tanto el Ejecutivo como las provincias porque es coparticipable. Es probable que los gobernadores insistan en ayudar al Gobierno a que salga la versión anterior, que es la que salió de Diputados y anularon los senadores. Bienes Personales implica una rebaja de 0,48% del PBI en la recaudación del Estado. Por eso los radicales dicen “¿Cómo? ¿Nos corren con el tema de las jubilaciones, que hacen gastar más al Estado, y el Gobierno está dispuesto a recortar recursos para beneficiar a los más ricos?”. Desde el Gobierno contestan: “Si no hacemos una reducción de la alícuota, que es más alta que en cualquier lugar del mundo, es inútil hacer el blanqueo. Nadie va a blanquear bienes para que después le caiga la AFIP con un impuesto de 2,5%”. El Gobierno va a insistir en esto y, probablemente, esta oposición dialoguista lo acompañe.
¿Qué va a pasar con las privatizaciones que el Gobierno cedió en el Senado para poder sacar la ley? Básicamente, Correos y Aerolíneas Argentinas. Le preguntaron esto los diputados de la oposición cooperativista a los funcionarios con los que se reunieron el jueves y les respondieron con una mirada esquiva. No dijeron ni que sí ni que no. ¿La instrucción cuál es? Si se pueden privatizar esas dos empresas, mejor así. Sería bueno reponerlas en el plan de privatizaciones. ¿Por qué no hay una contestación clara? El Gobierno se había comprometido a sacarlas del listado y ahora hará una jugarreta a esos senadores. El pacto no se cumple.
Es importante todo lo que pasa en el mundo de las empresas públicas, no solamente por lo que sucede en su interior sino por lo que ocurre en todo el sector público respecto de las empresas del Estado. Tomemos un caso aberrante como el de AySA. Es una empresa que está en tren de privatización. Muy probablemente, será una de las primeras en privatizarse el año que viene. Se encuentran ahora las autoridades de AySA con una novedad. El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, un ultrakirchnerista y partidario de Ariel Lijo, decidió aumentar la tasa que cobra Avellaneda a AySa en una proporción de 4360% entre el mes de mayo de este año y el mes de mayo del año anterior. Es la tasa que se cobra, entre otras cosas, a una planta de tratamiento de aguas de Dock Sud. Esa planta depuradora pagó en mayo del año pasado $43.000.000 de tasa. Y en mayo de este año, la boleta es de $1.940.000.000. ¿Por qué hablo de esto? Es bastante habitual en el conurbano bonaerense una especie de aquelarre en el cobro de tasas municipales, que pasan por debajo del radar. Pareciera que nos son presión impositiva. Es un caso verdaderamente escandaloso.¿Qué pasaría si AySA decide trasladar a los vecinos de Avellaneda el valor de esta tasa? Lindo tema para Ferraresi.
La votación del Senado tiene algunas perlas escondidas como, por ejemplo, el tratamiento de un artículo que había sido introducido en la Cámara de Diputados y había sido aprobado. Es un poco cifrado, lo que da lugar a sospechas. Algo esconde. “Instar al Poder Ejecutivo Nacional a que, en el plazo perentorio de 60 días de sancionada la presente ley, envíe a este Congreso un proyecto de ley tendiente a incrementar los recursos corrientes de la administración hasta un dos por ciento del producto bruto interno, mediante la supresión o modificación de las exenciones tributarias, beneficios impositivos o de cualquier otro gasto tributario en los términos del artículo 2° del decreto 1731/2004″. Hay muchas actividades que tienen exenciones. Pero hay una que, quien lee este artículo, entiende enseguida de que se está hablando de ella: el régimen de Tierra del Fuego, que tiene ventajas extraordinarias en el campo electrónico y en el sector textil.
