“Milei en primera”: ¿fake news estratégica o pronóstico posible?
El libertario corre el riesgo de instalar una expectativa muy alta que tal vez no pueda cumplir; es una jugada de dos caras
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Hay dos preguntas centrales que atraviesan la jornada de hoy. La primera, si Javier Milei será capaz de garantizar un triunfo en primera vuelta. La segunda, si el nivel de abstención electoral que se registró en las PASO se reducirá lo suficiente como para abrir la posibilidad de desnivelar el escenario de tres tercios imperfectos de la elección de agosto. ¿Cuál de los tres principales candidatos, Milei, Bullrich, Massa, será más exitoso a la hora de captar votos en esa pecera como para desbalancear los resultados en su favor y, finalmente, consagrarse como ganador absoluto o, al menos, como primero y segundo en un eventual ballottage? En este punto, el desafío es mayor para Bullrich y Massa.
“Es probable que ganemos en primera vuelta”, planteó Milei en su cierre de campaña. Los datos conocidos no permiten llegar a esa conclusión. Pero está claro: con los instrumentos de navegación hechos pedazos en medio de la tormenta electoral, la Argentina llega hoy con plena incertidumbre a las urnas. Todo puede pasar.
¿Por qué arriesga ese pronóstico el libertario? Si no se da, ¿quedará expuesto ante la “derrota” de su expectativa? El tema es si es una fake news estratégica o un pronóstico realista. En principio, se ve una estrategia de dos caras. Por un lado, detrás de generar un clima de triunfo anticipado funciona la pretensión de construir una profecía autocumplida de victoria electoral. Por otro lado, de no darse ese triunfo en primera vuelta, se produce otro efecto: sembrar sospechas sobre ese resultado que, para los libertarios, parecía obvio. Milei podrá autopercibirse como víctima de un posible fraude. La Libertad Avanza empezó a construir esa línea interpretativa la semana pasada, cuando denunció esa posibilidad ante la Justicia. En todo caso, Milei sacará ventaja en los dos escenarios.
El resultado final se conocerá después de las 22 horas. Pero hay un dato que se sabrá al cierre del día de votación, a las 18 horas: el nivel de abstención electoral. Si ese indicador baja significativamente en comparación con las PASO, la suerte de los tres candidatos principales seguirá abierta: el quid de la cuestión es quién capturará más votos de ese electorado más apático.
Patricia Bullrich enfrenta el mayor desafío: tiene que asegurar su tercio con el voto dentro de la propia pecera de Juntos por el Cambio, los que optaron por Horacio Rodríguez Larreta en la interna, y, al mismo tiempo, sumar votantes en una pecera más amplia.
En unas horas se define el futuro.
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