Miguel Bonasso desmintió una versión difundida por Horacio Verbitsky sobre los últimos días de Rodolfo Walsh
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El periodista y exdiputado Miguel Bonasso envió a LA NACION una nota aclaratoria vinculada al texto de Ceferino Reato titulado “Rodolfo Walsh, 45 años después: la verdadera historia de la muerte de la persona clave del aparato de Inteligencia de Montoneros”, a raíz de una mención que se hace de su persona en vinculación con aquel hecho de 1977.
Bonasso dice que en el texto -que es un extracto del libro “Masacre en el Comedor” (Sudamericana)- se reproduce una versión difundida por Horacio Verbitsky, con quien mantiene una disputa de larga data sobre el tema. “Se cita una vieja calumnia en mi contra pergeñada hace algunos años por Horacio Verbitsky: que Rodolfo Walsh cayó en manos de la ESMA porque yo no habría cubierto una cita donde debía entregarle un pasaje (sic) para salir del país”.
Para Bonasso esa tesis se parece a “un gag de Woody Allen”. Dice: “Violando todas las leyes de la compartimentación y actuando como una agencia de turismo, la organización clandestina Montoneros entregaba pasajes a los militantes que enviaba al exterior. No es así, estimados: te daban unos papelitos verdes con la efigie de Benjamín Franklin y documentos ‘yutos’ con una identidad falsa que solamente conocías vos y el compañero que los fabricaba”.
Bonasso recuerda que tiempo atrás desafió a Verbitsky a testimoniar juntos frente a la Justicia en la causa ESMA y a debatir en la TV. “Se hizo el burro. Muy pronto ese desafío perdió vigencia, cuando Patricia Walsh, hija de Rodolfo, dijo que era una falsedad de Verbitsky”. Según su explicación, la hija de Walsh aclaró que su padre no esperaba pasaje alguno porque no quería salir del país.
“Es exactamente lo que me dijo Lilia Ferreyra de Walsh, la compañera de Rodolfo ya fallecida. Curiosamente, Verbitsky citó a Lilia como fuente cuando ya había fallecido. Ella me había dicho lo mismo que Patricia: Rodolfo no quería irse del país por razones éticas y afectivas: aquí había muerto, asesinada por el Ejército en 1976, su otra hija, Victoria. Es fácil desmentir al calumniador: tengo una grabación de la maravillosa charla que Lilia dio en mi cátedra de la Universidad de Quilmes en el año 2002. ¿Hubiera ido a contar la historia personal de Rodolfo en la cátedra del que supuestamente lo entregó?”
Y concluye: “Walsh fue mi compañero y mi maestro. Un héroe y un talento al que le voy a rendir homenaje toda mi vida. No voy a permitir que ningún “experto en inteligencia” venga a tratar de ensuciar esa relación que tanto valoro”.
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