En el rubro electrónico es un emporio de importación que agrega muy poco valor y obtiene beneficios extraordinarios de impuestos de internos y un arancel especial. Está dominado por dos figuras ligadas a la política, que son Ruben Cherñajovsky, el “padre” de Daniel Scioli y alguien con gran vínculo con el financiamiento del PJ, y Nicolás Caputo, el “alter ego” de Mauricio Macri y figura central en los mecanismos de financiamiento del Pro en Capital Federal. Se ve que estaban inquietos ya que hubo muchos llamados durante la sesión original de Diputados. Pero más de dos tercios de los senadores votaron a favor de eliminar ese artículo. Y eso dio lugar a coincidencias extraordinarias. Por ejemplo, Martín Lousteau acompañó a todo el bloque de La Libertad Avanza. ¿Por qué es importante este proyecto? Porque es muy difícil sacarle plata a los jubilados si uno mantiene este tipo de privilegios. Es complejo hacer un DNU como el 70/23, que se mete con las bibliotecas populares pero no toca a estos empresarios protegidos que han hecho fortunas incalculables y ofrecen bienes que están en la Argentina mucho más caros que en cualquier lugar del mundo, como un celular. Se abstuvo Luis Juez. Y Lucila Crexell, Andrea Cristina, Carlos Espínola, Edgardo Kueider, Guadalupe Tagliaferri y Alejandra Vigo votaron en contra. Es interesante lo de Tagliaferri porque siempre se la asocia a Rodríguez Larreta, y por esa vía al mecanismo de financiamiento ligado a Caputo. En este caso, no diría que sorprendió pero desmintió el prejuicio.
Hubo seis senadores de La Libertad Avanza que votaron a favor de un régimen de protección del mercado aberrante en nombre del anarcocapitalismo: Bruno Antonio Olivera Lucero, Juan Carlos Pagotto, Francisco Manuel Paoltroni, Ivanna Marcela Arrascaeta, Ezequiel Atauche y Vilma Facunda Bedia. Milei tuvo tres declaraciones respecto de Tierra del Fuego a lo largo de los últimos dos años. Primero dijo que era una aberración y una ofensa a los argentinos de bien. Al tiempo dijo que, en realidad, era un buen sistema que tendrían que imitar todas las provincias; no tener impuestos. Se olvidó de los impuestos internos que benefician a esos empresarios, igual que los aranceles de importación que les reservan mercados, etcétera. Y la última versión que da el Presidente y el Gobierno sobre el régimen de Tierra del Fuego es “bueno, hay derechos adquiridos”. ¿Por qué estos senadores votan? Muy probablemente porque también La Libertad Avanza se benefició de ese negocio tan inusual…
¿Por qué es importante todo esto? Porque delata que un gobierno que viene envuelto en las banderas de la libertad, convalida o impulsa este tipo de sistemas tan raros, sistemas de protección que existen, en este caso, en la isla de Tierra del Fuego.
¿Qué otras conclusiones podemos sacar de lo que pasó en el Congreso? Una es que el peronismo quedó políticamente muy herido porque hay un conjunto de gobernadores cada vez más alineados al Gobierno. Hay que mirar la operación que está llevando adelante la Casa Rosada, que lleva adelante Milei y, sobre todo, Guillermo Francos. Es una operación política que se podría comparar con lo que pasa habitualmente en Brasil cuando un presidente tiene que lograr que el Congreso funcione a su favor. Jair Bolsonaro llegó con un discurso que en términos de La Libertad Avanza sería “anticasta”. Lo sostuvo un tiempo, hasta que quedó empantanado porque no tenía leyes. ¿Qué debió hacer? Identificar dentro del Congreso a aquellos actores más cooperativos, más dispuestos a proveer orden y gobernabilidad, y armar ahí lo que se llama en Brasil el centrão. Es un grupo de diputados y senadores que responden a gobernadores o que no tienen una ambición de llevar adelante una carrera nacional - o por lo menos, no todavía- y están dispuestos a acompañar al Poder Ejecutivo, sobre todo porque sus electores ven con simpatía la política del Ejecutivo. Eso es lo que están haciendo Milei y Guillermo Francos en la Argentina.
¿Quiénes son los socios en esta operación del Gobierno de armar un centrão? No es un oficialismo, es una base de cooperación que no necesariamente supone que se va a incorporar al gobierno. Ahí están el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz; el de Catamarca, Raúl Jalil; el de Misiones, Hugo Pasalacqua; el de Jujuy, Carlos Sadir; y, probablemente, el de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. Es posible que esos gobernadores le sigan proveyendo al Gobierno una base de operación en el Congreso, que se suma a un sector del radicalismo, a los votos del bloque de Pichetto, en algunos casos, aunque mucho más lejos del Gobierno a la Coalición Cívica de López y, obviamente, al Pro, que está mucho más cerca del Gobierno. En el caso del sector ligado a Patricia Bullrich, adentro del Gobierno.
Está apareciendo un oficialismo que amplía sus límites y su capacidad de operación.
¿Por qué es importante y por qué es preocupante para el peronismo? Porque puede derivar en una fractura de los bloques de Unión por la Patria. Esto es lo que está mirando Cristina, que se identifica más bien con las manifestaciones fuera del Congreso, señaladas por el Gobierno y por este nuevo oficialismo como vandálicas, señaladas por el kirchnerismo y organizaciones internacionales de Derechos Humanos - como Amnistía Internacional o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que acaba de llamar a una audiencia- como un caso de represión que estaría indicando que hay derechos que están retrocediendo en la Argentina. Incluso, Amnistía mandó una carta a la reunión del G7 sobre este tema, ahí hay una disputa.
El kirchnerismo se repliega sobre el sector más duro, va a la Plaza de Mayo, e intenta desde la plaza interrumpir el tratamiento legislativo. Otro sector del peronismo convive con el Gobierno y lo ayuda. Estamos ante una nueva configuración, en la búsqueda de una nueva fórmula política de esta Argentina que quedó desarticulada después de las elecciones del año pasado.
Hay otro actor, un actor problemático, sobre todo para él y su institución: el papa Francisco. Daría la impresión de que la oposición conceptual, ideológica no necesariamente política, pero sí en términos de valores a Milei, está en Roma. También puede haber algo de picardía, muy típica de Jorge Bergoglio. Él sabía que iba Milei a verlo, y una semana antes, habrá pensado: “Me inoculo todo lo que haya de anti-Milei caminando por Roma para no quedar identificado con un gobierno ultraliberal” que seguramente le resulta muy difícil de tolerar con la ideología de Bergoglio.
En esa foto mira para otro lado en la que se desplegó una bandera de Aerolíneas, no está ni sonriendo, es como que no están los de al lado.
El Papa recibió a Axel Kicillof y a Carlos Bianco. Alegría. Esto lo leen muchos católicos, muchos militantes católicos que están muy enojados con la llegada de Milei, que ven la llegada de Milei como una pesadilla desde el punto de vista ideológico, lo leen como un impulso a hacer una determinada política. Y, a veces, ese impulso no encuentra control y se le va de las manos. Por ejemplo, en la misa que se celebró en la iglesia San Cristóbal en Constitución.
Era en una misa en conmemoración de la memoria de Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo. El que presidía esta celebración, Monseñor Gustavo Carrara, obispo auxiliar de la Ciudad de Buenos Aires, encargado de la pastoral villera. Probablemente, fue sorprendido por otros curas que celebraban la misa y se pusieron a cantar, casi con tono litúrgico, “La patria no se vende”. Este movimiento hímnico o ritual desencadenó una reacción en el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva. “La eucaristía es algo sagrado, por eso la misa es algo sagrado, porque está en las entrañas más profundas de la fe de nuestro pueblo. Aquí venimos a alimentarnos de unidad, de fraternidad, de paz. Por eso no está bueno utilizar la misa para dividir, fragmentar y partidizar. No está bueno usar la misa para que terminemos separados como hermanos. Y tampoco está bueno contar con la buena fe de quienes participan de la eucaristía, o de los sacerdotes a los que se invita a presidirla, para que después pase lo que ha pasado en estos días. Como le ha pasado a Monseñor Gustavo Carrara. La misa es algo sagrado. La misa es para unirnos, para ser hermanos y ser testigos del reino en las calles”, expresó. (Cuerva) Está diciendo que a Monseñor Carrara le hicieron una encerrona en misa.
¿Qué va a pasar en el Congreso? Probablemente, baje la temperatura hasta la próxima estación, que es el tratamiento en el Senado del pliego de Ariel Lijo. Esta semana vence el plazo para impugnaciones y sigue la marcha hacia el tratamiento del pliego en la Comisión de Acuerdos, que preside Guadalupe Tagliaferri. Todavía es un signo de interrogación a pesar de que Lijo asegura ya tener los votos. Además, está en consideración del Senado el pliego del doctor Manuel García Mansilla, que es un profesor que también fue postulado por el Gobierno para ocupar un lugar en la Corte.
¿Dónde va a estar el foco ahora? En el Poder Ejecutivo. Y es muy importante lo que sucedió en relación con el Fondo Monetario Internacional. Se puede contar una pequeña anécdota que tiene el pecado de, en un aspecto, ser autorreferencial. Pero tiene el mérito de mostrar como miente con picardía un político, en este caso, Luis Caputo. El Gobierno acaba de informar que está conversando para conseguir fondos nuevos, que no son los del programa original firmado por [Mauricio] Macri.
Habíamos dado esa información, en condicional, la última semana de diciembre del año pasado. Cuando dijimos eso, el Ministerio de Economía, Caputo, emitió un comunicado un poco insólito, inclusive con una referencia personal, diciendo que era falso que se estuviera conversando con el Fondo sobre nuevos recursos. Fue curioso porque la noche en que salió ese comunicado, tan inusual, dirigido a una persona, muy poco institucional, recomendando que la gente se informe por medios públicos - medios públicos que el Gobierno está cerrando-, Javier Milei le dio una entrevista a Luis Majul en la que confirmó que se está hablando de pedir nuevos fondos. Lo interesante es que ahora, el mismo ministro Caputo admite que va a solicitar esos nuevos fondos. Y cuando lo admite dice que él viene conversando con las autoridades del FMI para conseguir este desembolso desde agosto del año pasado. Probablemente, cuando él trabajaba para Horacio Rodríguez Larreta, no para Milei. Pequeñas artimañas de los políticos, con tan mala relación con la verdad, en este caso, del político Luis Caputo. Lo cierto es que ahora se acaba de iniciar la negociación con el Fondo, que parte de la base de un informe muy importante que hizo hoy el staff del organismo, referido a la perspectiva de la economía argentina.
A ese informe hay que mirarlo de cerca porque tiene una cantidad de detalles muy relevantes. Primero, hay una preocupación del Fondo por la tensión social. ¿Por qué? Porque están preocupados por la dimensión de la recesión y prevén que va a ser más larga que lo que dice el Gobierno. Está escrito por las autoridades del Fondo. Pero si alguien hablara con los representantes de Estados Unidos, de Japón o de Alemania dentro del organismo, que son las tres potencias que lo controlan,- la primera respuesta respecto de cómo ven la Argentina referiría temor a un tensión social.
Hay otro mensaje en este informe que es un aplauso al Gobierno por la marcha del plan anti-inflacionario, que es la contracara de la recesión. El Fondo corrigió el pronóstico sobre inflación en la Argentina de 153% anual a 140% al año y reconoce que ahí hay un gran logro del Gobierno, que fue la otra gran noticia que tuvo la administración de Milei el jueves de la semana pasada con una inflación del 4,2% al mes.
Sin embargo, tal vez lo más importante de este informe del Fondo está en que los técnicos establecen cuál es el horizonte de la Argentina en una materia que es, o era, la gran incógnita de este programa económico: la Argentina va hacia un sistema cambiario y monetario de libre flotación. Es importante. Va hacia un régimen cambiario similar al de Perú y similar al de Uruguay, dicho textualmente por los técnicos del Fondo. ¿Qué quiere decir? Que no se cierra el Banco Central, que no va haber la denominada dolarización endógena, que el Banco Central, probablemente, va a poder emitir, si esa emisión no es inflacionaria, para comprar divisas, algo que Milei negó varias veces en distintos discursos. Que no va a haber un congelamiento de la base monetaria para ir hacia una deflación, algo que Milei defendió en el discurso que pronunció en la comida de la Fundación Libertad hace pocos meses.
Además, advierten que los impuestos en la Argentina se van a pagar en pesos, lo cual descarta cualquier proyecto de dolarización. Esas son las novedades del informe del FMI que dice que, en materia económica la Argentina va hacia un modelo mucho más convencional y clásico en el cual, probablemente, la inflación baje más lento.
Para el FMI, lo más peculiar, lo más divergente del “experimento Milei”, Milei diría que es “lo más intenso” hay que dejarlo de lado para ir a un modelo y a una política menos sorprendente.
¿Quién es el autor ideológico de esto? Rodrigo Valdés, exministro de Economía de Chile durante el gobierno de Michelle Bachelet, un técnico clásico, muy reconocido desde el punto de vista académico y profesional, que ya había estado en el Fondo. Ahora es el director del Departamento del Hemisferio Occidental, de las Américas dentro del FMI, y es el encargado del programa argentino, dependiendo sobre de Gita Gopinath, que es la economista que representa a Estados Unidos en el directorio.
Todo indica que Valdés le puso un límite al enfoque de Milei, lo cual explica que Milei no tenga gran simpatía hacia él y probablemente le haya hecho saber esa antipatía a Kristalina Georgieva en las sucesivas conversaciones que han tenido: La última, en Roma.
Es un dato interesante la presencia del chileno en el Fondo porque puede ser que el gobierno argentino, el ministerio de Economía, incorpore a un chileno nacido argentino como secretario de Política Económica, como macroeconomista del equipo, en reemplazo de Joaquin Cottani, que está dejando el Ministerio para volver a vivir con su familia en Nueva York. No hay nada definido todavía. Pero ese economista chileno al que se convocó se llama José Luiz Daza, es muy escuchado en Chile, y desplegó una larga carrera en Wall Street. Parte de esa carrera la compartió con Caputo en JP Morgan. Daza fue también socio de un economista muy ascendente en el oído de Milei, Demian Reidel, director del equipo de asesores del Presidente. Reidel, Daza y otro argentino, David Sekiguchi, estuvieron asociados en un fondo en Estados Unidos. Todavía no es nada seguro, pero el Gobierno estaría incorporando un macroeconomista que, probablemente, tenga una visión bastante parecida a la de Valdés, con la peculiaridad de que los dos son chilenos.
Daza nació en Argentina porque su padre era diplomático. Pedro Daza, además de un integrante ilustre de la Masonería, fue un gran diplomático chileno, muy importante, fue embajador de las Naciones Unidas, en la OEA, y le tocó ser el defensor de la posición chilena en el conflicto de la salida de Bolivia al mar siendo embajador de Chile en ese país durante la presidencia de Jorge Alessandri. Por eso nace en Argentina y podría volver al país como el segundo del Ministerio de Economía para llevar adelante la negociación con su compatriota Valdes.
En todo el replanteo de la política y del equipo económico todavía queda la incógnita de qué lugar va a obtener un amigo de Daza|, un íntimo amigo de Reidel: Federico Sturzenegger, a quien están por crearle un ministerio con una sola limitación: que, como es obvio, a Luis Caputo no le gusta que haya otro economista en un ministerio que puede rozarse con el propio, aunque sea un Ministerio de Microeconomía o de Modernización. Así que todavía no se resuelve en la negociación imaginaria, entre Milei y Luis Caputo, el lugar que va a tener Sturzenegger en el gobierno.
Otros cambios de ajuste. Vamos a ver un relanzamiento de Sandra Pettovello, probablemente más desligada de conflictos dentro del Ministerio de Capital Humano, para promover un plan de alfabetización. También va a haber ajustes en la Cancillería. Algunos imaginan el reemplazo de Diana Mondino. Lo que sabemos es que Karina Milei le puso el ojo a la Cancillería. Ya le sacó el área de atracción de inversiones. Aparentemente le confió esa tarea a un agente de la AFI. Además, la hermana del Presidente destacó en un despacho, al lado de la oficina de Mondino, a una amiga suya, una prestigiosa abogada de familia, Ursula Basset, profesora de la Universidad Católica Argentina (UCA). Basset tiene que revisar todo lo que está pasando en la Cancillería. Es una especie de dulce intervención de Karina Milei sobre Diana Mondino. Hay varios con el serrucho tratando de voltearla a Mondino para ser canciller. El primero en la fila es Gerardo Werthein, embajador en Estados Unidos. Hay quienes quieren a Daniel Scioli en esa posición. Y están los que fantasean, dada la gravitación que tiene en el concepto de Milei, que Demian Reidel va a terminar al frente de la Cancillería.
Hay ajustes en algunas relaciones. China llevó al Gobierno hasta el borde, hasta el día en el que, si no se renovaba el Swap, se caía el acuerdo con el Fondo y el acuerdo con el Club de París. Dinamitaba la política económica. A último momento le dio el okey. Pero Milei sintió el poder de Xi Jinping. ¿Va a haber visita de Milei a China? Todavía no se sabe. Los chinos todavía no la tienen contemplada.
Otro ajuste pendiente de la política exterior es Milei y Lula. Hubo una estrategia refinadísima de ambos para no cruzarse en el G7 el fin de semana. Lula hizo un discurso muy encendido en la reunión, donde planteó la necesidad de generar un impuesto nuevo a escala global para los megamillonarios, y también de regular con un sentido igualitario internacional el desarrollo de la Inteligencia Artificial. ¿Cuál es el misterio para la Argentina de la reunión del G7? ¿Cuál fue el discurso de Milei ante Joe Biden, Francisco o Alessandri? No hay ningún mensaje de la Casa Rosada que nos cuente de qué habló Milei frente a esa audiencia que, probablemente, no comparte todos sus valores ni todas sus ideas.
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